“Víctor Abramovich no quiere el lugar de (Eduardo) Casal”, aseguran cerca del abogado que hoy está en la línea sucesoria de la Procuración General de la Nación. Nadie lo cree demasiado. Sin embargo, insisten en que nadie del Gobierno se comunicó para saber si aceptaría esa jugada, para la cual se necesita desplazar a Casal (que está en forma interina a cargo del Ministerio Público Fiscal) y a quien le sigue, la abogada Laura Monti.
Una amiga, incluso, brindó otro detalle. “Lo llamé para felicitarlo porque sonaba como el plan B, pero me contó muy sorprendido que se había enterado por los diarios”, confió a Infobae. Quizás porque, en rigor, Abramovich haya sido desde el principio el plan A de Cristina Fernández de Kirchner, según comentan algunos.
Lo concreto es que la unidad que se fue consolidando en Juntos por el Cambio es la que obliga al Gobierno a pensar nuevos experimentos en materia judicial, más que nada buscando opciones que no necesiten dos tercios de la Cámara de Senadores para su aprobación, una cantidad de votos que difícilmente obtengan.
Esa mayoría agravada es la que llevó a desestimar a la vicepresidenta el ingreso del pliego de Daniel Rafecas para ocupar la vacancia de la Procuración, algo que cuando arrancó el Gobierno daba por descontado. Espadas del FdT en el Senado le dijeron que si les da margen de maniobra, pueden lograrlo. Pero Cristina no les tiene confianza y no quiere arriesgarse a una derrota. Y así nació –o volvió, según con quién se hable– la idea de mover las piezas para dejarle lugar a Abramovich.
Es que el actual procurador fiscal ante la Corte Suprema tiene los pergaminos perfectos para el FdT. Fue secretario ejecutivo del Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos del Mercosur entre 2010-2014, dirigió el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de Lanús entre 2006 y 2009 y fue vicepresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA entre 2008 y 2009. Director ejecutivo del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), consultor del BID, la UNESCO, la OIM, la UNICEF y de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires. También fue docente de la maestría de Derechos Humanos y Democratización en América Latina que estuvo bajo la dirección general de Jorge Taiana.
El 29 de septiembre de 2015, quien todavía era procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, le tomó juramento como procurador fiscal ante la Corte Suprema, cargo al que accedió luego de un concurso realizado para magistrados del MPF, en una terna donde Abramovich quedó en primer lugar.
Del evento participaron Horacio Verbitsky y Gastón Chiller, por el CELS, Ana Jaramillo, decana de la UNLa, los jueces Daniel Rafecas, Alejandro Slokar y Oscar Zas, y el ya mencionado Taiana, entre otros allegados. También los procuradores fiscales Casal y Monti, que deberían abandonar sus cargos para facilitarle el ascenso.
Con varios pedidos de juicio político impulsados desde despachos oficiales, el Gobierno espera que Casal renuncie antes y Monti dé un paso al costado. En caso contrario, espera dar vuelta la posición de algunos senadores opositores para que se avengan a aprobar el pliego de Rafecas.
“Nosotros vamos a sentar posición sobre todo lo que está pasando en materia judicial en la mesa chica de Juntos por el Cambio. No sólo es el cargo del procurador, sino la instalación de una reforma de la que nadie conoce el texto, mientras el Consejo de la Magistratura no se reúne y el Poder Judicial está paralizado”, explicó un influyente senador opositor, preocupado por lo que considera “una avanzada K sobre la Justicia independiente”.