El anuncio de que faltaban pocos días para que la Argentina se suba al podio de los primeros países que contarán con la vacuna contra el COVID-19 a un precio realmente bajo era un secreto guardado entre pocos. Estaban al tanto Alberto Fernández, Ginés González García, los directivos en la Argentina de AstraZeneca y alguien más, que está en Madrid, y participó del último tramo de la reunión que este miércoles se hizo en la Residencia de Olivos.
Ni siquiera Juan Pablo Biondi, el vocero oficial, sabía que esta buena noticia era inminente. Se enteró, como todos los demás, por las declaraciones del Ministro de Salud en un acto que realizó en La Matanza, creyendo que nadie se enteraría. Con poco tiempo, y la decisión de que la población acceda cuanto antes a una información que le genera un piso de certidumbre en el mediano plazo del que Argentina carecía, se armó una conferencia de prensa que sorprendió por varias razones. Por ejemplo, comenzó a la hora en la que había sido convocada.
En rigor, Fernández sabía que esto se venía pero solo ayer lo informaron de que se había destrabado lo crucial para poner en marcha una producción de vacunas que aún no terminaron el largo proceso de pruebas previas. El financiamiento de un esfuerzo que parece muy seguro, pero que aún no está cien por ciento garantizado, era clave para iniciar el proceso.
El convenio entre AstraZeneca y la Fundación Slim se firmó en las últimas 48 horas y a partir de ese momento los tiempos se aceleraron. Para la Argentina quizás lo más importante es la existencia de un laboratorio con estándar GMP en la industria farmacéutica, es decir, con las autorizaciones más exigentes para moverse con elementos biológicos, “quizás como solo hay dos o tres en América Latina”, según comentaron cerca del Presidente.
Es que el laboratorio mAbxience será el encargado de fabricar la materia prima de las vacunas que llegará al laboratorio mexicano donde terminará el proceso de producción y división de las dosis, en una iniciativa que garantizará vacunas para toda América Latina, menos Brasil.
Como dice en su página web, mAbxience es “una compañía biotecnológica internacional, especializada en la investigación, desarrollo y fabricación de anticuerpos monoclonales” establecida en 2009, con dos plantas de desarrollo y fabricación, en España y en Argentina.
Hugo Sigman es el dueño de la empresa argentina. Y el dato es que el empresario está viviendo en Madrid y quiso sumarse a la reunión donde estuvieron Agustín Lamas, gerente general para Conosur de AstraZeneca y Agustina Elizalde, directora médica para Conosur de la compañía británica.
Fernández eligió la discreción para mostrarse en público. Finalmente, los contagios crecen a diario y también los fallecidos, y él mismo está preocupado por las consecuencias económicas de una cuarentena que él no quiere que se llame “la más larga del mundo”, aunque lo es.
Pero aunque la conferencia de prensa no se notó, el Presidente estaba realmente exultante porque con su par ideológico en la región, Andrés Manuel López Obrador, y dos empresarios exitosos y amigos del kirchnerismo, Carlos Slim y el mencionado Sigman, pudo dar la segunda buena noticia desde que llegó a la Presidencia.
La primera fue el acuerdo con los bonistas por la renegociación de la deuda, pero la situación económica es tan difícil que la contención al dólar y al riesgo país no duró muchas horas.
El Presidente no sobreactuó, pero demostró capacidad de maniobra y de mantener un secreto con el que espera dar un nuevo salto de legitimidad en un momento difícil. A último momento, González García desordenó un poco los planes hablando de más, pero tampoco tanto. Un funcionario de acceso permanente a Fernández lo expuso así: “Nunca nos vamos a enojar con Ginés, aunque ya sabemos que es medio estómago resfriado”.
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