Anoche el Presidente terminó un día largo y pidió comida de dieta. Se empezó a cuidar. Faltaban pocas horas para se cumpla hoy un año de las PASO, las elecciones primarias en las que le ganó la elección por 15 puntos al entonces presidente Mauricio Macri.
Ese día empezó a construir lo que sería en diciembre su gobierno. La diferencia había sido muy amplia y ya creían que en octubre volverían a ganar. “Aquel día confirmé que el secreto del triunfo era la unidad”, dijo anoche a Infobae Alberto Fernández al recordar ese domingo, que terminó muy tarde comiendo pizza con sus amigos íntimos después de dar el discurso de la victoria.
Lo que jamás imaginó es que un año después iba a estar en medio de una pandemia mundial y una crisis económica fenomenal. Ayer el presidente analizó con Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de gobierno porteño, como van a seguir la cuarentena en el AMBA. Lo mismo hará con el gobernador bonaerense, Axel Kicillof el jueves.
La situación es complicada. “Estoy tranquilo porque vamos poder revertir esta situación”, dijo el Presidente como síntesis de lo que viene.
Hace un año, Alberto Fernández sabía que se jugaba todo en las primarias. Era la puesta a prueba de la unión con Cristina Kirchner, después de 10 años de críticas y silencios, y del acuerdo con Sergio Massa, hoy presiente de la Cámara de Diputados. Se levantó temprano y salió del departamento de Puerto Madero para sacar a pasear a su perro Dylan como todas las mañanas. Su pareja, Fabiola Yáñez se quedó.
Cuando Alberto Fernández se encontró con decenas de periodistas, fotógrafos y camarógrafos se quedó impactado y les pidió: “Muchachos, sáquenme unas fotos y déjenme ir con Dylan”. Tuvo un rato de intimidad, intentando que sea un día común y no lo era. Había reservado el zoom del edificio para comer con sus amigos de toda la vida: Julio Vitobello, hoy secretario general de la Presidencial, Alberto Iribarne, Guillermo Olivieri, Eduardo Valdés, y Jorge Argüello, embajador argentino en los Estados Unidos, entre otros. Comieron sushi y esperaron el cierre de la votación. “En esos días nunca estoy nervioso”, recordó ayer el Presidente al hablar del aniversario del triunfo sobre Mauricio Macri. Esa tranquilidad la tenían también porque tenían encuestas y además 150 mesas testigo que anticipaban el triunfo.
Cristina Kirchner ya había avisado que se iba a quedar en Santa Cruz. Había ido a votar y no tenía vuelo de regreso a Buenos Aires. Ese fue el argumento oficial para su ausencia. En su círculo íntimo decían que querían dejar el escenario al candidato a presidente. Además, el kirchnerismo puro estaba representado en Máximo Kirchner y en Eduardo “Wado” de Pedro. Y además estaba quien sería el gran ganador en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Alberto Fernández llegó manejando su auto al búnker del Frente de Todos instalado en el barrio de Chacarita. En una habitación pequeña tomaba su clásica pomelo y atendía llamados. Estaba su hijo Estanislao, su pareja Fabiola Yáñez, algunos amigos. Por momentos, se quedaba solo.
Máximo Kirchner y Wado de Pedro estaban en otra habitación con otros dirigentes de La Cámpora como El “cuervo” Larroque y Mariano Recalde. En otro piso estaban los dirigentes y en otro los militantes. Máximo Kirchner y Wado de Pedro lo iban a ver de a ratos.
Alberto Fernández sabía que ganaba por amplia mayoría cuando después de las 21 hs se frenó el ingreso de los telegramas y se vivió un momento de máxima tensión que casi termina en un escándalo, y del que dio cuenta Infobae hace un año. La información que le llegó a Alberto Fernández vía un funcionario de alto nivel del gobierno de Macri era que ganaban pero por cuatro puntos. Wado de Pedro llamó al entonces ministro del Interior, Rogelio Frigerio y le dijo: “Por qué no cargan los datos y dan los números. Si no salen ya a decirlo vamos a salir a denunciarlos”.
Frigerio, que siempre fue componedor y mantuvo siempre buena relación con los dirigentes del PJ intentó calmar los ánimos. “Esperen, díganle a Alberto Fernández que es un tema de la empresa y que ya lo están solucionando”. Por un rato la tranquilidad y las ganas de salir a festejar de los dirigentes del Frente de Todos casi estalla por el aire.
Alberto Fernández recuerda hoy ese momento como una anécdota de un día que empezó como un día normal y “terminó muy bien”. Ya después de que el entonces presidente Mauricio Macri admitió el triunfo de Alberto Fernández, el salió a dar su discurso de la victoria. Santiago Cafiero, su jefe de campaña y hombre de confianza estaba eufórico, al igual que su vocero, el fiel Juan Pablo Biondi. Cuando nadie pensaba que la historia terminaría en la Casa Rosada, ellos era los que estaban siempre con Alberto Fernández pensando en que era posible. Después hubo festejos, gritos, aplausos. Y uno de los momentos que más lo impactaron fue cuando se acercó al sector donde estaba Máximo Kirchner, Wado de Pedro y toda La Cámpora y le empezaron a gritar: “Presidente, Alberto presidente”.
Antes en un momento a solas con Kicillof, Máximo Kirchner, Wado de Pedro y Sergio Massa, Alberto Fernández les dijo: “Se dan cuenta ustedes que juntos somos invencibles”. Ya había hablado con Cristina Kirchner, que seguía la elección por teléfono.
“Me acuerdo de las PASO, me acuerdo de la elección de octubre, de la llegada a la Casa Rosada. Y después pienso que desde que llegó el coronavirus entramos en un vértigo tremendo”, afirmó anoche el Presidente. La semana pasada justo recordaba con Vilma Ibarra, la secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, el discurso del primero de marzo ante la Asamblea Legislativa, según pudo saber Infobae, y cómo habían tenido que cambiar los planes. Ayer también habló con su ministro de Defensa, Agustin Rossi, de lo que era la Argentina en diciembre y la visión optimista de la economía que tenían a principios de marzo. Después vino la pandemia y uso una metáfora para describir la situación del derrumbe económico: “Cayeron 20 invitados a comer y teníamos un sólo paquete de salchichas para 6”. También hablaron de lo que Alberto Fernández está convencido: el manejo de la cuarentena evitó miles de muertos, sin conflictos sociales en la calle, y con una asistencia enorme del Estados a distintos sectores. “Hicimos mucho y sabemos que falta”, aseguró anoche a Infobae.
Hoy a un año de la elección que empezó a cambiar su vida política y lo llevó a la Casa Rosada, tiene el mismo pensamiento que esa noche. “Esa noche confirmamos que el secreto del triunfo era la unidad. Hoy, a un año de esa elección estoy convencido que el éxito de la gestión está también en la unidad”. Se refería que es una convicción no tener disputa alguna con ningún sector del kirchnerismo y mucho menos con Cristina Kirchner, y de consolidar su alianza con los gobernadores.
La gestión hoy está centrada en que no colapse el sistema sanitario, bajen los contagios, la asistencia llegue y pueda llevar adelante el plan de la post-pandemia. “Estoy tranquilo, tenemos la bases sólidas para revertir lo que viene”, dijo anoche el Presidente. En las próximas horas debe definir primero cómo sigue la cuarentena.
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