Escuchar o no a los empresarios. Esa es la disyuntiva que divide en estos momentos a senadores oficialistas y opositores respecto del proyecto de regulación del teletrabajo luego de la reunión de la Comisión de Trabajo y Previsión Social de la Cámara alta de esta mañana, en la que hubo exposiciones sobre el tema del ministro de Trabajo, Claudio Moroni, y de los titulares de la CGT, Héctor Daer, y de la CTA oficialista, Hugo Yasky, pero los legisladores del Frente de Todos se encolumnaron detrás de la decisión de no recibir a ningún otro sector con el fin de emitir un rápido dictamen la semana próxima y así estar en condiciones de tratar la iniciativa en una sesión del Senado.
Cuatro senadores de Juntos por el Cambio insistieron durante la reunión de la Comisión en la necesidad de que las entidades empresariales puedan opinar sobre el proyecto de teletrabajo antes de que llegue al recinto, pero el presidente de ese grupo legislativo, el peronista Daniel Lovera, al cerrar el encuentro, afirmó que hablaría con su colega radical María Belén Tapia, vicepresidenta de la Comisión, para decidir “cómo seguimos la semana próxima” con el tratamiento de la iniciativa, aunque anticipó que el Frente de Todos buscará que el dictamen se apruebe rápidamente.
Sin embargo, tras el encuentro de la Comisión, Lovera le pidió a Tapia que confeccione una nómina de entidades empresariales que podrían participar de una eventual reunión de la Comisión, aunque el Frente de Todos no tomó aún una decisión final sobre el tema.
En el encuentro por teleconferencia de la comisión, que comenzó a las 11 y finalizó a las 13.45, Moroni, Daer y Yasky respaldaron la necesidad de convertir en ley el proyecto que aprobó la Cámara de Diputados por amplia mayoría para regular el teletrabajo en la Argentina.
El ministro de Trabajo reiteró que el teletrabajo es “un fenómeno irreversible”, que hoy está “sobredimensionado en la Argentina, pero que estará aquí cuando termine la pandemia”.
Luego fue repasando el contenido del proyecto aprobado en Diputados y admitió que el artículo sobre la reversibilidad recibió “muchas críticas”, aunque destacó que “el Derecho del Trabajo no es una isla” y que, por lo tanto, debe regir “el principio de buena fe” en caso de que algún empleador no pueda acceder al pedido de un teletrabajador de volver a desempeñarse de forma presencial.
“Analizamos la experiencia internacional en materia legislativa, que no es abundante, y el proyecto de Diputados es avanzado”, señaló Moroni, quien admitió que uno de los puntos que no están resueltos en la iniciativa es “cómo controlaremos el cumplimiento de las obligaciones laborales” en los domicilios, por lo que consideró que “habrá que pensar en mecanismos informáticos nuevos, que no están desarrollados en ningún lado, para fiscalizar sin violar la intimidad”.
La senadora Gladys González, de Juntos por el Cambio, le dijo al ministro que “la mirada de los jóvenes sobre el trabajo es distinta” y llamó a “no encorsetar la modalidad”. Mencionó luego los resultados de una encuesta de Isonomía en la que el 83% de las personas consultadas dijo que quería aumentar su tiempo de teletrabajo y por eso pidió “mejoras en artículos” del proyecto para “promover la modalidad”, como, por ejemplo, el que habla de la reversibilidad: “Podríamos mejorarlo dando un plazo al empleador para que se organice si se quiere volver a trabajar de manera presencial”.
Su colega de bancada Julio Cobos coincidió luego en que había que cambiar el artículo sobre reversibilidad porque “todo contrato incluye la buena fe de las partes, pero hay que regularlo bien”, y que consideró que el que obliga al empleador a pagar los costos adicionales del teletrabajador en su hogar debería aclarar que esa compensación “es no remunerativa”.
También intervino Esteban Bullrich, de Juntos por el Cambio, para advertir que “la regulación puede promover u obstaculizar” el teletrabajo y que, tal como está el proyecto, “puede llevar a que los trabajadores puedan elegir otros países” con menos regulaciones para desempeñar sus tareas.
A continuación habló Yasky, quien elogió el “consenso” alcanzado en el proyecto aprobado en Diputados y destacó que “los empresarios acompañaron la idea de una ley, con cuestionamientos pero no hubo una cerrada negativa a que exista” una norma para regular el teletrabajo.
Daer alertó luego sobre “la precarización de los que ejercen el teletrabajo en el mundo” porque “no hay promoción específica de este tipo de empleo, sino una transferencia de trabajadores presenciales al seno de sus hogares”, por lo que pidió “tener normas que no nos generen ese dumping social por esa incompatibilidad de tener trabajadores sin derechos que compiten en una globalización cavernícola por esa competencia hacia abajo de los derechos laborales”.
“Les pido precaución para que la revisión en Diputados no nos deje sin ley. Tengamos en la mira que el proyecto incluye cuestiones impositivas que deben partir de la Cámara baja y no del Senado”, dijo Daer acerca de la posibilidad de que los senadores introduzcan cambios en la iniciativa.
El cotitular de la CGT salió después al cruce de Gladys González cuando le advirtió: “Más allá de las encuestas, que la representación de los trabajadores se la dejen a las organizaciones sindicales”. El comentario enfureció a la senadora, que expresó su “malestar” por lo que dijo el sindicalista y le recordó estaba “en el Senado de la Nación y que era un invitado de la Comisión”.
Y agregó: “Somos representantes de los argentinos y no puede arrogarse la representación de los trabajadores con un nivel de soberbia que ofende. Podemos hablar con los trabajadores e interpretar lo que necesitan porque sancionamos leyes que ustedes deben cumplir”.
Daer pidió disculpas por sus dichos a González y al resto de los senadores, pero la tensión del episodio quedó latente y derivó en otros cortocircuitos, como cuando Mayans defendió al líder cegetista con críticas al gobierno de Mauricio Macri y otros senadores pidieron que se respeten las opiniones de todos. Uno de ellos fue Bullrich, quien sostuvo que “si ponemos el foco en buscar responsables, no habrá soluciones” y llamó a “dejar atrás las divisiones históricas”.
Pero el contrapunto más fuerte se dio entre la insistencia de los senadores opositores para que se escuche a las entidades empresariales en la Comisión y la reticencia de los oficialistas en permitirlo. El propio Lovera, ante los reclamos de Juntos por el Cambio, dijo que “se escuchará a todos”, pero advirtió que “por escuchar mucho a una parte perdimos más de 300 mil puestos de trabajo”, por lo que dijo que “hay que valorar el esfuerzo de las organizaciones sindicales por cuidar el empleo”.
“La crisis de hoy es por el COVID-19, pero veníamos de una crisis del empleo desde hace cuatro años”, disparó el senador oficialista, que aseguró que el Frente de Todos quiere emitir dictamen la semana que viene y que el trámite fuera “rápido” porque “necesitamos que esta modalidad esté regulada”.
Tapia le respondió que “los empleadores ven dificultades de instrumentación del teletrabajo” y por eso pidió que “desde mañana convoquemos a esos empleadores” a dar su opinión, postura que respaldó Cobos y agregó que también se invite al sector de las pymes. Sus colegas de bancada Bullrich y Laura Rodríguez Machado se sumaron al pedido de escuchar al sector empresarial.
El oficialista Alberto Weretilneck juzgó que no era necesario convocar “a las patronales” porque alcanza con que “se analicen las presentaciones” por escrito efectuadas ante la Comisión.
Ahora, el Frente de Todos deberá resolver si avanza con su decisión original de emitir un rápido dictamen o si admite que no se escuchó a todos y todas en el Senado y recibe a los empleadores.
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