“Cristina Kirchner está en un proceso de claudicación a favor de su hijo Máximo, que es más parecido a Néstor que a ella”, sostuvo el analista político Raúl Timerman, quien dijo no creer que “sea posible la construcción del albertismo” porque el Presidente no tiene alrededor “un grupo de talentos” para “enriquecer” la gestión.
“El Frente de Todos es un frente que gobierna y con actores que tiene visiones diferentes -añadió-. Si no fuera así, no sería el Frente de Todos sino de algunos y no sería capaz de ganar elecciones. Y así garantiza que seguirá en el Gobierno”.
Timerman fue uno de los participantes esta tarde de una nueva edición de las videoconferencias DebatiKon: Análisis e ideas políticas para pensar la Argentina, en la que también intervinieron los analistas políticos Pablo Romá, director de la consultora Circuitos, y Federico González, director de Federico González y Asociados, con la moderación a cargo de la periodista Julieta Redondo.
Al abrir el debate, Timerman hizo hincapié en los ocho o nueve años en que estuvieron sin hablar Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y cómo la actual vicepresidenta tuvo el gesto de invitar al actual Presidente a la presentación de su libro “Sinceramente”, en mayo de 2019, y pedirle que se sentara en la primera fila de los asistentes en un salón de La Rural, e incluso lo mencionó especialmente en dos oportunidades.
Para el analista político, esa decisión no fue casual porque una semana después Cristina Kirchner lo llamó a Alberto Fernández para pedirle que sea el candidato presidencial de la fórmula en la que ella iba a secundarlo en las elecciones de 2019. Incluso reprodujo una “frase clave” de la Vicepresidenta durante ese encuentro: “El país no necesita a alguien como yo, que divida, sino alguien como vos, que suma”.
Timerman detalló luego cómo los años en que ambos estuvieron divididos, Cristina Kirchner perdió las elecciones de 2013, 2015 y 2017, y en los dos primeros comicios Alberto Fernández fue el jefe de campaña de Sergio Massa, el candidato ganador, mientras que en el último lo fue de Florencio Randazzo, que obtuvo un 5% de los votos en las provincia de Buenos Aires y así pudieron ganarle a la ex presidenta en ese distrito los postulantes de Cambiemos (Gladys González y Esteban Bullrich), por el 41% de los votos.
“Cristina Kirchner ya sabía que el candidato del Frente de Todos iba a ser Alberto Fernández y por eso lo llama la retomar la relación”, dijo Timerman que era su “tesis”, tras lo cual consideró que la Vicepresidenta “hace política de anticipación” porque “se adelanta a los hechos”. De esa forma, concluyó, “demostró ser ella la pragmática y no el Presidente”, como muchas veces surge de los análisis políticos.
A continuación, Romá se refirió a “las tensiones en la relación entre el Estado y los movimientos sociales”, en un contexto en el que estas organizaciones crecieron a partir de 2001 y consiguieron “una canalización institucional” desde 2003, pero, advirtió, “para avanzar tienen que ir en contra del Estado para que se generen condiciones de mayor igualdad” y “empezar a jugar una estrategia productiva de largo plazo”.
Mencionó en ese sentido la presentación del Plan de Desarrollo Humano Integral, efectuada por movimientos sociales y sindicatos, y, luego de preguntarse “quién está en condiciones de darle de comer al 45% de personas que estarán en la pobreza tras la pandemia”, destacó que “las organizaciones sociales tendrán un peso enorme en la salida de la crisis” porque “la contención social los pone a pensarse como agentes económicos”.
El analista planteó una “contradicción” que se presenta porque, por un lado, los movimientos sociales “tienen que enfrentarse al Estado para avanzar y su herramienta es la calle”, pero, por otro, “la opinión pública demanda más moderación, más aprobación de la gestión y tiende a ir hacia el centro”.
Ante este cuadro, Romá señaló que el Gobierno “tiene la intención de generar esta estrategia de acumulación productiva”, pero anticipó que “estará tensionado en el corto plazo por el proceso electoral”, lo cual pondrá en juego “cierta inestabilidad en el Frente de Todos” donde se pondrá en juego “la unidad y la gobernabilidad”.
Por último, al centrar su intervención en “los dilemas entre los principios y las consecuencias”, González afirmó que “el pragmatismo tiene mala prensa, pero en la vida hacen uso y abuso de él”, algo que se manifiesta en la frase atribuida a Maquiavelo acerca de que “la política es el arte de lo posible: hay cosas que no se pueden hacer y el desafío -destacó- es qué se hace cuando uno no puede hacer lo que quiere”.
El analista político señaló que “el dilema es hasta qué punto uno debería ser consecuente con sus valores” y advirtió que a veces “hay que elegir entre dos males horribles”. “El dilema decisorio de optar entre el principio y la consecuencia tiene como primo hermano a la paradoja, que puede tener un efecto contraproducente: quizá por querer eliminar la pobreza, se la exacerba, o por querer salvar vidas, se pierden”, ejemplificó.
Por eso admitió que no podía fijar una posición en “el dilema entre la vida o la economía” que se ha planteado a raíz del mantenimiento de la cuarentena obligatoria, aunque consideró que en este caso “el dilema se parece a la lógica del laberinto porque no están claras las consecuencias” si no se hubiera dispuesto el aislamiento.
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