Cristina Fernández regresó a Olivos para almorzar junto a Alberto Fernández y Fabiola Yáñez, que prepararon un menú ajustado a sus gustos personales: asado jugoso y tiramisú. Fue una comida distendida, repleta de anécdotas personales, que se completó con una charla a solas entre el Presidente y la vicepresidente. Allí hubo chispas políticas cuando se mencionó a Horacio Rodríguez Larreta y coincidencias absolutas al momento de analizar la estrategia económica del Gobierno.
CFK llegó el domingo cerca de las 13 y fue recibida por Alberto Fernández y Yáñez. Almorzaron hasta las 4 de la tarde, y después el Presidente y Cristina Kirchner se quedaron a solas para analizar la agenda de Gobierno. Tomaron café, té y agua mineral.
La vicepresidente detesta a Mauricio Macri y a la titular del PRO, Patricia Bullrich, y sostiene que Rodríguez Larreta es “más de lo mismo”. CFK planteó al Presidente que no tiene sentido buscar un nexo “posible” con la oposición y reiteró su planteo de recortar la Coparticipación Federal secundaria que le corresponde a la Ciudad de Buenos Aires.
Alberto Fernández defendió su relación política con el jefe de Gobierno porteño, sostuvo que Rodríguez Larreta no es “como Macri” y reivindicó su estrategia de buscar una agenda común con Juntos por el Cambio. El Presidente cree que es necesario un “programa institucional de coincidencias”, y apuesta al debate parlamentario del Presupuesto 2021 para enhebrar el primer acuerdo entre oficialismo y oposición.
Cuando el sol caía sobre los jardines de Olivos, Alberto Fernández y CFK elogiaron a Martín Guzmán y su protagonismo en la negociación de la deuda externa. Los dos socios políticos coincidieron en la decisión de robustecer las facultades del ministro de Economía, y por eso entienden que Guzmán debe ampliar su foco de gestión al margen de su próxima pulseada con Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Como sucedió con la negociación con los acreedores privados, el Presidente y la vicepresidente consideran que hay que proponer al FMI un programa que implique postergar los pagos de capital a cambio de un plan económico que haga sustentable la deuda sin plan de ajuste.
Alberto Fernández y Cristina cuentan con el respaldo de Francisco -influye en Georgieva- y sueñan con la derrota de Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre. El jefe de Estado y CFK apuestan a una relación “profunda” con Joe Biden -candidato demócrata- y aún creen que pueden evitar que Mauricio Claver, asesor de Trump en la Casa Blanca, sea elegido como titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
En la agenda internacional, con excepción de cierta sutileza estratégica respecto a Nicolás Maduro, Alberto Fernández y la vicepresidente coinciden en todo. Desde la mirada que comparten sobre Trump hasta la necesidad de profundizar la relación bilateral con China y Rusia.
Al margen de las diferencias respecto a Rodríguez Larreta, el Presidente y la vicepresidente coincidieron en que la Reforma Judicial está en un pantano político y que será difícil encontrar un punto de contacto con la oposición para lograr su debate en el recinto de Diputados. Alberto Fernández y CFK evalúan que no será aprobada en 2020, a pesar de los esfuerzos que haga Sergio Massa en la Cámara Baja.
En cambio, el jefe de Estado y Cristina consideran que la Ley Máximo sobre las grandes riquezas puede ser sancionada antes que termine este año. Alberto Fernández y la vicepresidente ya sacaron las cuentas y los números dan para ir al recinto de Diputados a fines de septiembre y luego lograr su sanción definitiva en la Cámara Alta.
Cerca de las seis de la tarde, Alberto Fernández y CFK finalizaron su cónclave. Y nada cambió entre ambos: el Presidente reiteró que es necesario un acuerdo con la oposición para ejecutar un programa político en común, mientras que la vicepresidente insistió en que el Gobierno es la medida de todas las cosas en la Argentina.