Susana Martinengo, la ex funcionaria de la Casa Rosada acusada de ser parte del espionaje ilegal supuestamente montado durante el macrismo para perseguir a políticos, jueces y gremialistas, negó hoy ante el juez Juan Pablo Augé las acusaciones en su contra. Es más, la encargada del área de Documentación Presidencial en la gestión Cambiemos aseguró que “ninguna tarea” vinculada al mundo de la inteligencia le fue pedida por el presidente Mauricio Macri o su secretario privado, Darío Nieto, también imputado.
Según explicó, era una “simple empleada administrativa” dentro de la Casa Rosada que no tenía a su alcance “cumplir rol alguno en la supuesta maquinaria delictiva” que se investiga en Lomas de Zamora. “Para decirlo del modo más sencillo posible: teniendo en cuenta mis aptitudes y el rol que desempeñaba en la función pública, ningún rol útil pude haber ocupado en la declamada asociación ilícita”, afirmó. “En síntesis, no fui nexo entre agentes de inteligencia y los funcionarios que ocupaban altos cargos en el Gobierno Nacional”.
La declaración de Martinengo forma parte de la ronda de indagatorias que dispuso la justicia de Lomas de Zamora, en donde incluyó a Nieto y los ex jefes de la AFI Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, ya procesados por el “Instituto Patria”.
Aunque frente al juez Auge y la fiscalía eligió el silencio, su descargo vino a través de un escrito de casi 80 páginas en donde en líneas generales volvió a sostener que se relacionó con dos de los agentes acusados, Leandro Araque y Jorge “Turco” Saez, fue un “vínculo afectivo” que se potenció a otro nivel por su “ambición” de ser candidata para un cargo legislativo en la provincia de Buenos Aires.
“Dado mi cordial relación con personas de diferentes áreas de gobierno, con jerarquía similar a la mía (empleados de Ministerios y otros organismos públicos), Sáez y Araque solían plantearme problemas puntuales de tipo social que aquejaban a personas de bajos recursos de su conocimiento y yo me avocaba a tratar de solucionarlos”, dijo. “Fue así que en un momento tuve la ambición de integrar una lista como candidata a diputada provincial, oportunidad en que solicité la ayuda que suponía el vínculo que mis amigos tenían con algunos movimientos sociales de la Provincia de Buenos Aires, circunstancias con las cuales se vinculan los encuentros que me fueron reprochados en mi anterior declaración y algunos de los diálogos a través de whatsapp”, dijo.
“Nada tuvieron que ver las reuniones que se celebraron con cualquier tipo de tarea de inteligencia”, afirmó. Y añadió: “mi pasajera ambición personal no tuvo éxito, razón por la cual continué militando y cumpliendo el rol que el gobierno me había asignado”.
Pero además la defensa de Martinengo jugó en tándem con la de Araque, que -tal como había contado Infobae- planteó dudas sobre la cadena de custodia sobre su teléfono, pieza clave para reconstruir los mensajes que compartía el grupo “SuperMarioBross”, en donde los espías subían detalles de los seguimientos que realizaban.“ Nunca me representé la existencia de información de inteligencia elaborada de modo ilegal. Pero esto es solo una especulación, puesto que la real existencia de esos chats y los diálogos contenidos no me consta en modo alguno”, dijo en el escrito. Todo fue obtenido “del teléfono de Araque quien, según las expresiones que volcara en su segunda declaración indagatoria, no reconoce que efectivamente hayan existido esas constancias en su teléfono celular”.
La fiscal Cecilia Incardona y su colega Sebastian Eyherabide aseguron que “a Susana Martinengo no sólo le constaba el carácter de agentes de la AFI que detentaban Araque y Sáez, sino que se valía de ello para obtener información, no sólo para favorecer sus aspiraciones personales y sino también transmitirla a su superior, Darío Nieto”.
La figura de Martinengo fue introducida por la vicepresidenta Cristina Kirchner en la causa cuando, después de ir a Lomas de Zamora para conocer las pruebas del expediente, presentó un escrito en donde afirmó: “Los espías y la funcionaria aparentemente junto con otras personas mantuvieron diversas reuniones en la propia Casa de Gobierno en una oficina que está situada a no más de 50 metros del despacho que ocupara el ingeniero Mauricio Macri”.
Desde el principio, en Cambiemos afirmaron que ni siquiera la conocían. A fines de junio, la mujer quedó detenida junto a otra veintena de espías que más tarde fueron liberados aunque siguen investigados. Es más: a todos se los acusó de haber formado una asociación ilícita para llevar adelante espionaje político.
La causa investiga si la AFI de Mauricio Macri espió a diferentes personajes de la vida pública. La lista de querellantes la abrió Cristina Kirchner, pero incluyó a políticos del propio espacio político de Cambiemos como Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal, Emilio Monzó, Nicolás Massot, Diego Santilli o Waldo Wolff. Además, la causa señaló que también se hizo monitoreo sobre Hugo Moyano, Martín Irurzun y el periodista Hugo Alconoda Mon.