Luego de una serie de intentos fallidos para que Lázaro Báez pueda llegar a su casa en un country de Pilar, donde debía cumplir la prisión domiciliaria, su pareja expresó su indignación contra los vecinos que impidieron el ingreso del empresario kirchnerista. “¿Los que protestan son todas carmelitas descalzas?”, desafió.
Claudia Insaurralde lo conoció a Báez estando detenido. El empresario acusado de corrupción pasó los últimos cuatro años y medio en la cárcel de Ezeiza. Este lunes, tras un fallo favorable del Tribunal Oral Federal 4, fue beneficiado con prisión domiciliaria. Debía ser trasladado a su casa ubicada en el country Ayres del Pilar, donde aguardaba su pareja con la cena lista. Sin embargo la manifestación de un grupo de vecinos impidió que acceda la camioneta del Servicio Penitenciario. Finalmente, para no tensar aún más la situación Báez regresó a la cárcel de Ezeiza.
Entre forcejeos e insultos, la camioneta terminó con vidrios rotos. El parabrisas del vehículo quedó completamente estallado debido a los piedrazos y golpes. “Lo que hace esta gente es una vergüenza, es indignante”, expresó Insaurralde.
En diálogo con TN, la mujer lamentó que “él no logró entrar” e informó -luego de hablar con su abogado, Juan Villanueva- que estaba aguardando “qué es lo que resuelve el juzgado”. “Veremos qué es lo que pasa este tiempo y qué me dicen los abogados, no pude hablar con él porque estaba en el móvil y no tiene acceso al celular ni nada por el estilo”, expresó ayer a última hora.
Insaurralde dijo que este lunes ella entró normalmente al barrio privado, “como lo hago siempre” y “la idea era esperarlo” a Báez. “Había preparado las cosas, las frutas que a él le gustan mucho; había hecho algo liviano, una ensalada con puré y unos bifes; también había preparado unas berenjenas al escabeche”, agregó sobre la recibida que tenía planificada para el empresario kirchnerista.
“Sabíamos que estaba viniendo para la casa, yo tengo hijos y menos mal que no vine con ellos porque lo que hace esta gente es una vergüenza. Es indignante”, lamentó sobre la manifestación en contra de su pareja.
El rechazo de los vecinos de Ayres del Pilay a Báez es tal que, según comentó Insaurralde, “hay autos que pasan y hacen custodia para corroborar si él está o no está. Vienen, se estacionan frente a la casa, se quedan cinco minutos y se retiran. Es como una vigilancia para ver si está o no”, remarcó.
“Son cosas que pasan, la verdad es que estamos viviendo en una sociedad tan agresiva que espero que tomen los recaudos necesarios porque él tiene derechos, como todos. Así como ellos tienen derechos, él tiene derecho a venir a su casa como propietario y escucho esto que dicen de que tiene que volver a la cárcel... hace cuatro años y medio que está detenido, en preventiva, todavía no ha sido condenado y han vulnerado todos los derechos con esto la Justicia. Lo justo es que mínimamente pueda estar en su casa”, consideró.
Insaurralde contó que lo conoció a Báez “estando preso”. “Nunca tuve cuestionamientos, me parece una excelente persona. Los medios han distorsionado un montón de sus cosas y no han salido a mostrar la clase de persona que es también. Ha generado millones de puestos de trabajo para la gente, ha hecho iglesias, ha hecho una universidad, le ha regalado a la sociedad una casa para chicos con autismo, con discapacidad, en Santa Cruz es muy querido por toda la ayuda que dio de corazón”, justificó la mujer.
“La verdad me parece que ’quien no tenga pecado, que tire la primera piedra’”, reflexionó sobre los manifestantes del country. Y concluyó: “Toda esa gente que está parada ahí, ¿Qué me vas a decir? ¿Que son todas carmelitas descalzas? Por favor… la verdad que es una vergüenza”.
Considerando la posibilidad de que el móvil con Báez regrese durante la madrugada, los vecinos estaban dispuestos a realizar un escrache alrededor de la propiedad. Tienen intenciones de hostigarlo hasta que la Justicia decida enviarlo a otra vivienda.
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