Desde el comienzo de la pandemia, los respiradores se transformaron en un bien escaso en todo el mundo. Con la producción nacional saturada, la provincia de Buenos Aires salió a comprar 200 respiradores. La operación se canalizó a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), un resorte utilizado para mejorar los niveles de transparencia. Pero terminó en un escándalo. La contratación, revelada por Infobae el 2 de julio, establecía un pago anticipado de $124 millones, un 40% del total. Una empresa nacional cobró el anticipo pero nunca pudo cumplir con lo pactado y terminó denunciando por estafa a su proveedor, Damian Nevi, el mismo empresario que está preso por la venta de barbijos a la Ciudad de Buenos Aires. Cinco meses después, la Justicia procesó al proveedor, rescató 90 respiradores (distintos a los que se iban a comprar) y los puso a disposición del Ministerio de Salud, pero la empresa se opuso alegando que la Provincia ya comenzó a recuperar el dinero.
La historia arrancó el 2 de abril, con la contratación directa de la firma Aeromedical, que registra antecedentes en el rubro y decenas de operaciones con el Estado durante la pandemia. La Provincia se comprometía a pagar un total de $310 millones ($280 millones más IVA al 10,5%) por los 200 respiradores.
La contratación se canalizó través del Programa 16/006 del PNUD, el mismo que permitió solventar los insumos que llegaron desde China en los aviones de Aerolíneas Argentinas. Pero se trataba de fondos públicos que aportó la provincia de Buenos Aires: el PNUD solo se encarga de la parte administrativa.
Aeromedical no tenía los respiradores. Apenas un acuerdo firmado con Nevi y dos brokers que se dedicaban a la caza de posibles clientes. Tres días antes de ser contratada por la Provincia, el 30 de marzo, Nevi le mandó a la empresa un presupuesto por 200 respiradores invasivos (para casos graves que necesitan intubación) de la marca General Electric. El valor de cada uno era de $1.040.000 más IVA.
Nevi aseguraba que los importaba de China, aunque esos respiradores no se fabricaban en el país asiático. Encima, el empresario no estaba autorizado a importarlos. “Las únicas compañías autorizadas a la fecha para la comercialización de ventiladores de GE Healthcare en Argentina ante la ANMAT son las empresas JAEJ SA y GE Healthcare Argentina S.A.”, informó General Electric cuando Infobae reveló el escándalo.
El 2 de abril, el mismo día que se materializó la contratación con la Provincia, Aeromedical le pagó a su proveedor, mediante un cheque, un anticipo de $68.952.000, un 30% del total acordado con Nevi. Doce días después, Nevi se volvió a contactar con el dueño de Aeromedical por Whatsapp: aseguró que el cheque había sido rechazado y amenazó con voltear la operación.
Pese a las dificultades para operar con los bancos, los dueños de esa firma decidieron hacer una transferencia a una cuenta personal de Nevi en el Banco Credicoop, la misma que utilizó para cobrar el dinero que pagó el Gobierno de la Ciudad por una compra de 5 millones de barbijos.
Desde ese día, Nevi comenzó a improvisar una serie de excusas. No podía conseguir lo que se había comprometido a proveer, los respiradores General Electric, y puso en marcha un “plan B”. El teléfono del empresario terminó revelando que a fines de abril ya había acordado la importación de 90 respiradores desde China completamente diferentes a los que había vendido: eran no invasivos y de otra marca.
El 21 de abril, a las 21:26, el agente de carga Juan Kachuka le mandó a Nevi una imagen sobre el respirador modelo “S9030-BIPAP+PC ventilation mode” y le preguntó si servía. “Sí, sí, excelente”, fue la respuesta del empresario.
Las negociaciones avanzaron. El 4 de mayo, Kachuka otra vez le preguntó a Nevi por mensaje de texto: “¿Te están reclamando algún otro modelo?” y le mandó una foto del respirador: “S9030 Duo-level non invasiveVentilator”. Nevi respondió con un mensaje de audio: “Sí, el GE, por eso, boludo, no le pongas GE porque se van a dar cuenta que no es; no importa, igual ese sirve bien”. Kachuka volvió a aclarar que los respiradores de la marca General Electric no se conseguían: “El GE no hay ni en Israel (…) di vuelta por medio mundo prácticamente buscando eso”.
Sabiendo que no tenía el mismo producto que había vendido, Nevi le mandó al responsable de Aeromedical guías aéreas cortadas para que no se diera cuenta de que eran respiradores no invasivos los que estaban llegando al país.
El 11 de mayo, Nevi fue hasta las oficinas de Aeromedical y aseguró que ya había importado 90 equipos y que los otros 110 estaban en camino desde Hong Kong. Una semana después, el empresario terminaría detenido por orden de la jueza criminal y correccional Paula González. En su casa, la Policía secuestró $810.000 dentro de una valija de color gris, con una nota que rezaba “ESTE ES EL PAGO TUYO”.
Los 90 respiradores que había importado Nevi quedaron varados en el hangar de importaciones de la Terminal de Cargas (TCA), en el aeropuerto de Ezeiza. Hace dos semanas, la jueza Paula González procesó al empresario por ese caso y ordenó hacer entrega de los respiradores, en carácter de depositario judicial, al Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires. La medida todavía no se hizo efectiva por una apelación de la empresa Aeromedical.
En el medio, la Provincia acaba de recuperar más de $56 millones. El pago lo hizo un seguro de caución, unas de las exigencias que incluyen los programas PNUD. “El viernes se hizo efectivo el pago de $56.108.597. En 30 días deberían pagar el resto del dinero”, confirmaron a Infobae fuentes de Aeromedical y de la Provincia.
Con este acuerdo, el Ministerio de Salud bonaerense no reclamaría los respiradores varados en Ezeiza. El destino de esos aparatos quedó en manos de la Justicia.