La inseguridad está escalando a niveles preocupantes y la modalidad que más se extiende, el robo a los hogares con los habitantes adentro, está provocando una conmoción especial en las familias, que normalmente deciden mudarse por las consecuencias psicológicas que provoca. Por eso Infobae quiso hablar con la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quizás la funcionaria más valorada de la gestión de Juntos por el Cambio, no solamente por lo que dicen las encuestas, sino también por lo que reflejan las estadísticas. La tasa de homicidios dolosos fue decreciendo desde 2015 para llegar a 2019 con 5.3 cada cien mil habitantes, la más baja desde 2001. La tasa de robos también registró un descenso notable, de 1027,2 en 2015 a 838,3 cada cien mil habitantes en 2019. Los secuestros extorsivos cayeron también, pasando de 273 en 2015 a 34 en 2019. Cuando salió a criticar al Gobierno por liberar presos con condena, el Presidente dijo que “no entendía nada” y contó que en Estados Unidos estaban haciendo lo mismo. A meses de ese episodio que tensó el vínculo entre la oposición y el oficialismo, la presidenta del PRO dice: “Si vos largás delincuentes aquí en Argentina y en Nueva York, los delitos van a aumentar exponencialmente”. Y afirma estar dispuesta a colaborar en políticas de seguridad con su sucesora, la ministra Sabina Frederic, si la convocan.
-Según informes oficiales, más de 2 mil presos fueron liberados desde que comenzó la pandemia. ¿Hubo ahí un error de origen en esta materia? ¿Diría que aquí está una de las razones por las que el delito creció tanto en las últimas semanas en la zona del AMBA?
-Bueno, sin duda. Si largás a la calle a casi 5000 convictos, que muchos de ellos fueron condenados por delitos graves de tipo criminal, robos a mano armada, robo en banda, narcotráfico, asesinatos, y a eso le sumás una situación de cantidad de delincuentes que no están delinquiendo en lo que uno llamaría el delito sin violencia, por ejemplo, el que se produce en los trenes, subtes o donde hay aglomeración de gente, o en recitales. Es decir, casos donde el delito existe pero la gente casi no lo nota cuando se producen, porque están realizados sin violencia, ahora ¿dónde está yendo? El dinero, aunque sea poco, está en las casas. Es el caso del jubilado o el que cobra 20, 25 o 30 mil pesos por mes. Además, la gente está en la casa. Vos sabés que el delito más duro, fuera del asesinato por supuesto, es entrar a la casa. Porque genera el miedo a la violación, a que te maten. Normalmente queda una aprehensión, por eso la gente es muy habitual que se mude. Si sumamos a los delincuentes largados a la calle como si nada, más todos aquellos que delinquen en general a lugares donde hay aglomeración para cuidar a la gente, vos ves que esto se ha ido hacia las casas.
-¿Qué tendría que hacer la conducción política de la seguridad?
-Moverse, porque el delito se mueve y en simultáneo se tienen que mover las fuerzas de seguridad a través de una construcción de un nuevo mapa de delitos. Yo me acuerdo que cuando empezó esto, cuando empezaron a liberarse los presos y yo me pronuncié al respecto, el Presidente salió a discutirme en público, a decir “qué sabe Bullrich, no sabe nada, si en Estados Unidos están largando presos y están haciendo lo mismo que nosotros'. Bueno, salió en la prensa norteamericana que en la ciudad de Nueva York, desde mayo de 2019 a mayo de 2020, los homicidios aumentaron un 78%. Quiere decir que en Argentina y en Nueva York, si vos largás criminales, tenés las mismas consecuencias, se aumenta en forma exponencial el delito y las muertes. Y eso es lo que nos está pasando en este momento, lamentablemente. La explicación facilista de que este es un problema social aún no está verificada, porque aún no hay nuevos delincuentes. Por el contrario, bajó la tasa de nuevos delincuentes, lo que es muy importante para no justificar el delito con la falta de dinero generada por la situación de la pandemia.
-Qué curioso porque el ministro Sergio Berni dijo que hay gran cantidad de delitos realizados por gente que jamás había delinquido. ¿Usted dice que no es así?
-No, la tasa de entrada al delito, un índice que habla de personas que entraron al sistema penal cuando no habían estado antes, siempre sigue alrededor del 30% de personas sin antecedentes, y sigue igual. Con lo cual, no se está verificando una entrada de nuevos delincuentes, no es que la gente la está pasando mal y decide hacerse delincuente. Ni siquiera estamos viendo el delito de la desesperación, como el saqueo o buscar comida. Probablemente por las iniciativas del Estado, los municipios, los privados que están funcionando desde el primer día, hay una red de atención importante que está funcionando para evitar esas actitudes. Los cambios los estamos viendo en la variación del lugar del delito, que lo hace muy duro, y la cantidad de delincuentes largados a la calle por esta política criminal que siempre protege más al delincuente que a la víctima
-Muchos efectivos deben estar dedicados a tareas de control en los accesos y salidas de la Ciudad de Buenos Aires, y está claro que las prioridades en ese sentido cambiaron, porque tienen que intervenir en el transporte público para saber si tienen los permisos adecuados. Pero además hay una sensación de que los delincuentes se sienten protegidos, no está claro en la calle qué es lo que está bien y qué es lo que está mal, lo que genera incertidumbre en la enorme mayoría de la población y la falta de límite de parte de los que delinquen, como si estuvieran habilitados para hacer cualquier cosa.
-Claro, hay una combinación de otros dos factores que están jugando para que exista esta sensación de que no hay límite. La primera es que, cuando un intendente como (Mario) Ishii dice que está cubriendo a personas que trafican droga en ambulancias, y el gobernador de la provincia de Buenos Aires y el ministro (Sergio) Berni salen protegiendo al intendente, produciendo un doble encubrimiento, ¿qué hace un policía? Dice, bueno, no me meto y ante la próxima vez que se encuentra con una situación así, se lava las manos. Porque tiene claro que ante una situación similar, ¿a quién van a proteger? ¿A él o al chofer de la ambulancia que trafica? Por su lado, el delincuente ve que el intendente tiene estas palabras de protección con quienes trafican droga, entonces se siente con libertad de acción. Al derogar los protocolos que protegían la acción correcta de las fuerzas de seguridad y que le daban la cobertura legal necesaria para que protejan a los ciudadanos en los momentos en que los ciudadanos son atacados, hacen que las fuerzas de seguridad digan, ¿qué hago? Si protejo a un ciudadano voy a terminar preso, mejor me hago el tonto y me quedo atrás. La deconstrucción de una estrategia holística donde se generaba la idea de la protección, donde el Estado protegía a la víctima, a la sociedad y las fuerzas de seguridad son protegidas en su tarea, al desarmarse, lo que queda es el miedo individual de cada uno de los agentes, y el empoderamiento social de los delincuentes.
-Usted dice que desarmó una visión holística sobre el desempeño de las fuerzas de seguridad para proteger a las víctimas. ¿Se va a poder volver a eso? No hago una pregunta electoral, sino que me gustaría saber si hay chances de que la oposición, usted, por ejemplo, que encaró una política de seguridad muy reconocida por el conjunto de la población, ¿se sentaría con la ministra Frederic para lograr consensos en esta materia que se está viviendo con tanta preocupación?
-De nuestra parte, totalmente abiertos. Lo que pasa es que hay una condición, que es el respeto y reconocimiento a lo que nosotros hicimos y a nuestro equipo. El problema que tiene ahora el Gobierno es que todos sus dirigentes políticos principales se dedicaron a condenar sistemáticamente lo que nosotros hacíamos, a decir que estábamos haciendo violencia institucional. Esa deslegitimación de nuestra acción restringe el espacio para que ellos mismos nos llamen, para que nosotros podamos ayudarlos. Nosotros esta semana vamos a estar charlando con nuestros intendentes para poder pensar medidas concretas en los lugares donde estamos gobernando.
-Queda claro que quienes ahora son oficialismo buscaron estigmatizar la política de seguridad del gobierno anterior, pero la población necesita respuestas ahora.
-Cuando te deslegitiman como actor, diciendo que nuestra política era lo peor, es difícil. Nosotros tuvimos el menor nivel de muertes de policías, el menor nivel de muertos de civil en enfrentamientos y en seis meses ha tenido casos de desapariciones, casos de violencia institucional flagrante. Nosotros no los culpamos a ellos, no decimos que a Facundo Astudillo se lo llevó el Gobierno. No, decimos estamos para ayudar, para ver qué se puede hacer, pero el otro te tiene que reconocer que lo que hicimos fue importante, que bajamos los homicidios, los robos, el narcotráfico. Si partís de querer hacer el contramodelo, bueno, te pasa esto. Nosotros, dispuestos, pero deberían cambiar la actitud, son ellos los que tienen el prejuicio.
-Habló de narcotráfico y como último tema quiero abordar algo que empieza a instalarse de nuevo, que es si hay que combatir el narcomenudeo o no. Me da la impresión de que no se anima el Gobierno a sacar esta discusión a la luz. Pero como ex ministra de Seguridad, ¿cuál es su posición? ¿Cuál es su postura sobre los búnkeres, con los puestos de microventa que se dan en los barrios?
-Mi posición es que hay que combatir al narcotráfico en todos los niveles. Es lo mismo que si uno dijera que vamos a combatir los grandes asaltos a los bancos y cuando a un vecino le roban un celular en la calle o un motochorro lo tira el piso para robarle, no lo combatimos porque es el chiquitaje. La idea de que el delincuente que comete un delito que aparentemente es menor, aunque para la víctima no lo es, la idea de que están los grandes, es limitada. Hay un enquistamiento de bandas de narcotráfico que dominan los barrios que hay que combatir. Es el plan que habíamos hecho, Barrios Seguros, y que ahora está totalmente desarmado. Dominan los barrios, se matan para tener dominio territorial y generan espacios sin estado o tratan de generarlos, para dominar ellos el estado y generar las condiciones, la ley, la propiedad privada. Son un reemplazo del Estado. Algunas veces son un poco más violentos, otras veces son un poco más buenos. Es el narcotráfico del dominio barrial. Si no lo combatís, la sensación que tiene el vecino de cualquier barrio del Gran Buenos Aires, de Córdoba, de Rosario, es que el Gobierno es cómplice. Porque lo tenés ahí, en un barrio donde todo el mundo lo ve. Si lo ve el vecino lo ve la policía, si lo ve la policía lo ven las autoridades. Es el delito que genera muertes, asesinatos, violencia y construcción de jóvenes que entran a la violencia y al delito por medio del narcotráfico, son los soldaditos. En la Argentina, en la frontera tenés traslados de droga. Ahí podés agarrar una banda que está de un lado o del otro, hemos agarrado enormes bandas. Pero las que dominan la 21.11.14, la 31, la Cava, el barrio municipal en Rosario, son bandas que irradian violencia y generan dominio del territorio. El otro día estaba viendo una banda nueva en México y pensé, ojalá la Gendarmería argentina tuviera los recursos de esa banda, con tanques, autos blindados, lo que uno puede imaginarse. Esa concepción de que el delito menor no la toco, que tampoco es menor porque hay asesinatos, o la banda del búnker no la toco, es un error gravísimo. Y eso lo aprendimos con los colombianos, que son los máximos expertos en este tema, y con los chilenos, que tienen un problema de drogas muy fuerte y comenzamos con ellos un plan con ellos acompañados por todos los distritos, bajando bunkeres, que es un lugar muy importante en el barrio, porque genera que las madres se sientan más tranquilas, tienen menos miedo por sus hijos para que puedan estudiar y trabajar. Es la misma discusión que sobre el tema de los menores. Si vos no trabajás con los menores, porque es un delito menor, a los 12 roba una bicicleta, pero a los 20 termina asesinando una persona. Si trabajás desde el primer momento, vas a generar una sociedad con mucha menos violencia y le vas a salvar la vida a mucha gente, que es la concepción que llevamos adelante y por la cual tuvimos el menor índice de homicidios de la historia argentina. Finalmente, ¿qué se está haciendo ahora contra el narcotráfico? Nada, no hay ningún plan, no hay ninguna estrategia, no hay nada.
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