“No tengo urgencia y no tengo problemas en que se debata” le aclaró el Presidente de la Nación a Horacio Rodríguez Larreta cuando el jefe de gobierno lo llamó ayer por la mañana. El dirigente de Juntos por el Cambio le anticipó a Alberto Fernández que haría pública su posición sobre la Reforma Judicial. Horas después cumplió y escribió un hilo en Twitter en el que pidió consenso y diálogo en medio de las negociaciones trabadas en el Congreso. Al jefe de Estado no le molestó la decisión y así lo dijo. Tampoco le molestó que la decena de frases del porteño incluyera una crítica al apuro con que se debatió en el Senado donde hubo cinco sesiones de comisión, dos de ellas con dieciséis oradores que expresaron apoyos y cuestionamientos todos en forma remota. “Es el juego de la política”, expresó el Presidente después de leer y de interpretar en forma positiva el mensaje como un intento por abrir un puente y evitar que se imponga el ala más dura de cada sector político.
Fernández y Rodríguez Larreta mantienen un diálogo permanente desde hace 160 días, cuando arrancó la pandemia. Se llaman por sus nombres de pila y con la misma franqueza hablan casi a diario. Según cuentan en Olivos fue en ese marco que se dio la conversación. El jefe de gobierno porteño alertó al Presidente que pediría una discusión más profunda y que considera necesario un debate. También, tal como lo escribió, recalcó que personalmente le interesa el traspaso de la Justicia y la plena autonomía de la Ciudad, un tema pendiente desde la reforma constitucional de 1994.
En la charla el jefe de Estado no se mostró optimista. Insistió, según fuentes de Gobierno, en que no envió el proyecto de ley al Congreso para que se vote a libro cerrado y para probar sus dichos remarcó los cambios que se introdujeron después del debate en comisión. “Los que dicen que no quieren debatir son ustedes pero si conseguís que se debata la ley soy el tipo más feliz”, habría contestado, palabras más, palabras menos, el Presidente de la Nación que no solo estima sino que considera a su interlocutor como el opositor más “responsable”.
“Como sociedad, los argentinos necesitamos una Justicia cercana y transparente que proteja a las víctimas de delitos, investigue y resuelva los casos en tiempos razonables, tanto para quienes persiguen justicia como para quienes se defienden de los delitos que se les imputan. Un sistema judicial que lidere la lucha contra la impunidad y tenga la confianza de todos los ciudadanos”, consideró el jefe de gobierno de la Ciudad en las redes sociales. También apuntó: “La discusión sobre un tema tan trascendental para nuestro país como es reformar un Poder del Estado nos exige un amplio consenso y un profundo proceso de diálogo que incluya a todos los partidos políticos, las organizaciones sociales, los expertos en el tema y a toda la sociedad”. Y finalmente consideró que “eso lleva tiempo” y requiere “un nivel de consenso extraordinario” lo que faltó, reclamó, en el Senado.
Alberto Fernández, que presentó en la Casa Rosada la reforma sin la presencia de diputados y senadores de Juntos por el Cambio que rechazaron su invitación, subrayó ante su entorno más íntimo que “ya me cambiaron toda la reforma” y se mostró dispuesto a cambios de la oposición si le acercaran propuestas. Quiere, asegura, “un sistema judicial decente” por lo que “si hay otras soluciones, serán bienvenidas”. Cada vez que le preguntan recuerda la marcha atrás con la unificación del fuero Civil y Comercial con el Contencioso Administrativo y la creación de más juzgados que no fueron su idea pero sí de algunos expositores en el desfile exprés de las últimas tres semanas. Incluso habría dicho que si hubiera una promesa de consenso hasta frenaría el avance en el Senado y reabriría el debate. Ya es tarde: el próximo jueves el Frente de Todos buscará la media sanción del dictamen tal como salió del plenario de Asuntos Constitucionales y Justicia, obviamente sin el acompañamiento de Juntos por el Cambio. El kirchnerismo desearía que también saliera con ese texto, convertido en ley, de la Cámara de Diputados.
Ante una consulta de Infobae desde el entorno de la vicepresidenta Cristina Fernández indicaron que podrían hacerse cambios mínimos en el recinto pero no más que algún ajuste al articulado. De hecho descartan que se quite la “enmienda” del senador Oscar Parrilli que obliga a los jueces a denunciar ante el Consejo de la Magistratura eventuales presiones mediáticas, además de políticas y empresarias. Al Presidente le pareció un error táctico la modificación. Si tal como indican en el bloque de senadores del Frente de Todos se mantiene ese artículo, en Diputados se podría avanzar en su eliminación. También podría haber otras modificaciones para evitar el naufragio de la reforma tras el rechazo de los diputados del bloque de Roberto Lavagna y de los que responden al gobernador cordobés Juan Schiaretti. Si hay cambios, el proyecto de ley deberá regresar a la cámara de origen, es decir el Senado, donde el kirchnerismo no tiene la mayoría especial que requiere la ratificación del proyecto original.
En los futuros posibles cambios trabaja Sergio Massa como presidente de la Cámara de Diputados que es amigo de Rodríguez Larreta. El tigrense quiere ser impulsor de un puente entre oficialismo y oposición y evitar el naufragio de la norma. En línea con los dichos del Presidente viene repitiendo que no hay “urgencia”. Y coincide con el jefe de gobierno en la necesidad de un amplio acuerdo que requerirá más horas de discusión. Es la razón por la que admitió que el tratamiento en la cámara revisora “va a llevar mucho más tiempo que en el Senado”.