Alberto Fernández expresó esta mañana su deseo de que se logre la unidad del sindicalismo, aunque la expectativa presidencial coincide con uno de los momentos de mayor enfrentamiento de los dirigentes gremiales por las críticas de las dos CTA al encuentro que mantuvo la CGT con los dueños de grandes compañías agrupados en la Asociación Empresaria Argentina (AEA).
“Siempre le digo a Hugo Yasky y a los sindicalistas en general: ojalá podamos lograr la unidad de los que trabajan. Es un deseo porque en definitiva no me toca decidirlo”, dijo el Presidente al saludar a los participantes de un plenario virtual que mantuvo la CTA de los Trabajadores.
Llamó la atención, de todas formas, que el primer mandatario se pronunciara en favor de la unidad sindical porque el Gobierno no parece dar señales en ese sentido: sistemáticamente privilegia a la CTA oficialista de Yasky al invitarla a encuentros oficiales y margina a la CTA Autónoma, que encabeza Ricardo Peidró y que mantiene una línea independiente respecto de la Casa Rosada.
La unidad también parece difícil después de las duras críticas sindicales que recibió la CGT por su encuentro con los empresarios de AEA, con quienes coincidieron en que la Argentina necesita “un mayor despliegue de la actividad privada” y en “la necesidad de reducir gradualmente la presión tributaria sobre el sector formal de la economía, atendiendo a su vez a la necesidad de equilibrar las cuentas fiscales”, entre otros puntos, y acordaron trabajar para profundizar propuestas conjuntas.
En un intento por “equilibrar” los contactos de este tipo que está manteniendo (el primero fue con el Foro de Convergencia Empresarial), la central obrera que conducen Héctor Daer y Carlos Acuña mantendrá esta tarde una videollamada con representantes del sector de las pymes nucleados en la Confederación General Empresaria (CGERA), que conduce Marcelo Fernández.
Yasky, líder de la CTA oficialista, consideró que el documento final de la reunión entre AEA y la CGT “refleja la posición de esos poderosos grupos de empresarios que quieren anclar a la Argentina en el esquema del gobierno de los ricos para los ricos”, aunque expresó que “quizás lo que pueden haber discutido es otra cosa y no se reflejó” en la declaración conjunta.
“Una central sindical se refleja cuando tiene otro tipo de socios empresarios, por ejemplo cuando la CGT estuvo con las pymes y las cooperativas”, agregó el dirigente gremial y diputado del Frente de Todos, para quien “si vos hablás de las exportaciones, pero no hablás de las pymes, es más de lo mismo; y si abogás por el acuerdo con los acreedores, pero no decís que no paguemos con el hambre del pueblo, te estás poniendo más del lado de los acreedores que de los argentinos”.
Por su parte, el titular de la CTA autónoma, Ricardo Peidró, sostuvo que el contacto AEA-CGT “huele a reforma laboral” y afirmó que “ese encuentro fija un precedente peligroso para la diversidad de las expresiones sindicales y empresariales” ya que “no contempló las necesidades de los pequeños y medianos productores, como tampoco de los sectores de la economía popular”.
Al apuntar contra la CGT, dijo que “reunirse por su cuenta con los grupos concentrados y de mayor riqueza del país atenta contra lo que siempre han criticado con respecto al modelo de unicato sindical” y opinó que “los empresarios fueron los mismos que empujan a la flexibilización laboral, a mantener la desigualdad del sistema en nuestro país, los que sostuvieron al gobierno de Macri cuando el pueblo resistía y los responsables de la fuga de capitales más grande de la historia”.
El secretario adjunto de la CTA Autónoma, Hugo “Cachorro” Godoy, señaló que en las últimas semanas “los grupos económicos han reinstalado el discurso de la inflación como temor social y del capital privado como garantía de salida del país, cuyo intento es inhabilitar al Estado como motor fundamental de la actividad productiva, y por consiguiente, la recuperación del mercado interno, el consumo, el fortalecimiento de los trabajadores y de las pymes como posibilidad de salida de la crisis”.
El sindicalista, que lidera la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) a nivel nacional, destacó su “apoyo a las medidas que tomó el Gobierno para enfrentar los efectos económicos de la pandemia, que han consistido en transferencias de recursos a personas y empresas, sosteniendo las mismas sobre la base de la emisión de moneda por parte del Banco Central”.
“A fin de justificar las políticas restrictivas en el orden salarial como con los y las trabajadoras del Estado –agregó el dirigente estatal–, se argumentó que continuar con la emisión derivaría en consecuencias inflacionarias. Días atrás, los cuatro ex ministros de Economía Roque Fernández, Domingo Cavallo, Ricardo López Murphy y José Luis Machinea, y luego la propia AEA, con el respaldo de la cúpula de la CGT, se encolumnaron bajo la misma advertencia y recomendaron achicar el gasto público a fin de limitar la emisión monetaria”.
El secretario adjunto del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, también criticó la videollamada de la CGT y la AEA al destacar que “hablar con esos empresarios que son los que permanentemente alientan a la rebaja salarial y la reforma laboral no ayuda” ya que “estos tipos se fugan la guita; hay que hablar con el empresariado nacional que es el que va a invertir en el país”.
Desde sectores del kirchnerismo duro también aprovecharon para criticar a los empresarios de AEA y, de manera indirecta, también a la CGT por haber elegido esos interlocutores para dialogar: el senador Oscar Parrilli, del Frente de Todos, dijo que “los grupos empresarios como AEA y UIA son los responsables de los fracasos sucesivos que tuvo la Argentina” y puntualizó que “fueron socios de Macri” y “responsables de la deuda, de la baja de salarios y de la desocupación”.
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