Alberto Fernández y Axel Kicillof aguardarán los resultados de la investigación judicial sobre la desaparición forzada de Facundo Astudillo Castro para decidir la profundidad de una eventual purga de la policía bonaerense, pero no usarán este complejo caso institucional para forzar la renuncia del Ministro de Seguridad, Sergio Berni.
El Presidente y el gobernador no comparten la ideología y los métodos políticos de Berni, y su designación fue impuesta por Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, Alberto Fernández y Kicillof consideran que no hay evidencias en la causa que justifiquen la eyección del ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires.
“Eso sería una caza de brujas”, aseguraron anoche en las cercanías del jefe de Estado, cuando los restos del cuerpo aún no identificado volaban desde Bahía Blanca a la Capital Federal.
Sin embargo, y pese a la cautela oficial, el caso Castro exhibe la crisis política que hay entre Berni y la ministra de Seguridad de la Nación, Sabina Frederic. Toda la información clave que llegó a Olivos fue manejada en reserva por Frederic, trasmitida a Alberto Fernández y Kicillof, y al final de la cadena de mando y a cuentagotas, compartida con el ministro bonaerense.
Sin embargo, Berni no dejó de comentar que el cuerpo hallado “podía ser” de Facundo Astudillo Castro. “No hay certeza, y lo que dice Berni es una irresponsabilidad”, aseguró un influyente miembro del Gabinete cuando ya estaba probado que se habían encontrado restos de un cadáver en Bahía Blanca.
Alberto Fernández recuerda la crisis política por los asesinatos de los militantes Kosteki y Santillán, y hasta ahora no encuentra puntos de coincidencias. En esa oportunidad, la policía bonaerense asesinó a Kosteki y a Santillán, y trató de encubrir su responsabilidad penal. Ahora, en el caso Facundo, todavía no hay evidencias firmes que permitan vincular a la fuerza de seguridad provincial con la desaparición forzada de Astudillo Castro.
Además de la ausencia de indicios que refieran a una participación criminal de la Bonaerense, y su posterior encubrimiento político protagonizado por Berni, el Presidente y el gobernador tratan de evitar que el caso Facundo desemboque en una crisis política interna y un fuerte cuestionamiento institucional empujado por la oposición.
Berni es un alfil de Cristina Fernández de Kirchner, y su cargo oficial se mantendrá inalterable hasta que la Vicepresidente le suelte la mano. En otra correlación de fuerzas internas, Alberto Fernández y Kicillof ya hubieran decidido su remoción como ministro de Seguridad de Buenos Aires, a partir de sus diferencias con Frederic y su equipo.
Pero al margen de la estabilidad política del ministro bonaerense, el jefe de Estado y el mandatario provincial no descartan una purga policial. Saben que la Bonaerense está en permanente crisis institucional, y que la demanda de seguridad acelerará en las próximas semanas. “Es una deuda pendiente, que la desaparición de Facundo empujó al centro del escenario”, dijo un ministro que habla todos los días con Kicillof.
Alberto Fernández contiene a la madre de Facundo, y analiza en soledad toda las evidencias del caso. Aún no tiene indicios para asegurar que el cuerpo encontrado “fue plantado” por la policía provincial, y confía en el Equipo Argentino de Antropología Forense para determinar si los restos hallados pertenecen a Facundo.
La pericia se realizará mañana en la Morgue Judicial, mientras en Olivos se puso muchísimo foco en el caso para evitar que la desaparición forzada de Astudillo Castro se transforme en una crisis política e institucional. Cristina Fernández maneja la misma información que Alberto Fernández, y también aguarda que la justicia encuentre a los responsables del crimen. No será fácil, ni ocurrirá en las próximas horas.
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