La pelea interna en la Unión Tranviarios Automotor (UTA) terminó otra vez en violencia: al menos tres heridos se registraron este lunes por la mañana en Mar del Plata durante un enfrentamiento entre choferes de colectivos que realizan un paro por motivos salariales y activistas que responderían al titular del sindicato, Roberto Fernández.
Los colectiveros en conflicto, que responden a la agrupación opositora de Fernández, realizan un piquete desde el sábado pasado en el predio de la empresa 25 de Mayo para impedir la salida de colectivos, pero un grupo de afiliados a la UTA apareció a las 6 para intentar liberar el lugar, oportunidad en la que se produjeron los incidentes, en los que usaron palos y armas de fuego.
“Estábamos pidiendo pacíficamente que se nos pague el dinero adeudado desde diciembre y vinieron representantes de la UTA a enfrentarnos y atacarnos con armas”, dijo Juan Mastromarino, que integra la agrupación disidente Juan Manuel Palacios. Y agregó: “Nos atacaron con armas de fuego tumberas y con palos, eran 30 personas que se hicieron pasar por choferes y ahora tenemos tres compañeros heridos, uno con arma de fuego y los otros con golpes de palos en la cabeza”.
En uno de los videos que circuló, uno de los choferes agredidos aseguró que “hay compañeros heridos de bala, uno en la panza y otro en la pierna”.
Este fin de semana, el secretario adjunto del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, difundió en las redes sociales un video en el que le brinda “todo el apoyo” a los choferes en conflicto y aludió a la protesta que realizan como “una medida de fuerza tan digna”.
Ningún dirigente de la UTA contestó los llamados de Infobae para conocer cuál era su versión acerca de los graves disturbios que se produjeron en Mar del Plata.
Luego de los incidentes, los choferes continuaron con el piquete ante la empresa para impedir la salida de los colectivos, mientras que los abogados de la UTA presentaron un recurso de amparo ante la Justicia para que paguen los sueldos atrasados y se pueda restablecer el servicio.
En realidad, la UTA había comenzado el 2 de julio una huelga por tiempo indeterminado en Mar del Plata y en otros lugares del interior como Córdoba, Santa Fe, Tucumán y Jujuy en reclamo de salarios adeudados, los aportes a las obras sociales y el aguinaldo impago.
La decisión tomó forma cuando las concesionarias de transporte urbano de pasajeros anunciaron ante el Ministerio de Trabajo de la Nación que los salarios y el medio aguinaldo serían afrontados en cuotas, en la medida que vayan generando ingresos en medio de la crisis provocada por la pandemia.
La violencia en Mar del Plata pone una vez más en evidencia el choque entre Roberto Fernández, y el titular de la agrupación Juan Manuel Palacios, Miguel Angel Bustinduy, quien encabezó los graves incidentes que se produjeron en diciembre en la sede del sindicato, donde un grupo entró por la fuerza, destrozó muebles y robó computadoras, televisores y hasta un árbol de Navidad.
En los disturbios hubo ocho heridos, como producto del enfrentamiento entre choferes oficialistas y opositores, y durante la toma del edificio Roberto Fernández tuvo que atrincherarse en el techo y prometió “matar a fierrazos” a quienes quisieran llegar hasta adonde estaba él para enfrentarlo.
Bustinduy formaba parte de la conducción del sindicato, pero rompió con el oficialismo de Fernández y presentó una lista opositora en las elecciones de octubre pasado, que fue impugnada. La agrupación disidente fue apadrinada por Hugo Moyano, de muy mala relación con el jefe de la UTA.
El 30 de abril, este mismo sector opositor comenzó un paro de actividades (al que luego se sumó la UTA) en reclamo de que se cumpliera el nuevo protocolo de seguridad que dictó la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), que los obligaba a usar barbijos.
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