El tire y afloje entre Ciudad y Provincia para diagramar la continuidad de la cuarentena en el AMBA derivó en el anuncio consensuado de reapertura de rubros y actividades de manera progresiva que informó este viernes Alberto Fernández junto a Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta. Una decisión que responde a argumentos más políticos que sanitarios; más afín a los reclamos que venía impulsando Juntos por el Cambio que a la postura que defendía el kirchnerismo.
Para Jorge Macri la oposición “no le torció la mano” al Gobierno, sino que fue “la realidad” la que se impuso para determinar la vuelta a una fase 3 flexibilizada. El jefe comunal de Vicente López y referente del PRO del conurbano bonaerense celebró que se haya tenido en cuenta lo económico y lo emocional, además del análisis epidemiológico.
En diálogo con Infobae, resaltó que Kicillof haya confiado en los intendentes a la hora de darles mayor autonomía en las decisiones para flexibilizar o endurecer la cuarentena de acuerdo a la situación particular de cada distrito. “No podemos vivir eternamente encerrados, pero si incorporar nuevos hábitos, ya que durante mucho tiempo vamos a tener que seguir conviviendo con el virus en distintas fases”, alertó.
-¿Es viable la salida escalonada en la práctica? ¿Cree que la gente va a cumplir con la apertura progresiva?
-En Vicente López siento que la gente ha tenido un compromiso muy grande, ha cumplido muy bien. Siempre hay excepciones, pero los comercios que han podido abrir en general lo han hecho con un altísimo respeto de los protocolos. Pasamos de ser el municipio con mayor cantidad de casos cuando esta enfermedad empezó a hoy estar mucho mejor que otros.
-¿Finalmente primó la idea que venían planteando desde Juntos por el Cambio, de aprender a convivir con el virus?
-No hay duda de que vamos a tener que convivir con el virus hasta que haya una vacuna. Primero hay que descubrirla, luego distribuirla y que se logre vacunar a mucha gente. Tenemos que ir encontrando esos nuevos equilibrios entre salud y actividad, no podemos vivir eternamente encerrados pero si incorporar hábitos nuevos, repensar las situaciones, preparar el espacio público, pensar la posibilidad de salir a dar una vuelta, hacer deporte no grupal pero sí actividad física individual. Durante mucho tiempo vamos a tener que seguir conviviendo con el virus en distintas fases.
-¿Convivir con el virus implica el riesgo de que colapse el sistema sanitario?
-No, hay que ir monitoreando para que eso no ocurra. Hoy no estamos en riesgo de colapso del sistema sanitario. En esta época del año, en otro momento, con otras enfermedades, hemos tenido 80%/90% de ocupación de camas. Está claro que esto hay que seguirlo muy de cerca, no subestimar al virus, pero apelar al compromiso de la gente e ir monitoreando en fino.
Nadie quiere que la gente se enferme, trabajamos para cuidarla y que no colapse el sistema, pero también es cierto que hay actividades que contagian más y otras que suponen menos riesgo de contagio. El espacio público, si la gente está distanciada y no hay eventos masivos, no supone un riesgo alto. Alguna forma de descomprimir la realidad en casa vamos a tener que generar, lo peor que puede pasar es que eso se genere solo porque el desorden es el mejor aliado de este virus.
-Sin embargo con el transporte público, que es donde más riesgo de contagio puede haber, no han habido nuevos anuncios, y en la práctica es difícil el control de que todos los pasajeros que lo utilicen sean trabajadores de actividades esenciales...
-Con el grado de crisis que tienen los pequeños comercios, el grueso está siendo atendido por sus dueños, casi con nadie más. Siempre hay excepciones, gente que incumple, que es irresponsable, pero hoy el comercio de cercanía necesita poder trabajar. Si termina esta pandemia y quedan nada más que la mitad de las pymes y comercios, ¿quién va a dar trabajo? Una vez que cierran es difícil volver a abrir. Cuando toman la decisión de bajar la persiana de manera definitiva dejan de alquilar y cortan los servicios, tenemos que evitar que eso ocurra. Si cuando cruzamos el río, en la otra orilla, llegan pocos, va a ser muy difícil poner de pie a la Argentina.
Creo en el compromiso del pequeño comerciante y de la pyme. Sus clientes son su familia; el comercio de barrio trabaja siempre con el mismo público. Si no lo permitimos en el conurbano, la gente va a ir a buscar ese consumo al hipermercado o a la Ciudad de Buenos Aires, entonces volvemos a mover un montón de gente y eso es malo desde el punto de vista epidemiológico y es una calamidad desde el punto de vista económico. Eso lo comprendió el Gobierno de la Provincia.
-¿La flexibilización anunciada hoy es una decisión política o sanitaria?
-Es una decisión de una mirada más integral que solamente sanitaria. Se empieza a tener en cuenta otros aspectos de la salud como el emocional. Cuando planteo la necesidad de que los pequeños comercios puedan trabajar y asistirlos para que permanezcan vivos hay dos miradas: permitirle al comerciante que la peleó toda su vida que la pelee, porque quedarse pasivo en su casa además de perjudicarlo económicamente lo afecta emocionalmente. Y segundo, necesitamos mantener la economía con algún grado de viabilidad. Esta decisión se tomó con una mirada integral, más allá de la epidemiológica.
-¿Le torcieron la mano al Gobierno?
-Nadie le torció la mano a nadie, uno va aprendiendo de esta enfermedad a cada paso. Lo que pienso hoy que debemos hacer no es lo mismo que pensaba hace 30 o 60 días. Vamos aprendiendo cómo se comporta la enfermedad, reforzando el sistema sanitario. No hay que escribir nada en piedra, hay que estar ajustando permanentemente, siendo muy sensibles a cómo reacciona la gente. Nadie le torció la mano a nadie, se va imponiendo la realidad.
A veces uno ve venir algo antes, lo que no te hace ni más sabio ni más inteligente, ni ganamos una pulseada. Simplemente lo percibiste antes, lo manifestaste. Hace mucho vengo sosteniendo sobre los comercios de cercanía y la injusticia de los hipermercados. Por eso hemos tomado una medida de asistencia con dinero a los comercios no esenciales: 40 millones de pesos invertidos para sostenerlos vivos y con capacidad de trabajo.
-¿Cuánto afecta a las arcas del municipio teniendo en cuenta la baja en la recaudación?
-Son 40 millones de pesos que los financiamos con una sobretasa que le pusimos a los hipermercados y a los bancos, dos de las actividades que menos vieron afectadas su economía. No le cuesta nada al vecino, aplicamos a esos dos rubros para subvencionar a 2000 comercios no esenciales como puede ser una peluquería, un centro de estética o un gimnasio que no abrieron nunca o estos que vienen abriendo de manera parcial y la vienen peleando.
-¿Negoció con esos sectores?
-No les pedimos permiso, en situaciones extraordinarias amerita tomar decisiones excepcionales como estas; no es para siempre, ahora es un momento de crisis y todos tenemos que hacer el esfuerzo. Es un proyecto que salió por unanimidad de todos los bloques, también con el apoyo del kirchnerismo. Falta que ese sector esté asistido, por eso mandamos el proyecto a Provincia y Nación.
-Volviendo al anuncio de la vuelta a fase 3 en la cuarentena, cuesta entender esta apertura con un promedio de 3.500, 4.000 infectados por día con el 58% de ocupación de camas de terapia intensiva en el AMBA. Más allá de que justifiquen con que se logró ampliar el tiempo de duplicación de casos, ¿en algún punto no se torna incontrolable?
-El índice de duplicación es una de las variables, pero la cantidad absoluta es un dato a verificar. Si seguimos incorporando capacidad de camas, si los tratamientos van permitiendo una rotación de camas más rápida ya que si son más exitosos menos gente se muere pero también la gente permanece menos tiempo internada, con lo cual la cama te rinde más. Son variables que hay que revisar constantemente. Unos de los errores fue haber vuelto demasiado atrás en el aislamiento. Se limitaron algunas actividades que se podían haber mantenido, que no son eje de contagios, y lo demuestra hoy la decisión de volver a abrirlas. Es parte de lo que vamos aprendiendo, no me siento un sabio en este tema, pero trato de ser flexible, aprender, mirar, tratar de entender.
-¿Qué pasa si en 15 días el Gobierno dice “vieron, esto es lo que iba a pasar si abríamos...”?
-Si hacen eso sería un error, la decisión la tomó el Gobierno. Sería autoincriminarse.
-Hubo presión de parte de Juntos por el Cambio también...
-El nivel de compromiso y de responsabilidad que hemos tenido como oposición a lo largo de esta crisis ha sido muy alto. No creo que se nos pueda pedir mucho más que esto.
-En los intendentes opositores se percibe un nivel de compromiso distinto al de la cúpula del PRO. Patricia Bullrich, Mauricio Macri han sido mucho más críticos de la cuarentena.
-Mauricio no se manifestó nunca en contra de una política pública en la cuarentena, estuvo mucho tiempo en silencio.
-En la entrevista que dio semanas atrás habló de falta de libertades...
-Dijo que tenemos que estar atento a que ciertas cosas no ocurran y que no nos entusiasmemos con algunos mecanismos. Estas crisis pueden sacar lo mejor o lo peor de nosotros. Un país necesita una oposición responsable que controle, que de distintas miradas. Dentro del propio espacio político hay distintas posturas, no todos coinciden plenamente y me parece que eso está bien. No hay que tener tanta preocupación en los matices de las distintas miradas, los distintos puntos de vista solo nos hacen mejorar y reflexionar en la medida que sean con respeto. Hemos estado y vamos a seguir estando, esperemos que los ámbitos de diálogo, de respeto y de trabajo en conjunto continúen más allá de la pandemia, porque la economía va a requerir acuerdos de mediano y largo plazo. Creo que todavía no somos conscientes de las complejidades que vamos a enfrentar económicamente porque además el mundo está mal. Hay que trabajar en equipo con mucha responsabilidad.
-Pero es muy distinto el diálogo que han mantenido los dirigentes con responsabilidad de gestión, que casos como el de Patricia Bullrich que ha celebrado la manifestación del 9 de Julio con el riesgo que implica concentrar gente.
-Son roles distintos. Cuando sos legislador representás un espacio político, cuando sos intendente gobernás para todos, no ando tocando el timbre y diciendo “si me votás te levanto la basura, si no no lo hago”. Los roles ejecutivos suponen una responsabilidad respecto del todo. Obviamente tengo un origen partidario, ya llegará el momento de competir y vamos a querer ganar, pero mientras tanto hay que encontrar los puntos de acuerdo, agotar las instancias de diálogo. Twitter no alcanza, define una postura pero no convence al otro, el diálogo es lo que te puede permitir que el otro corrija o corregir uno mismo si está haciendo algo mal. La gente nos necesita planteando soluciones, después vamos a competir. Hoy el rol que tenemos es de oposición: controlar y plantear miradas distintas.
-¿Cuándo habló por última vez con Mauricio Macri? ¿Cómo lo ve?
-Principio de esta semana. Hablamos de todo, de gestión, del espacio político. Lo veo bien a él, con una actitud de ayuda, de sostener la unidad en nuestro espacio y de ayudar a los nuevos liderazgos. Me gusta mucho ese Mauricio Macri.
-¿Del viaje a Paraguay no hablaron? Hubo comentarios sobre la intencionalidad política, de marcarle la cancha al Gobierno, pero también como un gesto mientras usted junto al intendente de Lanús, Néstor Grindetti, se reunían con el Presidente.
-No entro en esa, estamos jugando un juego más grande con responsabilidades mucho más importantes que esas especulaciones.
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