El procurador General de la Ciudad, Gabriel Astarloa, ya sabía desde la noche del miércoles que trabajaría todo el fin de semana. Pasó buena parte del jueves y el viernes en las oficinas del Gobierno porteño de la calle Uspallata. Es quién lleva adelante la estrategia técnica de la presentación que Horacio Rodríguez Larreta pretende llevar a la Corte Suprema, hacia mediados de la semana próxima. Será un largo escrito judicial, con la intención inmediata de paralizar el recorte de 1,18 puntos porcentuales que dispuso por decreto Alberto Fernández, y la pretensión ulterior de lograr la declaración de inconstitucionalidad de la decisión presidencial.
Astarloa no será el único que remará durante todo el fin de semana. Rodríguez Larreta deberá atender tres frentes: el judicial, el económico y el político. Y en cada uno de ellos encontrará dificultades. El jefe de Gobierno sabe que Cristina Kirchner lo tiene apuntado y eso implica que su relación política con el Presidente quedó congelada hasta nuevo aviso.
Rodríguez Larreta ya leyó innumerables veces el inesperado decreto simple de Alberto Fernández y asumió que no se trata de un recorte de un punto de la coparticipación porteña. El artículo 2 de ese decreto prevé que la coparticipación de la Ciudad quedará reducida al 1,40%, la cifra que percibía CABA antes de que Mauricio Macri la duplicara por decreto en 2016, aunque un importante recorte frente al 3,50% que el gobierno porteño podía desplegar antes de la crisis policial bonaerense y los consejos de CFK.
Sin diálogo con la Casa Rosada desde la noche del miércoles, cuando Rodríguez Larreta mantuvo un tenso y breve diálogo telefónico con el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro, y de no responder al mensaje del jefe de Estado, que le avisó un minuto antes del anuncio de Olivos que avanzaría con la quita de parte de los recursos, en las oficinas de Uspallata aseguran que serán el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, y el ministro de Salud, Fernán Quirós, los encargados de interactuar con sus pares de Nación para empezar a definir cómo será la continuidad de la cuarentena.
Es decir: Rodríguez Larreta duda si regresar a Olivos para encontrarse cara a cara con el Presidente, situación habitual hasta hace algunas semanas a la hora de definir qué sucederá con la cuarentena en el AMBA. El Jefe de Gobierno porteño está dolido, se siente traicionado, y poco sirvió su larga conversación con Sergio Massa, titular de la Cámara de Diputados. Massa habló con el jefe de Gobierno a título personal, y alegó a favor de Alberto Fernández. Sirvió de poco.
Por ahora, en el entorno del jefe de Gobierno no ven señales concretas de que el vínculo con la Casa Rosada pueda recomponerse con facilidad. En el Frente de Todos resaltan que se trata de una exageración, y que Rodríguez Larreta sobreactúa por sus propias tensiones internas con el ala extrema del PRO y Juntos por el Cambio, que pedía a gritos terminar con la cordialidad con el Gobierno.
En el almuerzo de ayer en el comedor del tercer piso de la sede del Gobierno porteño, que aglutinó a los socios del PRO en la Ciudad -la UCR, el socialismo, la Coalición Cívica y Confianza Pública-, había sin embargo un enojo palpable, que incluso amenaza con contaminar la relación parlamentaria en el Congreso entre el oficialismo y la oposición. “¡No les votamos una ley más!", subrayó Emiliano Yacobitti, diputado radical. Lo reconoció esta mañana Diego Santilli en la reunión del gabinete ampliado, ante decenas de funcionarios: “El problema es más político que judicial y económico”.
Astarloa recibe órdenes directas de Rodríguez Larreta y está en contacto permanente con Jorge Djivaris, subsecretario de Justicia de la Ciudad, y María Leticia Montiel, secretaria Legal y Técnica, ambos supervisados por el jefe de Gabinete, Felipe Miguel.
Por fuera, hay un grupo de asesores jurídicos de confianza de Rodríguez Larreta que monitorean informalmente la presentación. Pertenecen a estudios de abogados porteños que llegan sin escalas al cuarto piso del Palacio de Tribunales, adonde atiende la Corte Suprema.
El equipo de asesores jurídicos de la Ciudad no ha definido todavía la modalidad del recurso. Es decir, si la cautelar con la que Rodríguez Larreta pretende cortar la quita de recursos y el amparo sobre la cuestión de fondo -la inconstitucionalidad de la medida- irían de la mano. Tampoco si apelarían a un abogado constitucionalista de renombre para ponerle la firma a la presentación.
Ayer mismo, con la publicación del Boletín Oficial, la Ciudad ya empezó a recibir menos fondos por parte del Estado nacional. Con un promedio de $450 millones diarios, el Ejecutivo porteño recibió este jueves unos $300 millones.
En paralelo, el fin de semana, el ministro de Hacienda, Martín Mura, tenía previsto empezar a redefinir el presupuesto. La Ciudad da cuenta de que el quite para lo que resta del año significa unos $13.000 millones. Para 2021, serían unos $50.000 millones, alrededor del 10% del presupuesto total de CABA. Por ahora.
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