A las 19:29 de ayer, Horacio Rodríguez Larreta recibió un WhatsApp de Alberto Fernández. Ya estaba frente al televisor en la sede el Gobierno porteño y esperaba impaciente que anunciara la mala noticia. Unos minutos antes, mientras conversaba con dos aliados políticos sobre la agenda nacional, había llamado “Wado” de Pedro, ministro del Interior. Y casi a la misma hora, Julio Vitobello –secretario general de la Presidencia– se comunicaba con Diego Santilli –vicejefe del Gobierno– para adelantar una decisión de Olivos que tenía el aroma inconfundible de Cristina Fernández de Kirchner. El Presidente había decidido podar más de 30.000 millones de pesos anuales de coparticipación porteña para apagar el incendió que tenía Axel Kicillof con la policía bonaerense.
Alberto Fernández aseguró al periodista Ernesto Tenembaum que le envió un mensaje de texto a Rodríguez Larreta anunciando el recorte de la Coparticipación Federal. “Quedate tranquilo, vamos a resolver esto de otro modo”, reveló el Presidente que le dijo al jefe de Gobierno.
Rodríguez Larreta fue consultado por los comentarios de Alberto Fernández en la radio. Y frente a sus asesores de confianza evitó confirmar la versión presidencial. “Solo les digo que no le contesté”, completó el alcalde. Le clavó el visto, para ponerlo en la terminología habitual de las redes sociales.
Antes de soslayar el mensaje de Alberto Fernández, con quien chateaba varias veces por día desde que comenzó la cuarentena, Rodríguez Larreta tuvo un cruce frío y filoso con “Wado" de Pedro. El ministro del Interior llamó para adelantar la abrupta medida económica-política de Alberto Fernández. Rodríguez Larreta estaba en la puerta de la sede del Gobierno porteño –sobre la calle Uspallata– y no podía creer lo que estaba escuchando. En ese instante, la comunicación se cortó con la información por la mitad.
Rodríguez Larreta dejó abandonados a sus interlocutores –un funcionario y un diputado nacional– y corrió –literal– hasta su despacho. Restableció la comunicación con “Wado” de Pedro y mantuvo un diálogo fugaz con el ministro del Interior.
—¿Vos me estás diciendo que me sacan la coparticipación? —inquirió Rodríguez Larreta.
—Ahora lo anuncia Alberto. Te llamo para avisarte —adelantó el funcionario.
—Así. De repente. Me traicionaron. No puedo enterarme así —replicó Larreta antes de cortar.
El estupor del jefe de Gobierno frente a la decisión de Alberto Fernández, recomendada por Cristina Fernández de Kirchner hace un par de días, dio paso a la tristeza y a la ira que sintió en las últimas horas ante el silencio político de Mauricio Macri.
El ex mandatario vio en directo la decisión de Alberto Fernández y se mantuvo en silenzio stampa cuando toda la conducción de Juntos por el Cambio salió en los medios de comunicación para repudiar el recorte unilateral de más de 30.000 millones de pesos anuales de la coparticipación porteña.
Rodríguez Larreta habló dos veces con Elisa Carrió, mantuvo un chat abierto y constante con Martín Lousteau, María Eugenia Vidal, Alfredo Cornejo y Patricia Bullrich, y empezó a diseñar con su staff la réplica judicial y política a la poda decidida por Alberto Fernández y aconsejada por CFK.
Aguardaba la llamada de Macri, su consejo personal, y sus posteos en Twitter y Facebook fijando un crítica puntual al Presidente y a la estrategia que utilizó para conjurar la crisis de la policía bonaerense. Pero no sucedió. Y Rodríguez Larreta aún no puede discernir las razones del inesperado silencio de su amigo y ex jefe de Gobierno porteño.
“Está triste y caliente”, describió a Infobae un funcionario porteño que lo conoce desde hace mucho tiempo.
No tiene pensado contestar el mensaje de Alberto Fernández. Y tampoco tiene ganas de llamar a Macri. Está sorprendido por la actitud de los dos. Y por estas horas lo único que le preocupa es cómo hará para evitar que Axel Kicillof se quede con 30.000 millones de pesos anuales que pertenecen al presupuesto porteño.