Los gobiernos bonaerense y porteño avanzaron un paso más este mediodía en la reapertura progresiva que terminarán de definir hacia el fin de semana y bajo la supervisión sanitaria en torno a la evolución de los contagios de las próximas 48 horas.
Los jefes de Gabinete de ambas jurisdicciones, Carlos Bianco y Felipe Miguel, y los ministros Daniel Gollán y Augusto Costa, de la Provincia, y Fernán Quirós y José Luis Giusti, de la Ciudad, conversaron durante un buen rato en La Plata, intercambiaron información sanitaria y medidas a implementar a partir del fin de semana, y dejaron así el camino allanado para que Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof ultimen detalles de la reapertura de la cuarentena estricta entre el jueves y el viernes junto al presidente Alberto Fernández.
La presencia de Costa y Giusti, ministros de Producción y de Desarrollo Económico de Provincia y Ciudad, respectivamente –los encargados de monitorear la evolución de las actividades comercial e industrial en ambos distritos–, se traduce en la decisión consensuada de rehabilitar rubros no esenciales a partir de la próxima semana.
Fue algo de lo que hablaron ayer por la mañana el jefe de Gobierno y el gobernador, en las oficinas porteñas de la calle Uspallata, en una reunión que había sido pautada a mediados de la semana pasada y que transcurrió, según las fuentes, en buena armonía. Consensuaron los pasos a seguir, a pesar de algunas diferencias en la implementación de las medidas según la realidad de los dos distritos. El transporte público aún es una incógnita.
Sí hubo una mención por parte de Kicillof, según resaltaron, a la filtración del fin de semana del borrador del cronograma de reapertura de 12 etapas, que un sector del gobierno bonaerense entendió como método de presión.
Aún persisten las dudas de si la filtración fue o no adrede. Si lo fue, el jefe de Gobierno buscó disimularlo puertas adentro: sus colaboradores aseguran que reprendió a parte del gabinete.
En ese encuentro, Rodríguez Larreta y Kicillof consensuaron la salida del aislamiento estricto en base a la evolución de los contagios de los próximos dos días, que parecieran haberse estabilizado tras la implementación de estas tres semanas de confinamiento duro. El reporte de ayer del Ministerio de Salud registró 860 y 2.002 nuevos casos en Ciudad y Provincia, respectivamente.
Esta mañana, el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, abundó en que la Ciudad trabajaba con unos “100 protocolos” de diversas actividades para empezar a reactivar a partir de las próximas semanas: en el listado figuran desde peluquerías hasta construcciones privadas con fecha cercana de finalización –entre 30 y 90 días, dijo Santilli–, y hasta la posibilidad de habilitar reuniones sociales acotadas, tal como había adelantado este medio la semana pasada.
Más allá de las fechas, es la primera vez que el Gobierno porteño trabaja en un cronograma de reapertura progresiva, después de más de 110 días de cuarentena y frente a una crisis económica que solo en la Ciudad llevó al cierre de unos 20 mil comercios, según la Federación de Comercios e Industria porteña (FECOBA). Setenta mil de los 140 mil locales que hay en la ciudad de Buenos Aires tuvieron que volver a bajar la persiana en estas semanas. Volverán a abrir a partir del fin de semana.
Rodríguez Larreta trabaja además en la vuelta de la actividad física al aire libre. Kicillof también piensa en habilitar algunos deportes.
El gobernador bonaerense mantendrá, en tanto, en las próximas horas un encuentro virtual con intendentes del Gran Buenos Aires que transitan la cuarentena estricta como la Ciudad para empezar a definir qué actividades podrán volver a funcionar en esos distritos, antes de la reunión que encabezará Alberto Fernández en Olivos, como en cada víspera del anuncio de extensión del aislamiento.
Hoy, un jefe comunal de la zona sur del Conurbano le admitió a este medio que esta fase estricta del confinamiento tuvo buenos resultados hasta esta semana: el intendente notó que hubo comercios no esenciales que volvieron a levantar sus persianas, a pesar de la prohibición. “Los comerciantes no dan más”, agregó.
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