Horas después de que la administración porteña empezara a instalar un vallado perimetral en las inmediaciones del Congreso por el “abrazo” convocado en el lugar de cara al tratamiento de mañana de la reforma judicial en la Cámara alta, Cristina Kirchner levantó el teléfono, llamó a Diego Santilli y le pidió que levantara las vallas, una solicitud que fue aceptada de inmediato por el vicejefe de Gobierno a cargo de la seguridad de la Ciudad.
Así lo confirmaron desde el entorno de la vicepresidenta y desde el Gobierno porteño minutos después de la breve charla telefónica que mantuvieron la ex presidenta y el funcionario en las primeras horas de la tarde. “El dispositivo se decidió en conjunto entre la seguridad del Congreso, que está a cargo de la Policía Federal, y la Policía de la Ciudad”, resaltaron en las oficinas de la administración que encabeza Horacio Rodríguez Larreta. Es decir que la propia vicepresidenta desoyó las recomendaciones del personal policial a cargo de la seguridad en el Senado, como una muestra política de que no está dispuesta a sesionar en un Congreso vallado.
Cerca de las 15, efectivos de la Policía de la Ciudad ya empezaban a retirar las vallas que habían empezado a instalar a primera hora del día, “por decisión del operativo conjunto”, agregaron desde la administración porteña.
Usuarios de las redes sociales convocaron para hoy a partir de las 16 en las inmediaciones del Parlamento y en distintos puntos de la Ciudad a una vigilia en protesta por el tratamiento del proyecto de reforma judicial, al que Cristina Kirchner se encamina a darle media sanción este jueves en el Senado, donde el Frente de Todos hace valer su hegemonía parlamentaria.
Según se viralizó por las redes sociales, los organizadores pretenderían acampar frente al Congreso en la denominada marcha del “26A” para seguir con la protesta mañana, cuando en la Cámara alta se debata la iniciativa impulsada por la Casa Rosada y fuertemente cuestionada por la oposición.
A diferencia de las multitudinarias manifestaciones del feriado del lunes 17, y con los ánimos mucho más caldeados, la oposición esta vez se desentendió de la convocatoria. La semana pasada, el sector más radicalizado de Juntos por el Cambio había celebrado las protestas.
Desde el PRO, la UCR y la Coalición Cívica decidieron correrse y no fogonear las protestas. “La marcha para nosotros fue la del 17″, aseguró a este medio un encumbrado referente de Juntos por el Cambio que sí participó el feriado pasado. Legisladores opositores agregaron además que no era momento de azuzar el mal humor político y social y que no sería un buen mensaje marchar frente al Congreso en el que ellos mismos trabajan.
Mañana, después de un debate exprés que contó con la exposición de decenas de especialiastas de diversos ámbitos de la Justicia, Cristina Kirchner tiene previsto darle media sanción al proyecto de reforma judicial, que crea juzgados penales en el interior del país y que busca licuar el poder de Comodoro Py, a pesar del rechazo de Juntos por el Cambio. La iniciativa, de hecho, no tiene todavía los votos necesarios en Diputados para que el Gobierno pueda darle sanción definitiva. Es más: su futuro en la Cámara baja pende de un hilo.
En las últimas horas había surgido una versión que daba cuenta de que Rodríguez Larreta y Alberto Fernández habían iniciado algunas negociaciones para dilatar el tratamiento en Diputados y buscar una salida más consensuada al proyecto. El jefe de Gobierno tiene una relación más que estrecha con Sergio Massa, el presidente de la Cámara baja.
Pero fue María Eugenia Vidal, aliada del jefe de la Ciudad, la que se encargó esta mañana de rechazar las versiones. “No hay negociación y un acuerdo posible con nuestros valores fundamentales que es la independencia de la Justicia y la Corte Suprema”, subrayó la ex gobernadora bonaerense.
Ayer, Cristina Kirchner difundió una carta pública en la que confirmó el tratamiento de la reforma, fustigó de nuevo al gobierno de Mauricio Macri y abundó en que la iniciativa que mañana tendrá media sanción “no es la verdadera”. Una señal de que tal vez hubiera ido mucho más fondo. Por lo pronto, llamó a Santilli para dejarle en claro que no quiere custodia extra en torno al Senado.
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