A las 15 empezaron a llegar efectivos de la Policía de la Ciudad para impedir que se arme la carpa que iba a instalarse para realizar la vigilia y, rápidamente, cargaron los parantes, telas y los dispositivos para armarla en las camionetas de la fuerza que, de paso, también se llevó los dos baños químicos que alcanzaron a colocarse. Los organizadores, un grupo que a esa hora no superaba las 200 personas, no se retiraron.
“Fuimos al Ministerio de Espacio Público y llenamos todos los papeles que nos pidieron, cumplí con cada requerimiento, seguro de manifestación, diseño firmado por un arquitecto, los baños, y ayer nos dijeron que no nos iban a dar el permiso porque iban a sentar un precedente. Nos dijeron que fuéramos y no íbamos a tener problemas, pero ni siquiera nos dejaron armar la carpa”, se lamentó Ariel, el más activo de los que están en la protesta.
De todos modos, decidieron no irse. “Nos vamos a quedar como estaba previsto, no tenemos miedo a mojarnos si llueve, ni a que nos digan gorilas o cualquier insulto, estamos convencidos que es aquí donde tenemos que estar justamente porque ya perdimos el miedo”, dijo Mati, otra de las organizadoras.
El grupo sabía que la posibilidad de que no les cumplan con la palabra existía, los veían dudar ante las presiones del gobierno nacional, con miedo a “quedar pegados con un apriete al Senado”, según le expresaron a Infobae. Incluso les había llegado el rumor de que Cristina Fernández de Kirchner se había comunicado con Diego Santilli, vicejefe de Gobierno y ministro de Seguridad porteño, pidiéndole que saque las vallas que rodean al Congreso y preguntándole si iban a dejar armar la carpa, lo que después se confirmó. “Parece que ella se quedó muy tranquila con lo que dijo Santilli”, comentaron.
Lo concreto es que los manifestantes hicieron una pequeña asamblea en la vereda del Monumento a los Dos Congresos y decidieron quedarse con lluvia y granizo, con la idea de mantener la protesta durante toda la noche y el día, para expresar su oposición en el momento que se debata en el recinto. Uno, incluso, le aseguró que “un funcionario del Ministerio de Espacio Público aceptó mi último pedido, que pondremos un gacebo más chico para pasar la noche, me llamó y me dijo que nos iba a dejar hacer un acampe”.
La protesta que empezaba hoy a las 16 con la instalación de la carpa y tiene previsto permanecer en vigilia durante la noche para abrazar el Congreso en el momento del debate en el recinto provocó inquietud en la coalición opositora. Ningún dirigente tiene previsto estar presente y ninguno convocó tampoco. Halcones y palomas reaccionaron igual ante los activistas que se comunicaron con ellos, pidiéndoles que “pongan el cuerpo”.
Enojado, uno de los manifestantes declaró que “no tenemos nada que ver con ningún partido de Juntos por el Cambio y ningún dirigente nos llamó para decirnos si está a favor o en contra de lo que estamos haciendo y no nos interesa qué piensen ni qué digan. Nosotros estamos donde tenemos que estar, defendiendo la República antes de que sea tarde”. Y agregó: “Este proyecto es a la medida de los corruptos, no busca hacerle el bien a la población que reclama por una justicia más eficaz, solo quiere resolverle los problemas a los ex funcionarios que tienen causas en la justicia penal”.
Por lo que puede verse, estos activistas forman parte de los colectivos que vienen convocando a los cacerolazos contra la salida de los presos con condena y en oposición a la intervención estatal de la agropexportadora Vicentín, entre otros reclamos que se fueron repitiendo en la cuarentena que ya lleva 160 días. Muy activos en las redes, estos grupos vinculados al mundo de la justicia y la vida rural, ya que muchos vienen del interior productivo donde tienen sus familias, tienen poca y no muy buena relación con la dirigencia política de Juntos por el Cambio.
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