Fue una charla “familiar” y por momentos “afectuosa”. Aunque están distanciados hace tiempo, y hasta enfrentados en el manejo de las causas judiciales, Leandro y Lázaro Báez volvieron hablar anoche por teléfono. Cerca de la medianoche, el empresario llamó a su hijo menor desde la cárcel de Ezeiza y se interesó por el episodio del viernes a la noche, cuando un hombre disparó al menos dos tiros contra el frente de su casa.
El ataque quedó registrado por las cámaras de seguridad de una vecina. En las imágenes se puede observar cómo un hombre se detuvo en la puerta de la vivienda -ubicada en pasaje Tehuelche y Villarino- y efectúa dos disparos desde la calle, sin bajarse de la moto. Uno de los proyectiles atravesó la ventana principal que da a la cocina, mientras que el segundo dio en la pared.
A la hora del episodio, Leandro y su familia estaban en la “chacra 39”, en las afueras de Río Gallegos, conocida por la denuncia de Elisa Carrió sobre la famosa bóveda. ¿El atacante lo sabía? Difícil, pero en la puerta de la casa estaba estacionada la camioneta de la mujer del menor de los Báez.
La que sí estaba en su casa es Norma Calismonte, la ex esposa de Báez, que vive justo enfrente de su hijo. Cuando escuchó los disparos, la mamá de Leandro apagó las luces de su casa pero no logró ver nada, pudo saber Infobae con fuentes de la familia.
Ayer a la tarde, apenas se enteró de lo que había pasado, Báez habló primero con su ex esposa. Recién por la noche se comunicó con Leandro. Tuvieron una charla afectuosa. El empresario le preguntó si había recibido amenazas anteriores. “No tengo problemas con nadie”, le contestó su hijo. Lázaro también quiso saber si sospechaba de alguien. La respuesta solo la saben ellos.
Leandro le comentó del extraño robo, apenas una semana atrás, a uno de sus abogados, Alejandro Baldini, cuando desconocidos ingresaron a su camioneta y se llevaron, entre otras cosas, copias del alegato que está preparando para el juicio oral de la “ruta del dinero K”. Lázaro no conocía los detalles de ese episodio.
Báez y su hijo siguen distanciados pero habían hablado hace dos meses, cuando Báez estuvo muy cerca de dejar la cárcel por un fallo de la Cámara de Casación. Apenas trascendió el lugar elegido para cumplir con la prisión domiciliaria, los vecinos del barrio Ayres del Pilar salieron a protestar. El empresario vio todo por televisión y pensó en un “plan B”: la “chacra 39”.
Báez llamó a su hijo menor y le preguntó dónde estaba la escritura de la chacra. Tras una consulta con la escribanía Albornoz, le contestó que esa escritura había sido secuestrada en los allanamientos ordenados por el juez Casanello. El “plan B” quedó en suspenso.
Ayer, según pudo saber Infobae de fuentes de su familia, Báez llamó primero a su ex mujer Norma Calismonte y luego a uno de sus hijos para interiorizarse de la situación de la “chacra 39”, conocida por la denuncia de Elisa Carrió sobre la famosa bóveda. La Justicia nunca pudo comprobar la existencia de esa bóveda y la causa terminó archivada. Antes, el empresario abrió las puertas de su refugio para mostrar que solo tenía una bodega de vinos.
Sobre el episodio hasta ahora se sabe muy poco. “Estamos esperando los resultados de la pericia balística y que aparezcan otras cámaras que permitan identificar al atacante”, dijeron allegados a la familia Báez.
Lo cierto es que se dio en un contexto muy especial. Hace una semana, los abogados Báez intentaron desmarcar a sus hijos de la maniobra de lavado de dinero que le permitió reingresar al país unos USD 55 millones. Aseguraron que hubo una “persecución contra sus hijos” y destacaron que tres de ellos (Leandro, Melina y Luciana) “ni siquiera formaron parte de las apertura de las cuentas ni de la gestión empresarial”.
No fue un hecho menor. Hace tiempo que los hijos de Báez esperaban una declaración de ese tipo. Para algunos “llegó un poco tarde”. Pero lo importante es que no fue algo al azar. Durante los últimos meses, hubo denuncias y amenazas cruzadas dentro de la familia. Norma Calismonte no fue ajena a esa interna y le reclamó varias veces a su ex marido que se pronuncie en público. Por ahora, solo hablaron sus abogados.
El juicio oral transita la etapa final con los alegatos de las defensas. Esta semana será el turno de los defensores de Daniel Pérez Gadín y del arrepentido Leonardo Fariña. La próxima semana le tocará a los abogados de Leandro y Melina Báez, los dos hijos que están distanciados de sus papá.
Tras el extraño episodio del viernes a la noche, Leandro se quedará a vivir por unos días en la chacra 39. La propiedad está embargada, pero sigue siendo frecuentada por una parte de la familia Báez. Hay un encargado que se ocupa del mantenimiento básico y hace algunos arreglos.
Pese a la preocupación por su familia, el menor de los Báez se mantiene firme en sus convicciones. “No me voy a callar, mantengo mi postura”, le dijo a sus allegados en las últimas horas.