Se define como “peronista/liberal” y como un dirigente que “está del lado moyanista”, pero ha ganado espacio en las últimas semanas por sus notas de opinión en los medios en contra de la cuarentena obligatoria y por su campaña de videos que llevan el lema #NoTeQuedesEnCasa.
Se llama Marcelo Peretta, es secretario general del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, y su rechazo al aislamiento es tan extremo que aseguró a Infobae que está analizando con un abogado penalista si “son punibles” las recomendaciones de los infectólogos que asesoran al Gobierno y que aparecen en la televisión: “Cuando uno ve que están enseñando y explicando en los medios todo lo contrario a lo que escribieron en sus libros y a lo que nos enseñaron en los posgrados, uno llega a la conclusión de que están jugando a la política”, afirmó.
-¿Por qué critica en términos tan tajantes la cuarentena?
-Además de sindicalista, soy doctor en Farmacia y bioquímico. Con la formación en la Universidad de Buenos Aires uno aprende a pensar y al principio me pareció que no iba a pasar ni lo que dijo Ginés González García acerca de que el coronavirus no iba a llegar ni que era necesario lo que planteó Alberto Fernández cuando mandó a todo el mundo adentro de su casa. Fuimos los primeros que dijimos que había que usar barbijos y hacer testeos masivos cuando los infectólogos lo relativizaban. Pedro Cahn, que fue profesor nuestro, decía que si estás encerrado, bajan las defensas del organismo. Está en sus libros. Porque si estás encerrado y sin hacer actividades físicas aumenta la posibilidad de engordar, de deprimirte, de tener fobias, insomnio y preocupaciones que bajan las defensas. Las pandemias se trataban así hace cien años, cuando no se conocía por qué la gente se enfermaba.
-No puede negar que las cuarentena se aplicaron en todo el mundo y que incluso algunos países que las levantaron tuvieron que volver a disponerlas para evitar los contagios.
-Sí, pero fíjese cómo lo hicieron. En los países desarrollados las cuarentenas han sido mayoritariamente optativas, es decir, el Estado se obliga a darte toda la información del caso y después vos tomas la decisión. Algunas ciudades de estos países, porque la mayoría son federales, han vuelto atrás, pero en la medida que vas testeando y utilizando las camas regulás tus decisiones. Ahora, desde el punto de vista científico, todos los que hemos hecho algún posgrado en salud pública sabemos que hay que determinar primero la contagiosidad de un virus, cuánto enferma y cuánto mata. Y el COVID-19 es altamente contagioso, enferma poco y mata menos, y este es un dato de la realidad. Aunque la OMS reaccionó tarde, se sabía de entrada que el aislamiento selectivo es mucho más efectivo que el de la totalidad de la gente porque ahí empezás a enfermar a gente que está sana, que no esta contagiada, como el caso de los jóvenes o los estudiantes. Puedo estar equivocado, pero en la medida que pasa el tiempo se puede decir que esto es tan dañino como una gripe.
-Que tampoco hay que subestimar, en realidad...
-No la minimizo porque por la gripe se mueren 30 mil personas por año en nuestro país. La gripe mata y hay que prevenirla. Por eso existe la vacuna y cuidados mínimos como abrigarse. Ahora, por la gripe no parás el país porque, de hecho, ahora puede morir más gente por problemas cardiológicos, oncológicos, metabólicos o por automedicación, que ha crecido un 25% en estos últimos meses. Hay que calcular los efectos colaterales del encierro, que no es en sí mismo una medicación. Además, hay medicación. A diferencia de lo que se dice, que es “frenemos todo hasta que venga la vacuna”, no frenemos todo porque la vacuna vendrá, si Dios quiere, el año que viene. Mientras tanto, si te diagnostican hay Paracetamol para bajar la fiebre, Hidroxicloroquina, Ivermectina o Dexametasona para desinflamar y subir las defensas, y Lopinavir, Remdesivir o Favipiravir para matar el virus, y también hay plasma de los recuperados que actúa como medicamento.
-El Presidente tiene un comité de epidemiólogos que lo asesoran. Se supone que sus consejos tienen basamento científico.
-Tomo sus palabras: se supone. Porque cuando uno ve que están enseñando y explicando en la televisión y los medios todo lo contrario a lo que escribieron en sus libros y a lo que nos enseñaron en los posgrados, uno llega a la conclusión de que están jugando a la política.
-¿Qué significa lo contrario?
-Los dos infectólogos de cabecera del Presidente decían que el coronavirus no iba a llegar y que, aunque llegara, no era tan grave. Es una barbaridad porque se sabe que un virus que se contagia por humanos siempre llega porque la circulación de gente es global. También se preguntaban para qué usar el barbijo. Y luego dijeron que el testeo masivo era innecesario y hoy descubrieron que vale. Tenemos al menos cinco medicamentos que están disponibles en nuestro país, además del plasma, que sirven como paliativo. Si tenés los síntomas y estás grave, te internan y el médico de terapia tiene varias opciones, entre las cuales están estos medicamentos. Quiere decir que no es una condena a muerte, pero, sin embargo, en el discurso de los infectólogos no se ve eso. Han convertido a la salud pública en una ciencia exacta, matemática, cuando ellos mismos nos han enseñado que la medicina y la salud pública son una ciencia humana, social, y que depende de cada caso porque cada paciente reacciona distinto, y en esto tiene mucho que ver el sistema inmunológico.
-Usted escribió una nota en la que advirtió que los infectólogos pueden ser “punibles cuando todo esto termine” por los consejos contrarios a lo que enseñan en la Facultad. ¿Qué significa?
-Cuando termine de hablar con usted tendré una charla con un abogado penalista para ver si son o no punibles. ¿Qué hacés con alguien que mantuvo su mediatización en función de decir cosas distintas a las que enseña en el grado y posgrado de estudiantes de Medicina, Bioquímica y Farmacia?
-¿Tendrían que haber aconsejado reforzar el sistema inmunológico antes que el encierro?
-Claro, y el Presidente tendría que haber recomendado comer bien y hacer actividad física. Lo de los runners fue un escándalo porque eran justamente los que menos iban a usar el sistema de salud. Ginés González García tendría que haber dicho: “Aceptamos que los runners salgan a correr porque tiene un efecto positivo en el sistema inmunológico”. Y finalmente admitió que habían prohibido que salieran por un tema de imagen. Estamos frente a un gobierno que no quiere enfrentar los problemas y que va a tener un colapso en el sistema de salud: habrá muchos enfermos cardiológicos, oncológicos y metabólicos. Se estima que habrá mil nuevos casos de cáncer en los próximos años porque llegaron tarde al diagnóstico. Hoy vas a una clínica con cualquier otro problema que no sea COVID-19 y te mandan de vuelta a tu casa con un Paracetamol.
-¿Por qué el Gobierno dispondría estas medidas si no estuviera seguro de su resultado?
-Creo que Alberto Fernández vio una gran oportunidad de ponerse a la gente de su lado. Eso era verdad en marzo porque vio que en Europa se estaba muriendo mucha gente, pero cuando pasó el tiempo nos dimos cuenta de que la cuarentena debía ser la última medida, no la primera, porque no la podés sostener mucho en el tiempo. No se puede tener a la gente encerrada más de 20 o 25 días. Esa es la razón por la cual sobreactúa. Pensó que la gente lo iba a reconocer de por vida, pero después las opiniones se empezaron a dividir. Encerrarte no es una medida correctiva de nada. Se podía aceptar al principio porque se necesitaba tiempo para comprar camas, respiradores, ordenarse. Pero cuando pasan los días y se pide más tiempo es porque no se quiere enfrentar el problema socioeconómico que tiene el país. No hay un plan para reactivar la economía, como nos decían en la campaña. Suscribimos un 100% lo que pide la CGT: que el Gobierno tenga un comité socioeconómico que proponga ideas que nos saquen del fondo. Esto no se arregla con echarle la culpa a Macri. Pongámonos a laburar: ya pasamos el 53% de pobres en la Argentina. ¿Hasta dónde queremos llegar?
-¿No está solo en esta militancia anticuarentena? Sus colegas sindicalistas no dicen lo mismo.
-No se atreven porque en materia de salud siguen lo que les dice el ministro (Ginés González García), pero en materia de economía están de acuerdo con lo que digo yo: volvamos todos a trabajar con protección y barbijo. Y que los empleados públicos también vuelvan y den el ejemplo. Los bioquímicos y farmacéuticos trabajan y ponen el cuerpo por todos, pero si tienen que hacer un tramite en el PAMI, en la ANSES o en la Justicia, no pueden hacerlo. Esa injusticia la podemos corregir.
-Usted escribió: “Prefiero ser un hombre libre, con riesgo de enfermarse, que un esclavo que ni siquiera gozará de buena salud”. Una frase más típica de un liberal que de un peronista...
-Soy peronista/liberal. No me podés quitar el derecho de libre circulación o encerrarme para darme supuestamente un beneficio a la salud. Digo supuestamente porque está comprobado que encerrarme no es salud. Encerrarme es enfermarme. ¡Me quitás derechos, me convertís en esclavo y encima no me vas a dar salud! Hay un tercio de escépticos que tenemos que convencer al tercio de ingenuos que creen que esto los va salvar y, en realidad, los va a hundir en su salud y en su economía.
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