Con mayor o menor intensidad, los policías bonaerenses que presentaron una batería de reclamos ante las autoridades de la provincia de Buenos Aires, entre ellos una recomposición salarial de casi el 60%, continuarán movilizados, al menos hasta que Axel Kicillof anuncie la decisión que tomará sobre el tema. Así se lo confirmó a Infobae uno de los altos jefes de la cúpula policial que por ahora continúa en el cargo.
La presencia de decenas de uniformados en los alrededores de Puente 12, lugar donde el jefe de la fuerza y el ministro de Seguridad, Sergio Berni, tienen su comando operativo, era observado con detenimiento y preocupación tanto por las autoridades provinciales como por el Gobierno nacional.
Sucede que el anuncio de Alberto Fernández, que decidió quitarle a la Ciudad de Buenos Aires más de 30 mil millones de pesos anuales de coparticipación para solucionar el conflicto de la policía bonaerense, no desactivo la movilización.
Por el contrario, en una reunión entre voceros de grupos de uniformados de distritos como La Matanza, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Merlo, Moreno y Esteban Echeverría, entre otros, se decidió seguir en vela hasta conocer las resoluciones políticas, que se esperan para las próximas horas.
Según un parte interno al que accedió Infobae, los agentes movilizados en las calles son alrededor de 1.700 y buena parte pertenece a las policías locales. Esa fue la cantidad aproximada de efectivos que no asistieron a sus lugares de trabajo, se llevaron los móviles para hacer sonar las sirenas y se trasladaron a los sitios elegidos para protestar, como frente a la Quinta de Olivos, a la que rodearon armados en un acto que fue considerado como “intimidatorio”.
Ya están identificados y, a su vez, un porcentaje de ellos denunciado ante las fiscalías de turno por haberse retirado de las dependencias con los vehículos oficiales y por haber abandonado las guardias de servicio de manera inconsulta. De todas formas, se trató de un número pequeño si se tiene en cuenta que la fuerza está compuesta por 90.000 hombres y mujeres.
Los mismos partes indican que el reclamo es considerado como “justo” por la totalidad de los numerarios y que en todas las jurisdicciones de la provincia hubo algún tipo de manifestación para expresar su apoyo. “Una cosa es dar cuatro vueltas a la plaza del pueblo con la sirena prendida y después recorrer las cuadrículas que les corresponde y otra muy distinta es apropiarse de los móviles”, remarcó, sin embargo, una de las máximas autoridades de la fuerza.
En tanto, la lista de reclamos que el grupo de 10 representantes le presentó al viceministro de Seguridad, Darío Ruiz, comenzó con la solicitud de que no se sancione a ninguno de los policías que encabezaron las movilizaciones y a quienes dejaron sus puestos. Pero eso no sucederá: habrá sanciones. “Si no mostramos que hay consecuencias, se incendia la provincia. No se puede permitir cualquier cosa”, razonó uno de los funcionarios de estrecha confianza de Berni.
El Ministro conocía el malestar en la fuerza por los magros salarios desde el comienzo de su gestión. Por eso, el lunes pasado expresó públicamente que los reclamos son “justos”. “Más que chalecos antibalas el personal necesita plata. A los muchachos el sueldo no les alcanza”, le manifestó un alto jefe de la policía cuando Berni le preguntó cuáles eran las principales necesidades en la fuerza. El funcionario se lo transmitió al Gobernador. Eso fue antes de la Navidad pasada.
Desde entonces, los uniformados cobran cada vez menos porque la pandemia no hizo más que agravar la situación. Es que los exiguos salarios se compensaban un poco con las horas extras, aunque hay que remarcar las diferencias entre horas CORES y POLAD.
Las primeras son las adicionales tradicionales, obligatorias en la emergencia sanitaria, pero el pago no llega a 50 pesos la hora. Las POLAD eran, por ejemplo, las horas dedicadas a la seguridad en eventos deportivos y recitales, que se suspendieron por el extenso parate de esas actividades.
Asimismo, el monto extra que ingresaba por cuidar a un supermercado de barrio se prohibió porque todo el personal estaba abocado a los controles relacionados con el cumplimiento de la cuarentena, recorriendo los barrios, auxiliando al sistema sanitario y desalojando a los intrusos que se multiplicaban en los barrios más humildes.
Desde hace mas de tres días, todo cambio de forma aún más drástica. Ahora las miradas apuntan a la casa de gobierno de la Ciudad de la Plata.
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