Diputados: oficialismo y oposición convirtieron en ley el proyecto de reestructuración de la deuda emitida bajo legislación argentina

La votación fue horas después del acuerdo con los acreedores de Wall Street. Juntos por el Cambio avaló el proyecto y hubo señales a favor de la negociación que la Casa Rosada terminó de cerrar en la madrugada de ayer

Diputados

Como hace una semana atrás en la Cámara alta, sin sobresaltos y con escasas chicanas políticas, el oficialismo y la oposición aprobaron anoche el proyecto de ley de reestructuración de la deuda pública en dólares emitida bajo legislación local, una iniciativa que Alberto Fernández envió al Congreso para robustecer la negociación con los acreedores y que, casualmente, obtuvo sanción definitiva casi por unanimidad horas después de que el ministro Martín Guzmán anunciara con entusiasmo que había alcanzado un acuerdo con los principales bonistas del exterior.

La sanción, con 247 votos a favor, dos negativos y una abstención, antecedida por la discusión en torno a la ampliación del presupuesto, también acompañada en general por Juntos por el Cambio, solo tuvo algunos chispazos menores sobre el final, en especial en el cierre del diputado Itaí Hagman, que se esforzó por imitar al jefe del bloque del Frente de Todos, Máximo Kirchner, presente en el recinto solo por unos pocos minutos. Hagman recordó viejas declaraciones de los ex ministros Luis Caputo y Alfonso Prat Gay durante la gestión de Cambiemos, y hubo algunos bullicios menores.

El jefe del interbloque de la coalición opositora, Mario Negri, saludó en sus palabras de cierre el acuerdo que el Gobierno celebró durante todo el día con los acreedores externos. “Hay que saludarlo, anotarlo y no desaprovechar ese esfuerzo de cara hacia adelante. Quedará para después si fue mucho o fue poco (por la quita de la negociación), lo importante es a lo que se arribó. Es un paso muy importante, porque va a sentar las bases para mejorar el acceso al financiamiento”, señaló el diputado radical.

Y evitó confrontar, como en anteriores sesiones. “Que el Gobierno sepa que queremos contribuir a aprovechar esa etapa de oportunidades que se abre para el país. Si queremos hablar del pasado, como algunos lo hicieron, es al infinito. Tenemos que dejar de pelearnos y comernos las broncas. No queremos engancharnos en ninguna pelea tonta. Lo que tenemos que resolver es si encontramos un sendero de crecimiento, y cuando se acierta, no venir a tirar con una bolsa de piedras, si no ver si podemos encontrar un punto de coincidencia”, agregó el cordobés, que sin embargo aprovechó para pedir “un plan pos pandemia”.

Alberto Fernández y el ministro Martín Guzmán (Télam)

Con Máximo Kirchner ausente durante casi toda la sesión, fue Sergio Massa la cara visible de la alegría con la que el Frente de Todos amaneció este martes por el acuerdo alcanzado de forma preliminar con un importante grupo de bonistas: hasta el fin de semana había una creciente incertidumbre por el desenlace de las negociaciones con Wall Street.

El presidente de la Cámara baja, que al mediodía encabezó una conferencia de prensa en el Salón de los Pasos Perdidos para capitalizar el acuerdo, se mostró de visible buen humor. Consiguió, cómo jefe de Diputados, al final del día de mayor éxito de la gestión del Frente de Todos desde que se hizo cargo del Gobierno la aprobación definitiva del proyecto que, según la Oficina de Presupuesto del Congreso, y en el marco de la reestructuración de unos US$ 41.717 millones de títulos en dólares emitidos bajo legislación argentina, propone un alivio de casi US$ 20.000 millones en pagos hasta el 2030. Unos US$ 14.700 millones de esos bonos están en manos de tenedores privados; el resto, en distintos organismos públicos como el Banco Central, el Fondo de Garantías de Sustentabilidad (FGS) de la ANSES y el Banco Nación, entre otros.

A la tarde, y mientras en la Cámara baja se debatía la ampliación presupuestaria solicitada por el Poder Ejecutivo, Guzmán explicaba en conferencia de prensa desde el Palacio de Hacienda los alcances del acuerdo del Estado argentino con los bonistas. Y agradecía al Parlamento por la señal unívoca del conjunto del arco político, con excepción de la izquierda.

Sergio Massa y Máximo Kirchner

“El congreso está avanzando en otro paso, en este momento se está votando un proyecto de ley para canjear la deuda en dólares bajo legislación local, y va a haber una posibilidad para que los tenedores elijan canjear su deuda en pesos. El Congreso nos está ayudando en todas estas cuestiones, eso se lo agradecemos mucho al Senado y a la cámara de Diputados”, remarcó el ministro de Economía.

Para esa hora, bien entrada la tarde, desde la oposición habían habido ya sobradas muestras de apoyo al proceso de renegociación de la deuda: desde Mauricio Macri, de viaje por la Costa Azul francesa, a Luis “Toto” Caputo, y de Gerardo Morales a Horacio Rodríguez Larreta.

Carlos Heller, presidente de la comisión de Presupuesto y Hacienda, blanqueó de entrada que en la hoja de ruta parlamentaria en torno al debate por la reestructuración de la deuda no había lugar para chicanas. “No quiero entrar en la historia de la deuda, porque quiero hacerlo en el clima que hemos planteado ayer en el debate de comisión”, sintetizó el banquero.

Después Fernando Vallejos, miembro informante -no pudo votar por problemas en su conexión remota-, sí utilizó unos minutos de su tiempo para recordar dichos de Nicolás Dujovne. También lo hicieron otros diputados K. No hubo, sin embargo, respuestas resonantes por parte de la oposición. De hecho, casi que no hablaron legisladores del PRO: en su mayoría lo hicieron los de la UCR.

Luciano Laspina, economista de profesión, resaltó la “gran noticia”. Pero subrayó: “Básicamente genera un estiramiento de plazos con ahorro financiero muy concentrado en los próximos cuatro años, con lo cual le genera a este gobierno una enorme posibilidad que no debemos desaprovechar”. En la misma línea se expresó Maximiliano Ferraro, jefe del bloque de la Coalición Cívica. Fueron tales los buenos modales de la discusión que Massa hasta se permitió llamar “Paulita” a la diputada Paula Oliveto.

El que esta vez desentonó, por el contrario, fue Omar De Marchi, del PRO mendocino. Habló del “déficit” del gobierno “de la multiprocesada y actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner”. “¿Les suenan bolsos revoleados por los conventos? ¿Gente contando plata? ¿Los Lázaro Báez? ¿(Amado) Boudou? ¿(Julio) De Vido?”, tiró. Fue aislado.

Mario Negri

Cuando Alberto Fernández envió al Congreso el proyecto, a mediados del mes pasado, buscó una señal política para darle mayor respaldo a las negociaciones que por esos días se habían empantanado con los acreedores externos, y que dejaban a la Argentina al borde del precipicio del default.

El destino hizo que la sanción definitiva se diera justo el mismo día en que celebró el acuerdo con los bonistas de Wall Street, después de una compleja estrategia de negociación que involucró, directa o indirectamente, al Presidente, a Guzmán, a Cristina Kirchner, a Sergio Massa y hasta al ex ministro Roberto Lavagna, y a empresarios como Miguel Galuccio, ex CEO de YPF. Entre otros. Aunque el mayor rédito, según la Casa Rosada, se lo llevó el trabajo silencioso del ministro de Economía.

En ese capítulo de la gestión financiera y económica del Gobierno, la oposición también jugó sus fichas: gobernadores, legisladores y hasta intendentes de Juntos por el Cambio apoyaron en bloque la renegociación de la deuda mientras tensionaban, en paralelo, el vínculo con el oficialismo por otras iniciativas, como la reforma judicial que hoy empezó a debatirse en el Senado y que ya tuvo el rechazo, por duplicado, en dos comunicados, por parte de Cambiemos.

El viernes, además, vence el protocolo de sesiones remotas de la Cámara baja: la oposición no quiere discutir esa reforma y otros proyectos relevantes de manera virtual. Anoche, por ejemplo, la diputada Vallejos, miembro informante, no pudo votar el proyecto de su propio espacio para el que trabajó con dedicación. Las fallas en el sistema remoto generan dudas en un buen número de diputados. No es el caso de Luis Juez, que se ausentó de la votación por la deuda porque privilegió la entrevista que tenía pautada con un canal de televisión.

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