Detrás de las reuniones públicas en Olivos y en la Casa Rosada y de la gestión enfocada en la pandemia, hay un trabajo silencioso y poco conocido que hacen Sergio Massa y Máximo Kirchner, cuando aparecen tensiones dentro del espacio político que expresa Alberto Fernández. Muchas de esas tensiones se le adjudican a la propia Cristina Kirchner. “Donde todos pensaban que iba a explotar por el aire a los meses de asumir, no sólo no explotó y convivimos bien, sino que además ya paramos varias pelotas”, aseguró un integrante del Gabinete en una tertulia política del oficialismo.
Cuando el ministro describía la metáfora de la explosión que hasta hoy no ocurrió, se refería a la convivencia en el Congreso, donde están: Massa, presidente de la Cámara de Diputados, la vicepresidenta y presidenta del Senado, Cristina Kirchner, y su hijo y jefe del bloque oficialista, Máximo Kirchner, y todos los sectores del kirchnerismo en todas sus variantes.
Pese a esta situación, en las últimas semanas existieron varios cuestionamientos a posturas y decisiones presidenciales desde adentro del kirchnerismo. “Empiezan a discutir cuál es la identidad del Gobierno”, dijo un funcionario a Infobae. Con la frase buscó sintetizar lo qué pasa hoy también en el poder.
Y en esa escena aparecen hoy Massa y Máximo Kirchner que, pese a lo que muchos imaginaban, trabajan casi en tándem para respaldar al Presidente y sus medidas. Incluso, en Olivos y el Parlamento, se señaló que el propio hijo de la Vicepresidenta no comparte algunas críticas privadas de CFK hacia ciertas medidas del gobierno que integra.
Con todo, el Presidente le dice a sus funcionarios más allegados que no tiene cortocircuitos con Cristina Kirchner y que frente a las tensiones públicas la única respuesta es que “no es el momento para disputas internas”.
En los últimos días se discutió en Olivos, por ejemplo, la continuidad o no de Sergio Berni, ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, por su pelea constante con la ministra de Seguridad, Sabina Frederic. Estuvieron Máximo Kirchner y Massa, entre otros. Massa no abrió la boca por obvias razones: la propia Cristina Kirchner había criticado la candidatura de Diego Gorgal (que pertenece a los equipos del Frente Renovador de Massa) para el puesto que hoy ocupa Frederic. Alberto Fernández siempre negó la historia que circuló el año pasado sobre que su vicepresidenta había vetado a Gorgal y siempre dijo que nunca había pensado en nombrarlo.
En la reunión secreta que hubo esta semana en Olivos, la decisión fue pedir bajar el tono de la pelea Berni-Frederic. El gobernador Axel Kicillof recibió un llamado del Presidente y hasta la propia Kirchner dejó trascender en el Senado cierto malestar por los últimos escándalos de Berni. El ministro bonaerense la reconoce sólo como jefa política a Cristina Kirchner, y obvio a Kicillof, quien aún lo respalda en su gestión.
Massa y Máximo Kirchner suelen visitar seguido Olivos y trabajan junto al Presidente en el plan postpandemia En rigor, hay una mesa chica que también integran el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Este grupo coordina lo político y la gestión para llevarle planes al Presidente.
Cristina Kirchner nunca está en esas reuniones que se hacen casi semanalmente y de las que no se sabe demasiado. La vicepresidenta maneja la relación con Alberto Fernández en forma bilateral, sin intermediarios. La situación es a la inversa a cuando estaban los Kirchner en el poder. Hasta que Alberto Fernández se peleó con el matrimonio presidencial en 2008 y rompió ferozmente su relación con Cristina Kirchner -con Néstor Kirchner nunca dejó de hablar-, era él el que casi todas las noches iba a comer a Olivos. Después de la muerte de Kirchner y con Alberto Fernández alejado, el quedó en esas comidas era Carlos Zannini.
Hoy Cristina Kirchner es la que va a cenar con el Presidente a Olivos, pero lo hace a lo sumo una vez cada diez días. De esos encuentros no hay testigos, por lo general son a la noche temprano y el contenido de las charlas lo saben sólo ellos. Alberto Fernández detesta que digan que tiene tensiones con ella y más que digan que gobierna la vicepresidenta. “Quieren agitar el fantasma de Cristina enojada o que manda ella porque saben que eso debilita el liderazgo de Alberto”, dijo a Infobae un funcionario con acceso a la quinta presidencial de Olivos.
El resorte político del Presidente lo integran el ministro del interior, Wado de Pedro, Máximo Kirchner y Massa, y desde la Casa Rosada, Santiago Cafiero. Máximo Kirchner además de manejar el bloque oficialista en Diputados, es el jefe político de La Cámpora y alinea a su tropa con el Gobierno. Massa se ocupa como titular de la Cámara, de coordinar no sólo con los suyos sino con la oposición un equilibro político en medio de una situación tan compleja en la Argentina como la pandemia y la feroz crisis económica.
Máximo Kirchner contiene a La Cámpora y busca que los sectores que más cuestionan al Presidente desde el kirchnerismo bajen el tono porque, según cuentas sus allegados, no es momento para fisuras internas. Mucho más de lo que se sabe, el hijo de la vicepresidenta dialoga con dirigentes incluso de la oposición y con empresarios en reuniones que no se dan a conocer. La única que trascendió fue la que reunió al empresario Jorge Brito (el anfitrión), Marcos Bulgheroni, Marcelo Mindlin, y Hugo Dragonetti con Massa, Máximo Kirchner y Wado de Pedro.
Después hubieron otras. Una fue con el jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, y el jefe de Diputados del PRO, Cristian Ritondo, entre otros participantes y fue para hablar de política y de no generar tensiones en medio de la crisis sanitaria, económica y social por el coronavirus. “A Macri lo desquicia que nosotros tengamos relación con Horacio, con los diputados y senadores de Cambiemos y hasta con gobernadores radicales como Morales”, contó un político oficialista que asiste a esos encuentros.
Salvo con los sectores de la oposición que no están en la gestión, como el ex presidente Mauricio Macri, y la ex ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, la relación del oficialismo con la oposición es de buena convivencia, ratificaron fuentes allegadas a la mesa chica del poder.
Las tensiones hoy se generan más dentro del mismo gobierno. Dos anécdotas reflejan los pequeños gestos silenciosos par aflojar tensiones. La semana pasada uno de los protagonistas de esta nota llamó a Miguel Ángel Pichetto, ex candidato a vice de Macri y flamante Auditor General de la Nación, por sus fuertes críticas sobre la autoridad presidencial por los embates internos públicos hacia el Presidente. “Miguel Angel, que te pasa? Tantos años perteneciste al sistema político y al peronismo en todas sus formas y ahora te convertís en un marginal de la política? “, habría arrancado la conversación, según pudo saber Infobae.
Pichetto había dicho de que las “expresiones de figuras secundarias” debilitaban la autoridad presidencial. En el entorno político de Alberto Fernández no quieren que se instale ese concepto y por eso hubo un llamado. Como también hubo un llamado a Juan Grabois, el dirigente social que salió a cruzar al ex ministro de Planificación Julio de Vido quien había compartido la carta de Hebe de Bonafini contra el Presidente cuando Bonafini cuestionó el discurso presidencial del 9 de Julio rodeado de empresarios, algo que cayó muy mal en un sector del kirchnerismo. El llamado a Grabois fue para para que no subiera el tono de la pelea con De Vido.
La exposición de la peleas internas es hoy una de la preocupaciones en el Gobierno. Es ahí donde entran Máximo Kirchner y Massa: hacen gestiones para garantizar un equilibrio interno y con la oposición, según relataron a Infobae voceros de ambos sectores. Además de las cuestiones parlamentarias, hay diálogos con gobernadores y algunos intendente del conurbano que prefieren hablar con funcionarios nacionales antes que con el gobernador bonaerense.
Kicillof suele decir que adelante suyo todos los intendentes, oficialistas y opositores, coinciden con cómo está llevando adelante la gestión de la pandemia. “El que no esté de acuerdo me lo puede plantear, pero no pasó”, dijo el gobernador bonaerense hace una semana.
Máximo Kirchner y Sergio construyeron una relación personal y política en estos casi ocho meses de gobierno. Tienen estilos bien distintos: Massa tiene más alto perfil y Máximo prefiere el perfil bajo. Hoy son dos políticos clave quienes en la mesa chica del poder buscan ser los “garantes del equilibrio” en el Gobierno, según pudo reconstruir Infobae con ministros y legisladores involucrados en esta historia política del poder.
Eso que en política se llama “fuego amigo” es hoy un tema que preocupa donde sobran los problemas sanitarios y una fenomenal crisis económica. Nadie quiere que estalle por el aire una interna en ese contexto. Menos, debilitar al Presidente.
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