Doce días de internación, una transfusión de plasma y un día donde la capacidad respiratoria descendió y generó preocupación en los médicos que lo atendían. Martín Insaurralde dejó atrás el coronavirus y se recupera en su casa, junto a su familia y luego de una seguidilla de días en los que estuvo aislado en el Hospital de Lavallol, Lomas de Zamora, el distrito que gobierna.
Este lunes el intendente peronista vuelve a la actividad. A las reuniones, a la gestión. Aunque, por recomendación médica, tratará de que la mayoría de las reuniones sean por teleconferencias, hoy volverá a su trabajo con la nueva normalidad.
En una entrevista con Infobae repasa los días aislados en el Hospital, el momento más complejo de la semana cuando los estudios de oxigenación no le dieron bien, la transfusión de plasma a la que se sometió y la necesidad de seguir cuidándose al extremo porque no está comprobado que no se pueda volver a contagiar.
-¿Cómo fueron los 12 días de internación en el Hospital de Lavallol y la semana en la que tuviste altibajos?
-Comencé normal, como un paciente leve. Después de tener fiebre me aislé dos días en casa. Un día me hice el hisopado y al otro me interné. Los primeros cinco días fueron con un dolor muscular fuerte, dolor de garganta y fiebre. El miércoles de la semana que estuve internado me hicieron una tomografía y me sacaron sangre. Me dio mal el estudio de oxigenación en sangre. Se encendieron las alarmas. En la tomografía salió la neumonía bilateral. Ahí es cuando pasas de paciente leve a grave.
-¿Y cuál fue la solución en ese momento, el camino a seguir?
-Llamé a mi médico, Ramiro Heredia, que es del Hospital de Clínicas y que me atiende desde 2011. Vino, se juntó con el equipo del Hospital de Lavallol. Nos juntamos en la habitación, vieron la placa y los valores en sangre. Me había subido la creatinina. Se habían disparado los valores. Tenía inflamación en los bronquios. Me presentan dos alternativas, que eran los tratamientos disponibles. Eran con corticoides y plasma. Encaramos los dos. Rápidamente empecé a tomar las dosis de corticoides. Ramiro se comunicó con el Incucai y nos mandaron los papeles para llenar la solicitud del plasma.
-Ahí comienza el momento en el que afronta el tratamiento con plasma.
-Hay que dejar bien en claro esto. No es que es plasma para todos o plasma para ricos o plasma para los que acceden. El plasma es un tratamiento experimental. Está en una etapa de prueba en distintas partes del mundo. Sino nadie se moriría. Es una de las pocas cosas que hay para ayudar. No tiene contraindicaciones. La solicitud la hace el médico de cabecera de uno. No es que yo quiero un plasma y me dan. En los primeros días no era paciente para aplicar el tratamiento de plasma porque era un paciente leve.
- Luego se complicó su cuadro.
-Exacto. Se aplica en pacientes graves o críticos. Los críticos ya conocemos quienes son. Los que están en terapia, los que tienen asistencia respiratoria. Y los graves son los que pierden oxigenación, tienen distintas deficiencias y tienen distinta carga viral. A través de esa tomografía que hicimos lo solicita el médico, lo acepta el paciente y se llena la solicitud. Pasa por la revisión de la provincia de Buenos Aires y el ministerio de Salud lo aprueba. A las 21 del día en que hicimos la solicitud me llega el plasma al Hospital. Por mi condición de paciente oncológico, por la quimio, no tengo vías para que me lo puedan transfundir. Como no lo podían hacer me tuve que hacer una pequeña intervención en el cuello. Finalmente, a la medianoche me pasaron el plasma. Volví a la habitación a 1:30 de la mañana.
-¿En cuánto tiempo hizo efecto la transfusión?
-En 24 horas me sentía distinto. En 48 horas había recuperado mi capacidad pulmonar. Se me habían desinflamado los bronquios. Atribuirle al plasma la solución sería una falta de seriedad. Es una cuestión experimental. En todo este proceso hubo tres cuestiones: la ayuda del plasma, los corticoides que me desinflamaron los bronquios y que el cuerpo reaccionó favorablemente con el comportamiento del virus, que se comporta muy distinto en cada organismo.
-Fue una combinación de factores. Lo que trata de resaltar es que el plasma no es salvador.
-Hoy no lo puede aseverar nadie científicamente. Puedo decir que mejoré. En Estados Unidos hay más de un millón de contagiados y recién el tratamiento experimental es con 20 mil pacientes. En Argentina no llevamos mucho más de cien pacientes. Es una enfermedad nueva. Yo celebro la ley sancionada en el Congreso para donar plasma. Es un momento para pensar desde que lugar podemos ayudar cada uno. Hay que concientizar a quienes lo tuvieron de que es bueno donar. Mal no hace. Si hay algún efecto adverso en algún paciente, simplemente con un antibiótico se puede nivelar. Lo que si es que científicamente no está comprado que sea eficiente. Te disminuye la carga viral, ayuda al comportamiento del organismo a tener mayor regulación y defensa. Y después hay que esperar como cada uno de los organismos funciona en referencia al virus.
-En una de las entrevistas que dio durante su internación contó que hubo un quiebre en la enfermedad. Ese es el momento en que los médicos deciden avanzar con la transfusión de plasma. No tenía ningún familiar al lado y estaba aislado. ¿Cómo vivió ese momento en soledad?
-Aunque parezca exagerado, contarlo es distinto a lo vivido. Cuando llamé a Ramiro, que me conoce, que me viene atendiendo desde que tuve cáncer en el 2011, mi tiré en las manos de él y de Mariano, el médico de Lomas. Y entre los tres nos sentamos a definir. Primero pregunté si no alcanzaba con los corticoides. Porque a mi las transfusiones...pensá que a mi me venían sacando sangre dese hace cinco días. A mi me sacan sangre del tobillo, como para entender la complejidad de paciente que soy. No tengo buenas vías. Sabía que no iba a soportar una transfusión normal por un brazo, por lo que me iban a tener que hacer una intervención. Son cosas que uno, que pasó por distintas situaciones de salud, no las quiere volver a vivir. Pero los médicos me dijeron: “Es el momento, es ahora. Después, si se complica más, puede ser tarde”. En ese momento les dije que hiciéramos todo lo que tuviéramos que hacer.
-¿Lo que tuvo que vivir le rememoró el momento en que enfrentó el cáncer en el 2011? ¿En algún día de internación se le cruzó por la cabeza ese pensamiento?
-Si. Siempre lo pienso. Y en estos días, más. A mi me tocó pasar por eso a los 41 años y siempre dije que me había cambiado la vida. Después fui un hombre más maduro, con un pensamiento más abierto, más amplio y con más diálogo. Tanto en mi vida personal como en mi vida política y pública. Aprendí a ser más cauto y estar más tranquilo.
-¿Con ese pasado oncológico, sumado a una deficiencia renal que arrastra y el asma que tiene desde chico, no puso en la balanza la posibilidad de quedarse en su casa y delegar la gestión en otra persona?
-Nunca. Yo no entiendo la vida sin responsabilidades. Tomé todos los recaudos. Te juro que era un obsesivo. Mis colegas intendentes y mis funcionarios veían la forma en que me cuidaba. Había armado en mi oficina un lugar previo para que se desinfecten. Había dejado de ir a las reuniones masivas, que había en su anterioridad tanto en la gobernación como en Olivos. Fui solamente a dos. Ya le venía diciendo al Gobernador que no iba a asistir a todas las reuniones. Pero estamos todos sujetos a este bicho maldito y me tocó.
-¿Tuvo miedo?
-Yo sabía que la podía pasar mal por mis antecedentes. Principalmente por el tema bronqueal. Soy asmático desde los 6 meses. Me conozco. Entonces sé cuando tomo frío, cuando me duele la garganta, si me va a bajar a los bronqueos, si me tengo que hacer el PAF o si me tengo que hacer un baño de inmersión. Conozco mucho mi cuerpo. Pero no sabía cómo se iba a comportar este virus. Ese era mi gran temor. Por eso tuve cuidado extremo. Pero no alcanzó. Vemos como se expande este virus, pero mi trabajo no lo iba a abandonar. Tengo una responsabilidad enorme.
-¿Qué le dijo su familia?
-Por supuesto que está la dificultad de las peleas caseras, de la gente que te quiere bien, de tus hijos. Que me decían que no había que salir tanto. Pero la verdad es que no lo amerita, ni lo amerita los tiempos que se vienen. Hay que tomar los recaudos pero hay muchísimas obligaciones y muchísimo por dar para una ciudadanía que la está pasando mal.
-Cuando le dieron el alta subió un video a sus redes sociales en el que le agradece al cuerpo médico y a los enfermeros. Se lo nota emocionado. ¿Cómo lo afectó la internación desde lo emocional?
-Uno reflexiona muchas cosas en esos momentos. Cuando salí me dijeron que iba a estar el director y los médicos para saludarme. En ese momento se me vino a la cabeza la lucha que habíamos dado por ese hospital. Ese hospital tiene una historia. En el 2016 era un hospital vecinal quebrado, que estuvo cerrado como 10 años, que tenía un piso abandonado, ratas, escombros. El gobierno de la provincia de Buenos Aires había decretado la anulación de su expropiación. Entonces me fui al juzgado con los vecinos y compramos la quiebra en cuotas. Y me comprometí a que íbamos a ser el mejor hospital de complejidad en Lomas de Zamora. Sabía que era una gran pelea. Fueron tres años. En ese momento yo estaba saliendo de ese lugar que habías proyectado con los vecinos. Se me cruzó todo eso por la cabeza. Estaba feliz.
-Le dieron el alta y se pudo ir a su casa. ¿Cómo sigue el protocolo ahora?
-Me dieron el alta clínica el miércoles. Llegué a mi casa y el jueves, por supuesto que aislado, me dieron el alta epidemiológica. Me llegó el hisopado negativo. Me tenía que hisopar todos los días. Así que ya está. Estoy trabajando por Zoom y retomaré las tareas el lunes en forma normal. Con los cuidados que tenga que tener. Alimentándome bien, cumpliendo todos los protocolos y haciendo las reuniones de trabajo del municipio.
-¿Le pidieron tratar de reducir la cantidad de reuniones en forma presencial?
-Tengo que tener los mismos cuidados que antes. No hay ninguna garantía de nada. Está claro que sigue siendo una enfermedad en estudio. No está garantizado todavía que no te vuelvas a contagiar. Tenes que generar los anticuerpos y tardas hasta 28 días en esa generación. Pero la tarea de trabajo y la responsabilidad está a partir del día lunes. Y lo vamos a hacer de la mejor manera posible. Por su puesto, tomando más recaudos que antes para que la familia no sufra tanto.
-Fue la primera figura política a la que le dio positivo de coronavirus. Después se confirmó que también tenía María Eugenia Vidal. Dirigentes a los que conoce la mayoría de la gente. ¿Considera que esa situación le sirvió al ciudadano común para tomar noción de que cualquiera estaba expuesto al contagio del virus?
-Si. Creo que todo sirvió. Es un combo. Una sociedad que está madurando, que comenzó viendo por televisión lo que pasaba a miles de kilómetros de su país y que después empezó a ver que los contagiados eran personas cercanas. En los primeros cincuenta días de aislamiento nadie encontraba un conocido que se hubiese enfermado. La cuarentena prolongada, ver las decisiones erradas que tomaron algunos líderes mundiales, ver a los comunicadores, los epidemiólogos, los infectólogos, a nuestro Presidente, como iban relatando el día a día, fue construyendo una sociedad más responsable. Y que el virus se lo haya agarrado gente conocida también ayuda. Iba a pasar. Sea quien sea se lo iba a poder agarrar.
-El contagio aumentó. Estamos llegando al pico y la mayoría de los contagiados están en el AMBA. Comenzará una cuarentena más estricta. ¿Cuál su apreciación sobre este nuevo escenario?
-Sabíamos que el pico iba a venir en el mes de julio. Pudimos prolongar la curva y armar un sistema sanitario acorde a las circunstancias que estamos viviendo. Se pudieron duplicar las camas, se pudo contratar el 30% más del personal de salud, se capacitó al personal. Se hicieron muchísimas cosas bien. Estaríamos contando muertos. Si bien los hay, esto no es una catástrofe, es un éxito. Esta cuarentena que tomó Alberto Fernández. Yo sé que la palabra éxito, con una muerte, es una palabra soberbia. Pero créeme que si Alberto no hubiese tomado estas decisiones, sería otra la historia. Es muy complejo para un líder de una comunidad dar la noticia menos mala todos los días. A los que somos hombres y mujeres de la política nos gusta transmitir buenas noticias, y en estos 100 días no pudimos transmitir una sola.
-¿Y el endurecimiento de la cuarentena?
-La noticia es el éxito de esta dureza en la cuarentena. Seguramente hay muchas cosas que corregir. Necesitamos un Estado más ágil y más dinámico. Que esté atendiendo las necesidades económicas, psicológicas y de un sector muy grande de la población que ve hoy que se le está derrumbando el sueño. Que sabe que no es culpa de nadie y que ve que de esto se sale todos juntos. Es el esfuerzo de todos, de un Estado presente, de una sociedad solidaria. Creo que vamos a salir mejor como sociedad.
-Gobierna uno de los municipios más grandes del conurbano. ¿Cómo va a repercutir esta nueva cuarentena en el lugar más poblado del país y en donde ha costado que se cumpla estrictamente el aislamiento?
-La verdad es que hace unos cuantos días que la gente está angustiada y molesta. Está con el temor de contagiarse. Está con los sueños incumplidos. Con sueños que ven que se desmoronan. No ven el horizonte y se les hace difícil la estadía. Tenemos dos sectores importantes de la sociedad en esta pandemia. Por un lado los excluidos, los mas necesitados. Entendamos que comenzamos el año declarando la emergencia alimentaria. Con un millón de tarjetas alimentarias para que les llegue la comida a la mesa de los argentinos. Así comenzó este gobierno. Y rápidamente vino la pandemia, con 40% de pobreza, con casi dos dígitos de desocupación, con dos años y medio del PBI que venía decreciendo dos puntos y medio.
-¿Y el otro sector?
-Y después tenemos un sector que era el motor productivo de la Argentina. La clase media, las pymes, los comerciantes, los profesionales. Que han visto que se le ha reducido a su mínima expresión sus ingresos. Y ahí es donde el Estado ha ayudado muchísimo pero debe abordar mucho más. Ahora tuvimos el aprendizaje de estos cien días. Necesitamos un estado inteligente, más eficiente, más audaz, que utilice los recursos quirúrgicamente para plantear un horizonte. Hay un sector que ve que esta pandemia, que este aislamiento social que está haciendo, lo lleva al deterioro económico y psicológico de la familia. Ahí tenemos que articular y estar todos juntos para salir adelante.
-Solo estarán habilitadas las actividades esenciales como al principio de la cuarentena. ¿Qué se le dice al sector que tiene una perfumería o una mueblería, a los que tienen un comercio que no es esencial y que no están dentro del mapa de ayuda del Estado? ¿Cómo se los contiene y cuál es el mensaje?
-Dos cuestiones. Una el mensaje y otra la acción. El mensaje puede ser muy conciliado pero es muy difícil que te entiendan cuando se le cierran los sueños. Hay que ayudarlos a que, con el máximo protocolo, si se puede trabajar por delivery que trabajen. Si pueden aguantar, que aguanten. Pero hay que proponerles futuro. Hay que decirles que el Estado va a estar. Porque en lo inmediato no está la vacuna. No vamos a volver a la normalidad. Además, tienen que entender que el consumidor es el que está enfermo. Que por más que levanten la persiana, no va a haber consumidores. Porque el consumidor enfermo no va a ir a su negocio, no va a restablecer una sociedad de consumo. Debemos tener una sociedad sana, pero debemos articular rápidamente acciones para que, en ese mientras tanto, los pequeños comerciantes y pymes puedan tener ese puente para poder sobrevivir estos 60 días que van a ser muy difíciles.
-Hasta este momento el oficialismo y la oposición han trabajo en forma conjunta. Más allá de algunas tensiones, trabajaron mancomunadamente. Pero hubo situaciones de grieta y de confrontación. Volvieron a echarse culpas unos a otros. ¿Para la Argentina que viene cuál es la importancia de la relación sin tanto cortocircuitos entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio?
-Si hay dirigentes que quieren seguir siendo interpelados por la sociedad y que quieren aportar para que la política sea la herramienta transformadora, no hay dos caminos. Hay un solo camino que es el camino de la concertación, y no desde el discurso. Trabajo en Lomas desde el 2009. Cuando asumí tenía 5 concejales sobre 24. Sabía que se salía con una gran concertación. Que Lomas de Zamora debía apostar a todos los sectores políticos. Lo hice con el Frente Ciudadano, el Frente de Todos, Frente Renovador, los radicales y un sector de Cambiemos. Cualquier ordenanza en Lomas de Zamora salía con 22 o 23 votos y por unanimidad del consejo deliberante. Ese es el tiempo de la Argentina de hoy. Si la pandemia no les hace entender esto a la dirigencia política, los comunicadores, y a la enorme mayoría de los que tenemos responsabilidades, la pandemia no sirvió de nada. Tenemos que salir mejores como sociedad.
-Una sociedad más solidaria. A eso se refiere.
-Entender que la acumulación no sirve para un éxito individual. El que tiene un avión o dos autos vale lo mismo que el que anda en tren o bicicleta. Esto nos tiene que dar una gran enseñanza. Esta situación nos está dando una muestra de que si nos sentamos en la mesa y buscamos objetivos comunes, la Argentina puede estar condenada al éxito. Se sale con diálogo, concertación y mayor propuestas. No hay tiempo para mezquindades y proyectos individuales.
-Los proyectos de gobierno quedaron congelados por la pandemia. Todo quedó paralizado.
-Creo que después de esta pandemia Alberto va a demostrar que está capacitado, con un gran equipo de hombres y mujeres de este frente electoral, para seguir transformando el país con una base de consenso. Con la base del diálogo. Como lo hace con Horacio Rodíguez Larreta o con Axel Kicillof. Convocar a todas las fuerzas para que la Argentina salga de una vez por todas adelante. Estoy convencido que la pandemia nos va a hacer mejores.
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