“No se podía haber elegido peor momento”, repite el constitucionalista Alberto Garay. “Estamos atravesando una pandemia, que no sabemos si ha alcanzado o no su punto máximo, estamos con enormes problemas económicos, con los comedores llenos de gente, con índices de pobreza llegando al 50 por ciento, una baja del consumo impresionante y con problemas de seguridad personal, en donde cada vez el delito se pone más violento y repetido… A mí modo de ver, la atención del Gobierno debiera estar exclusivamente en atacar estos problemas”. Según sostiene, “es una insensatez caer con esta reforma que son temas que existen desde hace mucho tiempo y necesitan tiempo para resolverlos”.
Pero no solo discute el momento sino también las formas. El constitucionalista critica que esta convocatoria de once juristas convocados por el presidente Alberto Fernández se hace “sin consenso político” y, sobre todo, “sin consultar a la propia Corte”. “Hay mucha gente que conoce mucho del funcionamiento de la Corte, que no está en la comisión. Pero además al primero que tengo que preguntarle si tiene un problema es al que lo tiene. Yo puedo decir falla esto, aquello, pero debo preguntarle a ellos (la Corte) si creen que es así y cómo creen que pueden mejorarlo”.
En la entrevista con Infobae, Garay repasa que “la Corte ha sido golpeada desde los años 30 para acá”. Recordó así cuando el máximo tribunal “legalizó” el golpe de Estado perpetrado contra el radical Hipólito Yrigoyen, luego en 1943, el juicio político a la Corte que llevó adelante Juan Domingo Perón en 1947, la remoción de los jueces en 1955, los cambios con Arturo Frondizi y Juan Carlos Onganía, la decisión de Héctor Cámpora en 1973 de sacar a los jueces que estaban.. También rememoró un frustrado intento de Raúl Alfonsín sobre una corte de lujo, la avanzada de Carlos Menem ampliando el máximo tribunal y la posterior decisión de Néstor Kirchner de promover juicios políticos individuales y reducir el número de miembros.
“¿Por qué esta reforma ahora? Habría que mirar la historia política de tantos gobiernos que han querido dominar al Poder Judicial”, razona. “Acá, en la Argentina, el país empieza en cada gobierno. Pareciera una refundación. No es así en los países serios”, afirma.
Pero incluso, a la hora de “repensar” el funcionamiento del máximo tribunal y llevar adelante otras reformas en la Justicia, como propuso el presidente, Garay pide “ir por partes para poder mejorar las cosas”, pero además mirar el presupuesto a la hora de llevar adelante estas iniciativas.
“La reforma que se planea en la justicia federal de la Capital Federal es elefantiásica. Es un disparate crear esa cantidad enorme de juzgados. Yo he sido crítico de algunos jueces de primera instancia de Comodoro Py… Pero no se puede esconder una manzana podrida en un cajón de manzanas porque la manzana podrida va a seguir ahí. Que usen el instrumento del juicio político en todo caso”, advierte.
Al respecto, Garay asegura que “encontrar las explicaciones de por qué las demoras” de las causas en el fuero federal “lleva años de investigaciones”. “¿Las demoras son solo de los jueces, son del derecho procesal, son de los abogados...? Es entrar a una estructura donde si uno toca un edificio se puede desmoronar una pared del otro lado”, razona.
“¿Por qué en este momento?”, repite Infobae. “Lamentablemente, me obligan a no pensar bien, como diría Julio Cobos en su voto no positivo”, responde.
La sospecha, entonces, apunta a repasar que “esto ya pasó en el pasado, cuando se quiso dominar la Corte Suprema”. En los años 90, recordó, Carlos Menem amplió el número de miembros de 5 a 9 y, con algún apoyo que ya tenía dentro del tribunal, constituyó lo que se llamó la mayoría automática.
-¿Y esta Corte se podrá dominar?, pregunta Infobae.
-Quizás no, pero si ponen cuatro jueces más... En esta Corte hay personas con temple que no van a dejarse dominar, pero también hay ver cómo son las cosas cuando llegue el momento. Fíjese en el propio presidente. Hace un año en una entrevista en Córdoba decía que no iba a avanzar sobre la Justicia y pedía que lo grabaran de recuerdo porque no lo iban a poder retrucar… Antes hablaba pestes de la ex presidente y ahora dice que ella cambió. ¿Cómo no voy a sospechar? ¿Cómo no va a sospechar la gente de la intencionalidad de esta reforma de esta forma?
-Hay un cuestionamiento social hacia la justicia…
-Yo también tengo cuestionamientos. Pero por qué la gente va a respetar a los jueces si el poder político no los respeta. Si quieren nombrar una cantidad de jueces federales para licuar el poder de Py, no dejen la manzana podrida adentro del cajón.
Garay sostiene que “algunos puntos de la iniciativa de la reforma merecen ser escuchados, pero en otro contexto”. “El trabajo de la Corte es muy específico y muy dedicado, interviene mucha gente, hay una regimiento importante de personas trabajando allí. Una cosa es conocer los problemas endógenos y otros los exógenos”.
“El trabajo de la Corte no lo inventa la Corte, los abogados se los llevamos –asegura-. En la Argentina entran 25 mil causas a la Corte, en Estados Unidos hay 9 mil. ¿Cómo puede ser? Los problemas hay que estudiarlos y no son para tratarlos de un plumazo”, señaló.
A su criterio, “habría que priorizar que es lo más sensible y aparte de allí trabajar y acomodar las cosas, llamando a gente del foro. Porque además las reformas no se pueden hacer de un día para el otro. Si no, el cambio no se absorbe y se sigue trabajando sobre lo viejo”.
-“Le repito, ¿por qué ahora?”, insiste Infobae.
-“Pareciera cierta la idea de que, en realidad, el problema está en los juicios que tiene la vicepresidenta y los contratistas que rodearon a sus funcionarios”, dice Garay.
En ese sentido, el constitucionalista afirma que los juristas León Arslanian y Carlos Beraldi, convocados a formar parte de la comisión, por más experiencia que tengan en temas penales, deberían “dar un paso al costado”. “No tengo dudas de eso... Hay tanta gente para escuchar. Habiendo tanta gente capaz en el peronismo, como Alberto García Lema que además es constitucionalista”, señala. “Ellos no pueden desdoblarse. No pueden pensar académicamente y al mismo tiempo responder a su cliente. En alguno momento esos expedientes van a llegar la Corte, si es que algunos no llegaron ya. Y ellos no van a poder actuar objetivamente. O traicionan su objetividad o traicionan a sus clientes”, concluye.
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