A diferencia de las flexibilizaciones permitidas en la Ciudad de Buenos Aires, donde a partir de este fin de semana permitieron que bares y restaurantes armen sus mesas en calles y veredas para atender a sus clientes, el gobernador bonaerense Axel Kicillof aumentó las restricciones en 10 municipios por la suba de casos de coronavirus.
De esta manera, volvió a diferenciarse de su par porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien insiste en que la curva se mantiene “alta pero estable” y avanza con más aperturas en su distrito. En contraposición, casi los 30 partidos de conurbano que conforman el Área Metropolitana de Buenos Aires junto con la Capital Federal, nunca salieron de la restrictiva Fase 3.
De acuerdo a datos suministrados por la Gobernación, este lunes retrocedieron de fase 4 a fase 3 los municipios de 25 de Mayo, 9 de Julio y General Alvear; mientras que los que bajaron de fase 5 (la más abierta) a fase 4 son Benito Juárez, Carlos Tejedor, Carmen de Areco, Maipú, Rojas, Trenque Lauquen y Tres Arroyos.
Con los cambios anunciados, los 135 municipios de la Provincia quedaron agrupados de la siguiente manera: 43 en fase 3 (abarcan los del conurbano y más de una docena del interior provincial), 67 en fase 4 y 25 en fase 5.
Lo que sigue expresamente prohibido en todas las fases es el servicio público de transporte de pasajeros interurbano e interjurisdiccional; las actividades turísticas, el dictado de clases presenciales en todos los niveles y todas las modalidades, los cines, teatros, centros culturales, bibliotecas, museos, clubes y cualquier espacio público o privado que implique la concurrencia de personas.
Kicillof consideró que “Argentina está en el peor momento de la pandemia”, remarcó que en su distrito no puede haber más aperturas de actividades y advirtió que “si es necesario se volverá a una cuarentena más dura” para evitar la propagación de contagios.
“Estamos en el peor momento de la pandemia, en Argentina y el mundo. Es lo que dijimos siempre, a más movilidad, más contagios y es lo que está pasando. Hay que evitar que la gente se contagie y si tenemos que volver a una cuarentena más dura, lo haremos”, dijo.
Y al referirse a la marcha atrás en las fases explicó: “No lo tomamos como un fracaso, sino como algo que debemos hacer hasta que tengamos la vacuna”.
Este fin de semana, el más crítico con respecto a las flexibilizaciones en la Ciudad fue el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, quien entiende que a mayor circulación de gente hay mayor riesgo de contagio y comparó las nuevas medidas implementadas en los locales gastronómicos con la ruleta rusa.
”Cuando uno juega al límite y a la ruleta rusa, el riesgo es muy grande”, resaltó Gollán. “Cuando salimos a contar la realidad y a decir lo que iba a pasar, se nos acusaba de meter miedo. Nos decían que a la gente había que transmitirle esperanza. La verdad es que estas cosas pasan en la vida cada 100 años. La sociedad lo tendría que entender”, indicó. Y ejemplificó: “Si esto fuera una guerra y sonaran las sirenas de los aviones, no saldríamos a tomar cerveza”.
Si bien desde el gobierno porteño admitieron que la “foto no fue buena” y se comprometieron a reforzar los controles para que la gente y los dueños de los locales respeten las normas, el ministro de salud porteño, Fernán Quirós, confió en que la ciudadanía aprenda a manejarse en los espacios públicos como lo hicieron los runners en su momento, que también fueron muy criticados por su accionar inicial.
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