Encerrada desde el verano en su chacra de Chacras de la Cruz, en Exaltación de la Cruz, Elisa Carrió volvió a estar estresada. La diabetes y la presión -también sufre problemas cardíacos-, que la posicionan al tope del ranking de pacientes de riesgo, la aquejaron en estos últimos días más que de costumbre. Ella dice que el estrés es por la reforma judicial que el Gobierno envió al Congreso la semana pasada, y por los atropellos que, según resalta, llevan adelante Alberto Fernández y Cristina Kirchner en el marco de la pandemia. “Vienen por todo”, asegura.
Otra vez, Carrió está hiperactiva. Los tiempos en los que apoyó en silencio al Gobierno con la implementación de la cuarentena, cuando promediaba el aislamiento preventivo y obligatoria decretado por primera vez el 20 de marzo, quedaron atrás.
El miércoles encabezó un comunicado en el que defenestró al DNU presidencial que prohíbe las reuniones sociales: “Estarían incurriendo en el delito de infames traidores a la patria, están instalando un estado de sitio de hecho”, divulgó. El día anterior había dado el visto bueno a la denuncia penal que un grupo de diputados de la CC presentó en Comodoro Py por las designaciones de Carlos Beraldi y León Arslanian en el consejo consultivo que, entre otros objetivos, deberá revisar el funcionamiento de la Corte Suprema.
El jueves, se despachó en las redes sociales en defensa de Horacio Rodríguez Larreta. “Hay una campaña personal de Cristina Kirchner contra él y Juntos por el Cambio. Rodríguez Larreta y (Diego) Santilli están al frente de todo, mientras que (Axel) Kicillof y el resto solo se dedican a atacar y mentir”, mandó a escribir en su cuenta de Twitter.
Enfocada en el proyecto de reforma judicial que dice que hay que ponerle un freno y que según ella anticipó hace tiempo -apuntaló, en ese sentido, la decisión de Maximiliano Ferraro, jefe del bloque de la CC en Diputados, de rechazar la convocatoria vía Zoom del Presidente de mediados del mes pasado en la que sí dieron el presente el resto de los líderes de la bancada opositora-, la ex diputada pidió en las últimas horas a los dirigentes de la Coalición Cívica que se replieguen. Y que vuelvan a la carga la próxima semana.
“Hay que esperar unos días más porque si no estamos abrumando. Pero tiene que ser una artillería en defensa de todo”, pidió a través de un audio de WhatsApp que hizo enviar a legisladores y diputados este viernes, mientras tomaba el té con Facundo Del Gaiso, legislador porteño de la CC, uno de los más cercanos y el único que la visita: le llevó medicamentos y se pasó desde el mediodía hasta bien entrada la tarde en su chacra de Exaltación de la Cruz.
Carrió está aislada con sus dos hijos, que cocinan y hacen las tareas de la casa, y un custodio, que se rota por turnos con el resto. Del Gaiso le había conseguido, al inicio de la cuarentena, la dosis para la vacuna de la neumonía. La ex diputada le firmó entonces un permiso para llevarle, cada tanto, los remedios que necesita.
Aprovecharon para conversar, según reconstruyó este medio, sobre el proyecto presentado por el legislador para que los pacientes graves de COVID puedan despedirse, mediante protocolos, de sus familiares. De la denuncia penal en la que trabaja Hernán Reyes y que presentaría la semana próxima, vinculada a las leyes de Defensa de la Competencia y de Góndolas, contra la cúpula del Gobierno nacional. Y del pedido de acceso a la información del bloque porteño en torno al PAMI, tras la polémica generada entre el Gobierno de la Ciudad y la Casa Rosada por la derivación de pacientes.
Carrió entiende la necesidad mutua en el vínculo entre la administración porteña y la Casa Rosada. Pero cree, según su entorno, que los tiempos de paz y buenos modales empezaron a agotarse.
La ex diputada habla fluido con el jefe de Gobierno. También con María Eugenia Vidal, con Ferraro y con otros diputados, como Juan Manuel López, otro de los cercanos, y Reyes. Y cada tanto con Mauricio Macri, que ahora veranea en la Costa Azul francesa.
Como la fundadora de la CC, Rodríguez Larreta también cree que la buena sintonía con la Casa Rosada comienza a desgastarse. Los dichos de Alberto Fernández en torno a la controversia por el PAMI de la última semana son, pareciera, una prueba de eso.
El almuerzo que el jefe de Gobierno encabezó el jueves en su oficina con Santilli y los diputados Cristian Ritondo y Álvaro González -de sus más íntimos-, y algunos encuentros virtuales de estas últimas horas entre funcionarios porteños y dirigentes del interior marcan la necesidad política de Rodríguez Larreta de empezar a construir su anunciado proyecto presidencial. Según sus colaboradores, tiene en mente algunos movimientos que denotarían, de a poco, cierta independencia de la Casa Rosada. La pregunta que se hacen desde hace rato en su entorno es si esta vez se animará.
La hiperactividad de Carrió de las últimas semanas coincidió además con las versiones sobre una supuesta candidatura para el año próximo. Ya fue diputada por el Chaco, por la Ciudad y candidata a presidenta. En reiteradas oportunidades.
Jubilada desde marzo, cuando renunció a su banca, los trascendidos la ubican otra vez como eventual candidata en el 2021. Por la provincia de Buenos Aires, distrito por el que nunca se postuló.
“Soy una ciudadana activa y responsable”, les dice a sus colaboradores cada vez que le preguntan por su futuro electoral ahora que su nombre volvió a sonar. Pero en su entorno aclaran: “Ella dice que está dispuesta a hacer lo que haga falta para salvar la república”. Mientras tanto, desde su encierro en la chacra, Carrió estudia sobre la cultura asiática, fuma, mira documentales, vuelve a estresarse y les da curso a las denuncias penales contra el kirchnerismo que empiezan a hacerse cada vez más cotidianas. Un déjà vu de hace una década atrás.
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