Damián Nevi (39) tiene el récord de haber trabajado en una docena de farmacias en menos de seis años. En todos lados se presentaba como farmacéutico, aunque hasta ahora no pudo acreditar ese título ante la Justicia. También se hizo pasar como inspector de la ANMAT y hasta habría falsificado un sello de ese organismo para poder operar. Arriesgado como pocos para los negocios, compró una droguería en quiebra y la utilizó para hacer negocios en plena pandemia del Covid-19. En poco tiempo logró estafar, de manera indirecta, a dos gobiernos: a la Ciudad de Buenos Aires con los barbijos y a la Provincia con los respiradores. En uno solo día se llevó casi $130 millones. Hoy pasa sus días en la cárcel.
Nevi cayó en desgracia recién a mediados de mayo. El juez federal de Morón Néstor Barral, que luego se declararía incompetente, comenzó a investigar su patrimonio. Casi en simultáneo, la empresa E-ZAY, contratada por el Gobierno de la Ciudad para vender 5 millones de barbijos, presentó una denuncia penal ante la justicia criminal y correccional de la Capital Federal. Se ordenaron escuchas y tareas de seguimiento. Finalmente, el 20 de mayo, la jueza Paula González ordenó su detención. En su casa, en la localidad de Merlo, la Policía de la Ciudad secuestró $ 810.000 dentro de una valija de color gris, con una nota que rezaba “ESTE ES EL PAGO TUYO”.
En su indagatoria, Nevi dijo que el negocio de los barbijos se frustró “por el aumento del precio a nivel mundial”. Y que tuvo la intención de devolver el dinero que le había adelantado la empresa E-ZAY, un total de $60.500.000, pero “quedó retenido en el banco por falta de documentación”.
Pero lo cierto es que después de cobrar ese dinero empezó a inventar todo tipo de excusas. Primero pactó una entrega en una depósito de OCASA que nunca se concretó. Nevi aseguró que le habían robado un camión en uno de los accesos a la Ciudad. Al día siguiente, se comunicó asegurando que ya había recuperado los barbijos y prometió devolver el dinero. La promesa nunca se concretó y siguieron negociando. En el último contacto, Nevi dijo que estaba en Rosario (Santa Fe).
Igualmente, la cuenta fue congelada y se pudo devolver el dinero a la Ciudad. Sin embargo, la Justicia porteña no llegó a tiempo para recuperar otros $110 millones que le había pagado el Gobierno porteño a la empresa E-ZAY.
Para la estafa de los barbijos, Nevi utilizó la fachada de una droguería, Medinsumo, que había comprado en 2019 y nunca había terminado de pagar. Su socio en ese emprendimiento fue el médico boliviano José Luis Callejas Chávez, a quien había conocido en la Clínica UOM de Avellaneda.
Callejas Chávez contó en sede judicial que la compra de Medinsumo se cerró en junio del año pasado: llegaron a un acuerdo con los vendedores y suscribieron la compra de las acciones ante un escribano. El precio se pactó en USD 40.000, pero solo pagaron 20.000. En pocos días, se dieron cuenta de que las finanzas de la empresa eran peores de lo que imaginaban y abandonaron el local que ocupaban.
Pasaron los meses hasta que llegó la pandemia. En enero, Nevi se comunicó nuevamente con su “socio”. Ahora le ofrecía comprarle el 50% de las acciones. Rápidamente llegaron a un acuerdo. Con ese acuerdo, decidió asociarse a dos brokers, Paula Fernandez y María Elena Canali, que tenían contactos con proveedores de China y podrían atraer nuevos clientes. De hecho, la empresa E-ZAY llegó por intermedio de Fernández y algo similar ocurrió con la empresa Aeromedical, que le vendió 200 respiradores a la provincia de Buenos Aires y terminó denunciando por estafa a Nevi y Fernández.
El 2 de abril, Aeromedical transfirió a la cuenta bancaria de Nevi $68.952.000, un 30% del total acordado por los respiradores. Ese mismo día, según consta en los expedientes judiciales, la empresa E-ZAY transfirió $60.500.000 a la misma cuenta del Banco Credicoop.
El adelanto por los barbijos fue congelado a tiempo por la jueza González, que también dispuso la restitución a una cuenta bancaria del Tesoro de la Ciudad de Buenos Aires. En cambio, el monto pagado por la empresa Aeromedical todavía no apareció. La jueza espera una respuesta del banco para avanzar con otras medidas de prueba, según pudo saber este medio en fuentes judiciales.
Tal como adelantó ayer Infobae, la operación de los respiradores comenzó el 2 de abril con una contratación directa del gobierno de Axel Kicillof a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). La contratación benefició a Aeromedical, que cobró por $124 millones. Con ese dinero, le pagó a Nevi un adelanto de casi $70 millones.
Los respiradores nunca aparecieron. En realidad, el comerciante intentó entregar 90 equipos de otra marca que no cumplían la misma función. Esos respiradores ahora están en poder de la Justicia.
Con las dos operaciones consumadas, Nevi comenzó a ordenar los números de la empresa que había comprado un año antes: el 7 de abril presentó un pedido para acogerse a la moratoria prevista por la ley 27.541 y se comprometió a pagar una deuda con la AFIP de $7.162.559, en 21 cuotas.
No logró el objetivo. Con apenas una cuota paga, terminó detenido. Nevi ahora está procesado con prisión preventiva por la estafa de los barbijos (ya fue confirmada por la Cámara) y espera que se defina su situación procesal por el caso de los respiradores. Las dos brokers también fueron procesadas por la estafa a E-ZAY aunque siguen en libertad.