Después de más de 160 días de cuarentena, Alberto Fernández esperaba contar este fin de semana con un panorama sanitario mucho más alentador. Pero el alza de contagios en el Área Metropolitana y los brotes en el interior del país no habían modificado hasta este sábado los anuncios previstos para la semana próxima, en los que se trabajó en los últimos días entre Olivos y la Casa Rosada y con los que el Gobierno pretende empezar a dejar atrás la agenda vinculada al coronavirus.
El jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que alterna su rutina entre la quinta presidencial y la casa de Gobierno, tiene en su despacho una carpeta con el detalle de las famosas “60 medidas de recuperación” de la actividad económica que el Presidente planea empezar a publicitar esta semana para mostrar un quiebre en la agenda pública y tratar de ahuyentar los fantasmas por la ausencia de un programa de reactivación productiva.
Apunta, en buena medida, a alentar el consumo interno. “Mucho estímulo a eso”, explicaron colaboradores presidenciales.
Ayer, todavía se analizaba en Olivos el formato de los anuncios, bajo una sola premisa: mostrar gestión y empezar a dejar atrás, de a poco, la crisis sanitaria, a pesar de que los contagios no dan tregua y que el interior del país se plagó de brotes. “La pandemia existe y va a seguir existiendo. Pero al menos tratamos de cambiar la agenda”, resaltaron voceros presidenciales.
Este lunes, el Presidente tiene previsto encabezar en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada un mega acto para anunciar la reestructuración de la deuda pública, cuyo proceso de adhesión al canje por parte de los acreedores privados venció este viernes con un alcance mayor al 90%, como esperaban en Olivos y en el Palacio de Hacienda, con presencia del gabinete y de los gobernadores, algunos de manera presencial y otros en forma remota. La puesta en escena fue motivo de diversas consultas internas.
“La idea es aprovechar la deuda y empezar a mostrar hacia dónde vamos”, abundaron desde Olivos. Alberto Fernández aprovechará entonces el acto para presentar en sociedad y de manera global el paquete de medidas de recuperación económica que incluye el relanzamiento del PROCREAR, la puesta en marcha de la obra pública, incentivos al consumo interno y al turismo, medidas destinadas a la economía popular, al desarrollo productivo y del sector energético, entre otros proyectos, decretos y programas que durante más de un mes fueron negociados entre Cafiero, Martín Guzmán, Eduardo “Wado” de Pedro y los gobernadores y el jefe de Gobierno porteño, como parte del Presupuesto 2021, que será enviado al Congreso el 15 de septiembre.
En paralelo, en la Casa Rosada, el Ministerio de Economía y la AFIP preparan una reforma impositiva cuyos alcances todavía no fueron definidos. “No va a afectar a los trabajadores”, machacaron fuentes oficiales. El Gobierno quiere darle algo de oxígeno a la clase media. Los sectores más vulnerables fueron alcanzados por el IFE y otras medidas durante estos meses. La reconversión de esos subsidios es todavía una incógnita en la etapa que viene. La presentación del impuesto a las grandes fortunas, el viernes a última hora, defendido con énfasis por el kirchnerismo, es otra señal de la etapa que se avecina.
La renegociación de la deuda, cuyo acuerdo preliminar con los principales bonistas de los primeros días de agosto no fue capitalizado por el Gobierno, según los propios funcionarios, era el punto de partida que el Presidente esperaba para relanzar su gestión, atravesada por ahora por la crisis sanitaria, el frente interno y los constantes chispazos con la oposición y un sector importante del círculo rojo. Necesita, además, eliminar algunos ruidos puertas adentro. Por ejemplo, la salida de Sergio Lanziani en Energía.
El viaje del viernes a Santa Fe, en la previa de la extensión de la cuarentena, fue una señal de que Fernández empezará desde ahora a abandonar paulatinamente la quinta de Olivos, asociada en estos meses a la administración de la crisis sanitaria.
De hecho, el jefe de Estado manifestó más de una vez sus ganas de salir de la residencia y volver a trabajar a Casa Rosada. Pero desde la Unidad Médica Presidencial le desaconsejaron abandonar Olivos. El miércoles, por caso, recibirá a la cúpula de una empresa automotriz con la que anunciará la fabricación de un modelo de automóvil en el país. El martes al mediodía, celebrará vía Zoom el Día de la Industria junto a Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA).
El jueves, según el cronograma tentativo confirmado por intendentes y fuentes oficiales, Fernández incorporará en esta nueva etapa de gestión el rubro seguridad: desde el conurbano, lanzará el plan de seguridad para el Gran Buenos Aires, un programa destinado a darles mayores herramientas a los municipios para combatir el delito, que hace meses que empezó a inquietar a los jefes comunales tanto como el coronavirus.
Hasta este fin de semana todavía existían algunas cuentas pendientes que saldar entre los intendentes, Axel Kicillof y la Casa Rosada, por la distribución de recursos. “Los intendentes hablan directo con Alberto y quieren manejar los fondos”, explicaron fuentes bonaerenses. Sergio Berni, el controvertido ministro de Seguridad provincial, se corrió de la discusión. La puja, por ejemplo, es por la compra de patrulleros. ¿Quién decide qué comprar y dónde comprar? ¿Cada intendente o el gobernador?
Después del acto de este lunes, el Gobierno buscará empezar a publicitar a cuenta gotas las medidas de recuperación de la economía por sectores y regiones. Existen, por caso, programas orientados a las economías regionales que fueron consensuados con los gobernadores.
La decisión de este viernes del jefe de Estado de extender el aislamiento preventivo y social en el país hasta el 20 de septiembre, es decir por un plazo de tres semanas y no dos, como se implementaba hasta ahora, obedece no solo a razones epidemiológicas y al desgasto lógico de la administración de la crisis. Si no también a la necesidad política de apuntalar otra agenda pública que no sea interrumpida cada quince días por la gestión de la pandemia.
De hecho, hasta el alza de contagios de la última semana, en el seno del Gobierno se analizaba la posibilidad de prolongar la cuarentena por un mes.
En la semana se barajó además la conveniencia de ampliar la convocatoria de este lunes. Es decir, si invitar o no a la oposición, a los empresarios, al sindicalismo o a los movimientos sociales, por citar algunos sectores. Había dudas por el tenso humor social y político de las últimas semanas y por las medidas de distanciamiento social vigentes.
El acto patrio del 9 de julio de Olivos, rodeado por el círculo rojo empresario, le trajo al Presidente más de un dolor de cabeza interno. Las invitaciones, y el contenido del discurso, fueron cuestionados por la propia Cristina Kirchner, que se ausentó del evento. La vicepresidenta siempre es invitada a los actos oficiales. La decisión de ir o no depende exclusivamente de la ex Presidenta.
El cambio de agenda que se impone a partir de la próxima semana incluye además un plus para apuntalar la definición de “gobierno de científicos” que con la que Alberto Fernández presentó a su administración, apenas iniciada la gestión, que despertó críticas de la oposición. Este domingo por la noche seguirá desde la quinta presidencial el lanzamiento a órbita de un satélite en Cabo Cañaveral.
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