El apellido Cafiero se puso de moda en los últimos meses. La llegada de Santiago a la Jefatura de Gabinete de Ministros trae a la memoria los tiempos que tuvieron de protagonista a Antonio, el fundador de una saga política familiar que no está exenta de críticas, quizás porque se conocen más las anécdotas falsas que hizo correr el propio Juan Domingo Perón, que nunca quiso demasiado a “Cafierito”, como él mismo lo llamaba, seguramente para bajarle el precio.
Sin embargo, Cafiero no solo fue el ministro más joven del segundo gobierno de Perón y el primero que le renunció, en crítica al enfrentamiento que tuvo con la Iglesia católica, sino también el dirigente que se animó a reclamar el respaldo de la clase media para ganar las elecciones de 1987, casi una herejía en el peronismo tradicional, y el que modernizó la gestión de gobierno con cuadros político-técnicos que, en muchos casos, siguen vigentes.
Ginés González García fue su segundo ministro de Salud, Felipe Solá fue su primer ministro de Asuntos Agrarios, Alberto Cormillot fue su primer ministro de Acción Social, Jorge Remes Lenicov fue su segundo ministro de Economía, Eduardo Amadeo fue su presidente del Banco Provincia, Mario Cafiero fue su secretario general de la Gobernación, por nombrar algunos de los profesionales que fueron parte de su equipo, algunos de los cuales partieron al gobierno de Carlos Menem.
Pero más allá de los nombres, lo que impacta del libro Antonio Cafiero. El estadista bonaerense, del sociólogo Aritz Recalde, es la cantidad de políticas públicas progresistas, descentralizadoras y a favor de la transparencia que pudo desplegar a pesar del contexto. “Goberné la provincia durante cuatro años durísimos, en los que pasaron nada menos que tres estallidos hiperinflacionarios, tres asonadas militares, un rebrote subversivo, siete ministros de Economía nacionales, doce planes de ajuste, una traumática sucesión presidencial y los dramáticos saqueos del hambre”, explicó Cafiero en la autobiografía que publicó en el 2011.
A pesar de eso, diseñó un programa de gestión participativa de la política pública y creó el Consejo para la Participación y el Desarrollo, el Consejo Provincial de la Mujer, los Consejos de Escuela, los Consejos de Seguridad Municipal, los Consejos de Emergencia Bonaerense y de Emergencia Municipal y los Consejos de Salud, muchos de los cuales continúan activos. Otros, fueron la base de políticas con demandas que recién se generalizaron ya en el siglo XXI.
En diálogo con Infobae, Recalde cuenta que solo estuvo con Cafiero una vez en una cena, en el 2007, cuando él estaba trabajando en su tesis sobre la historia de las municipalidades de la provincia de Buenos Aires. “Me llamaba la atención el hecho de que Antonio Cafiero fuera el único gobernador que planteó el modelo de la autonomía municipal, e incluso buscó darle entidad constitucional con una reforma de la Carta Magna provincial –fallida– en el año 1989″, explica.
También relata que empezó a estudiar la obra de Cafiero en el marco de un proyecto de investigación de la Universidad Nacional de Lanús, que analiza la gestión de los gobernadores bonaerenses. “En la investigación fui a buscar al gobernador Cafiero y me encontré con un intelectual, con un lúcido economista y con un gran doctrinario. Posiblemente, junto a John William Cooke, es de los teóricos justicialistas que más claramente reflexionaron sobre la organización política del peronismo. Cooke se orientó hacia la izquierda del peronismo y Cafiero, que era cristiano, se mantuvo siempre más cercano a la idea de la comunidad organizada y de la conciliación de clases”, agrega.
Recalde presentará hoy martes a las 18:30 el libro que editó UnLa a través del canal de Youtube del GrupoFabro.
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