El avance del coronavirus se está sintiendo con más fuerza en el conurbano bonaerense -Axel Kicillof fue quien más militó para que se volviera a una cuarentena estricta durante dos semanas- y una de las zonas más golpeadas es La Matanza debido a la gran cantidad de barrios populares que allí se encuentran.
Ante esto, y con extrema preocupación, los sacerdotes que trabajan en las villas de ese municipio publicaron un duro comunicado reclamando más presencia del Estado para que de respuestas a las emergencias que diariamente deben combatir.
La carta, titulada “El drama del COVID-19 en los barrios populares de La Matanza”, está firmada por el obispo de esa localidad, Eduardo García, y por once curas que conducen las parroquias de la zona.
“Como sacerdotes de la Diócesis de San Justo que vivimos y trabajamos en las villas y barriadas de Matanza, vemos cada vez con más urgencia la necesidad de que exista un Estado inteligentemente presente y dialogando con la comunidad organizada para responder a la emergencia producida por la pandemia”, comienza el escrito.
Luego reclama por el bajo nivel de testeos que no permiten tener datos fehacientes de cómo avanza el virus: “Recién hace diez días que se han comenzado a realizar los testeos en nuestras barriadas y en algunos casos han sido simplemente encuestas. Creemos que el operativo DETECTAR debería implementarse de modo estable en los barrios buscando acompañar la situación epidemiológica diaria de nuestra gente. No alcanza con operativos que pasan una vez y se van. Esto se suma a las dificultades que ya se venían dando en la atención médica de nuestra gente”.
Según explican, son las parroquias las que debieron estas semanas responder a los llamados de los vecinos para trasladarlos a realizar testeos y consultas médicas: “En la mayoría de casos de nuestros barrios el protocolo de Covid no funciona y en estas últimas semanas lo hemos comprobado de manera muy particular”.
En el documento, los sacerdotes enumeraron 10 reclamos:
1. Los teléfonos oficiales no dan respuestas.
2. Los traslados no se dan a tiempo.
3. Las personas que esperan resultados vuelven a sus hogares y no a lugares de aislamiento.
4. Los resultados llegan demorados.
5. Muchas personas con Covid confirmado vuelven a sus casas que no son lugares apropiados para el aislamiento (falta de agua y cloacas, hacinamiento, precariedad edilicia, etc.).
6. Muchos están en situación de calle o ya no pueden sostener el pago de alquileres.
7. No se da un seguimiento regular de los casos de aislamiento.
8. Muchas de las personas que son contactos estrechos no cuentan con el acompañamiento requerido.
9. Hay poca presencia del Estado ayudando a que se cumpla con el distanciamiento social, el uso del barbijo, las reuniones en espacios públicos, etc.
10. No se conoce la cantidad de personas con Covid positivo en nuestros barrios. Sin esa información es imposible recalibrar todo el trabajo comunitario que hacen nuestras comunidades.
“Estamos entrando en el momento más crítico de la pandemia y nuestras parroquias están acompañando a sus comunidades con muchas acciones. No podemos ni queremos suplir al Estado, pero podemos y queremos colaborar. La comunidad se organiza colaborando con el cuidado de nuestro pueblo y sumando a las estrategias del Estado. Lo constatamos día a día, sobre todo en innumerables mujeres de nuestros barrios que están haciendo un enorme trabajo invisible y silencioso”, advirtieron.
Y pusieron el foco en que el trabajo debe ser coordinado pero que la asistencia y presencia del Estado es fundamental para que prospere: “No basta una intervención estadocéntrica que cree poder solucionar todos los problemas directamente y sin otros actores locales, así como tampoco alcanza con comunidades que se organicen sin el acompañamiento del Estado. Es necesario buscar estrategias que fortalezcan la red entre el Estado y las organizaciones comunitarias”.
“Los vecinos y vecinas, las Iglesias, las organizaciones sociales y el Estado en todos sus niveles pueden encontrar soluciones integrales y viables a esta crisis y a la injusticia social histórica que se vive en nuestros barrios y que esta pandemia ha dejado al descubierto en carne viva”, concluya la carta.