El 31 de julio en el Senado de la Nación se debatió el proyecto para reestructurar la deuda argentina bajo la legislación local. Allí, el jefe del bloque del Frente de Todos en el recinto, José Mayans, mantuvo una fuerte discusión con Esteban Bullrich, de Juntos por el Cambio. El episodio culminó cuando Cristina Kirchner le cortó el micrófono al representante opositor.
Esta tarde, mientras la Cámara alta debatía el proyecto de ley de ampliación de la moratoria impositiva, Bullrich presentó una cuestión de privilegio y arremetió contra la vicepresidenta: “La cuestión de privilegio es contra usted, dado que creo que en la última sesión se violó el artículo 163 al impedirme referir a expresiones que un senador propinante había hecho sobre persona y no poder responder y corregir esas consideraciones. Lo hago, no por el hecho de la contradicción o lo que se ha dicho de mi, porque impedir el uso de la palabra alienta al deterioro institucional de este Senado”.
Y continuó: “No lo hago como confrontación. Elegimos vivir bajo la misma Constitución y las mismas leyes, compartimos con usted y otros senadores la fe en un mismo Dios. Y estoy seguro de que compartimos la vocación para dejarle a las generaciones que vienen un mejor país. No compartimos los métodos y las formas, presidenta. No soy seguidor del vamos por todo, creo más bien en el ir con todos”.
Bullrich tomó la palabra cerca de las 15, en una presentación que duró pocos minutos y estuvo referida únicamente a aquel episodio: “No es la primera vez que sucede, lamentablemente. Y creo que es importante marcarlo. No es a mí a quien se silencia, sino a los ciudadanos que tienen una voz en este Senado. A veces olvidamos ese hecho pequeño y trascendente de que somos representantes en una cultura política que tiene y es proclive a confundir el partido con el gobierno. En este caso al Estado se le olvida que estamos como representantes para que el pueblo tenga una voz”.
Sin ser interrumpido, el ex ministro de Educación continuó expresándose hacia Cristina Kirchner: “La escuché en sus discursos y alegatos y nunca hubiera permitido que la silencien, ni a usted ni a nadie. Su rol es el de ordenar el debate en este Senado. Para eso estamos acá, para respetarnos. Usted ganó una elección, una oportunidad de tener poder y no razón. El poder es transitorio y la razón es permanente. Si queremos resolver los conflictos que toda la sociedad tiene, debemos escuchar a todos”
El conflicto en aquella sesión comenzó a partir de las críticas que hizo el legislador Mayans hacia una parte de la oposición, la cual consideró que tiene como modelo de país el lema “la libertad de morirse de hambre”. Fue entonces cuando Bullrich solicitó tomar la palabra: “La pedí porque fui mencionado específicamente por el jefe de la bancada oficialista, quien me acusó de no haber tenido intensión de diálogo ni haber sido republicano”, explicó.
Cristina Kirchner no permitió la continuidad del debate y concluyó el tema asegurando que solamente tenia derecho a hablar para responder “en los términos en los que ha sido mencionado”.
“El valor de la palabra no es una cuestión de cortesía, no sólo porque queremos sacar las mejores leyes, sino porque sin la palabra todo conflicto se traduce en violencia. Pensemos el silencio y la oscuridad que se cierne cuando los parlamentos son silenciados. La palabra es lo que nos comunica, nos une con la humanidad. Y no debemos renunciar a esa humanidad, presidenta. No vamos a renunciar al intento de construir un país mejor. No vamos a construir ese mejor país para todos si no es con todos. Vamos con todos. Con todos. Muchas gracias”, completó esta tarde el senador Bullrich.
Minutos después de las 15, fue Mayans quien presentó una cuestión de privilegio para criticar “el modo en el que estamos funcionando”. El senador formoseño manifestó: “Tenemos un acuerdo de funcionamiento en donde cada bloque tiene asignado un tiempo para el uso de la palabra. Obviamente que, con la señales remotas, nos había explicado todas las previsiones que usted había tomado. Después llegamos a un acuerdo en cuanto a la asignación de los tiempos y a cómo se desarrolla un debate. La regla básica es que se conforma una lista de oradores, cuando termina vienen los cierres a cargo de los presidentes de bloque. A partir de ahí, habla el senador (Alberto) Weretilneck, (Juan Carlos) Romero, (Luis) Naidenoff y en mi caso, en representación del mayoritario”.
Y agregó: “Cuando el senador del bloque mayoritario cierra el debate, concluye el debate. Cuando un senador pide el uso de la palabra es para algo relacionado de la votación. A mi se me faltó el respeto como presidente de la bancada. Una vez que termina de hablar el jefe de la bancada del oficialismo se procede a la votación. ¿Pero algunos senadores qué hicieron? Dijeron que estaban dolidos por algo que yo dije por el tratamiento de la deuda o por temas del gobierno anterior, porque di lectura de la realidad de la economía del gobierno anterior”.
“No correspondía que usted le dé el uso de la palabra. Tuvimos casi siete horas de debate. Al tener ese tiempo, cada uno dijo lo que tuvo que haber expresado. Decir que acá a alguien se le niega el uso de la palabra... Planteo una cuestión de privilegio para ordenar el debate. Nadie le puede decir a otro senador lo que tiene que decir, o cómo tratar los temas. En ningún momento dije que tal senador era mala persona”, concluyó Mayans.
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