Alberto Fernández nunca respaldó la designación de Sergio Berni como ministro de Seguridad bonaerense, y Axel Kicillof lo sabe desde el primer día que llevó su nombre a un cónclave en las oficinas de la transición en Puerto Madero. Kicillof reveló a Berni que tenía bolilla negra del futuro presidente, y su única respuesta fue una frase irreproducible que ya es secreto de Estado. Desde ese momento, el ministro de Seguridad juega su propia agenda, soslaya a Alberto Fernández y hay veces que no atiende las llamadas urgentes de Kicillof.
Berni responde a las órdenes directas de Cristina Fernández de Kirchner. La vicepresidente impulsó su designación como ministro de Seguridad, y Kicillof firmó su nombramiento bajo los atenuantes políticos de la obediencia debida. Alberto Fernández entiende las razones del gobernador, y mantendrá la equidistancia: considera que el alfil de CFK actúa como la mancha venenosa.
—¿Qué van a hacer con Berni? —preguntó Infobae a un miembro del Gabinete con presencia diaria en Olivos.
—Alberto (Fernández) está harto de Berni (sic) y ya le dijo a Axel que se haga cargo...
—¿Entonces?
—Problema de Axel, que es el gobernador de Buenos Aires. Alberto es el Presidente.
—¿Pero hoy el Presidente habló sobre Berni con Kicillof?
—Le doy una respuesta casi textual de Alberto...
—Sí.
—Me dijo que tiene problemas más importantes que Berni...
En la intimidad de Olivos, Alberto Fernández no sólo cuestiona las actitudes públicas y reservadas de Berni. El Presidente considera que el ministro de Seguridad está construyendo un perfil que le recuerda a Aldo Rico tras su intento de golpe de Estado en Semana Santa de 1987. En esa oportunidad, Rico actuó fuera de la ley para terminar con los juicios por las violaciones a los derechos humanos durante la dictadura militar, y después se alió con el peronismo bonaerense para liderar una agenda de mano dura y gatillo fácil.
Además de comparar a Berni con Rico –casi una parábola política del denominado Huevo de la Serpiente–, en la Casa Rosada tienen una lista de los desplantes internos y los escándalos públicos del ministro de Seguridad apoyado por Cristina Fernández de Kirchner.
Al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, no le gustó que Berni no concurriera a un encuentro de coordinación que convocó para los responsables de Seguridad, Transporte y Salud de las tres jurisdicciones que operan juntas en esta etapa de la cuarentena restrictiva. Ocurrió el viernes pasado, después de la presentación grabada de Alberto Fernández, Horacio Rodríguez Larreta y Kicillof en Olivos.
En ese encuentro se definieron las tareas y responsabilidades de los funcionarios de la Nación, la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia. Berni faltó a esa cita sin avisar, y fuera de todo protocolo, apareció hoy en Puente La Noria ejerciendo facultades que pertenecen a Sabina Frederic, ministra de Seguridad de la Nación.
Además de criticar su resistencia a las instrucciones presidenciales, en Olivos y Balcarce 50 cuestionan las actitudes de Berni vinculadas a la protección de sus propios funcionarios que están bajo investigación judicial y administrativa. Mario Baudry, jefe de Gabinete del ministro de Seguridad, enfrentó un control policial que había detenido a su pareja por exhibir un permiso de circulación que no estaba avalado por las excepciones legales previstas para la cuarentena en el AMBA.
En lugar de ordenar la renuncia de Baudry, Berni apoyó a su jefe de Gabinete y alegó que había que esperar la resolución de la Justicia provincial. En la Casa Rosada aguardaban que Berni “soltara” a Baudry frente a la evidencia que hay en su contra. No sucedió.
Cuando Kicillof vio las imágenes de Berni cuestionando a la Policía Federal en Puente La Noria, pulsó su número de teléfono y protagonizó una tensa comunicación telefónica. El gobernador le exigió a su ministro de Seguridad que se ajustara a los protocolos institucionales y que se encolumnara con la agenda diseñada por Alberto Fernández.
Berni replicó los argumentos de Kicillof y utilizó su alineamiento con Cristina Fernández de Kirchner. Por ahora, no está prevista su renuncia. “Todo es un delicado equilibro”, explicaron cerca del gobernador bonaerense.
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