Al momento de arrancar la entrevista Axel Kicillof estaba cansado. Comenzaba a apagarse la luz de un día extenso en el que se había anunciado la vuelta a una fase más estricta de la cuarentena. Cerca del atardecer el gobernador de Buenos Aires ya había comenzado a dejar atrás la tensión de una semana frenética en la que negoció con Alberto Fernández y Horacio Rodríguez Larreta la extensión del aislamiento hasta el 17 de julio.
En un diálogo en vivo con Infobae brindó detalles sobre la nueva etapa de la cuarentena en el AMBA, contó cuál es la inversión para el equipamiento médico, qué nivel de ocupación tiene el sistema de salud y qué pasará cuando termine esta nueva fase. Además, aseguró que dentro de tres semanas, si los contagios bajan, se habilitarán las mismas actividades que estaban funcionado hasta ahora.
-¿Cuánto costó tomar esta decisión de extender la cuarentena con este formato más duro, después de 100 días de aislamiento, y luego de la negociación que llevaron adelante con el Presidente y con Horacio Rodríguez Larreta?
-La verdad es que no hubo tal negociación. El miércoles estuvimos con los 40 intendentes del AMBA y el otro día con el consejo de expertos. No costó mucho tomar la decisión porque no hace más que plantear lo que se había anticipado, que si había un crecimiento pronunciado de la cantidad de contagios, si había un uso más intensivo de las camas hospitalarias para atender a los pacientes que necesitan un respirador, corríamos un peligro muy grande si no hacíamos algo.
-Volver atrás con una cuarenta más estricta.
-Lo único que se conoce en todo el planeta para reducir los contagios, habiendo ya transcurrido muchos meses desde que se dio a conocer el coronavirus, es el distanciamiento y el aislamiento. Hubo muchísimos países en el mundo que han tenido que hacer un endurecimiento de las condiciones de aislamiento porque tuvieron más casos. Países que incluso se habían presentado como un éxito, del hemisferio norte, donde algunos habían pensado que ya había terminado la cuestión de la pandemia.
-¿Qué casos?
-Está el caso de Alemania, Corea del Sur, China. Ahora vemos un rebrote muy fuerte en Estados Unidos. Va a haber avances y retrocesos, en el medio de una crisis económica global muy pronunciada que no depende de las cuarentenas, depende de la infección que está azotando al planeta. Hay sitios donde hubo cuarentenas muy duras pero todavía andan por todo el planeta con barbijos, con distancia, con un cambio de costumbres muy grande que a todos nos molesta, nos fastidia y nos encantaría que no existiera. No que no existan las medidas de prevención, sino que no exista el coronavirus.
-En la conferencia hicieron hincapié en lo que sucede en la región.
-Miro lo que está pasando en la región y la verdad es que es espantoso. En Brasil ya hay 50 mil muertos. Chile, Perú, Ecuador están sufriendo muchísimo. Antes había sido en Europa. Con el calor parecía haber aflojado, pero no fue así. Entonces, estamos esperando que aparezca el remedio, la vacuna, algo que nos permita evitar el contagio. Pero hasta ahora lo único que existe es tomar distancia.
-¿Hubo unidad de criterio tan rápido como dice? La realidad es que usted quería tomar esta decisión un poco antes, Rodríguez Larreta ponía un freno. ¿Se pusieron rápido de acuerdo o se limaron asperezas contrarreloj para tomar medidas unificadas?
-Generamos un ámbito de trabajo tripartito. Nación, Provincia y Ciudad. Y después también bilateral. Se reunieron nuestros respectivos comités de emergencia. Siempre dijimos lo mismo: busquemos indicadores que nos permitan ver bien cuál es la situación y unifiquemos la situación del AMBA porque no son dos espacios que geográficamente, demográficamente y epidemiológicamente se puedan tratar por separado. Y en base a esos parámetros tomemos las decisiones. Rodríguez Larreta había dicho en el último anuncio que si empeoraba la situación iba a acompañar una cuarentena más dura, y fue lo que ocurrió. Obviamente, cada uno tiene su propio gobierno y esto exige sentarnos y buscarle la vuelta. Pero no lo vi como algo dificultoso.
-¿Puede pasar que si suben más los contagios en la Ciudad de Buenos Aires que en la provincia, o a la inversa, algunos de los dos distritos tomen medidas diferentes?
-Es muy difícil de hacer. La Ciudad de Buenos Aires tiene 3 millones de habitantes reunidos en 200 mil kilómetros cuadrados. La provincia tiene 17 millones, más de cinco veces más, pero en 300 mil kilómetros cuadrados. Con el conurbano están asociados, unidos, nos separa una autopista. No nos separa ni la zanja de Alsina ni el muro que quiere construir (Donald) Trump. Uno que vive del otro lado de la General Paz está completamente conectado. Después hay criterios epidemiológicos y realidades ligeramente distintas.
-¿Cuáles?
-Hoy la ciudad de Buenos Aires cuenta con una cantidad de contagios, cada 100 mil habitantes, muchísimo mayor que la provincia. Esto es así objetivamente. Son 700 contagios cada 100 mil habitantes en la Ciudad y muchísimo menos en la provincia. Es por la densidad poblacional, no es una crítica.
-¿Hay algún horizonte que se le pueda plantear al bonaerense o al porteño para después del 17 de julio? ¿Hay un plan de acción para el día en el que se termina esta etapa tan dura?
-Retornar a la etapa actual, si hemos tenido el resultado que estamos buscando, que es no aplanar la curva sino reducir los contagios. Porque esta tasa de crecimiento de los contagios se pone en riesgo la capacidad del sistema hospitalario del AMBA. Hay que reducir los contagios. Y acá entra en juego las conductas individuales. En el interior de la provincia está funcionado todo muchísimo más. Pero de repente llega alguien, le toman la fiebre, lo encuentran afebril, pero resulta que está contagiado. Entonces vuelve a su casa y contagia a sus parientes. Pero si después va a una fiesta, que no está permitida, contagia a 20 personas. Por eso hay que cumplir las reglas. Hay que vaciar las calles. Si todos respetamos esas normas, somos solidarios y conscientes, deberían bajar los contagios. Después de esto el plan es volver a la situación en la que estamos hoy.
-Cuando dice volver a la situación de hoy, ¿es agregar las actividades que al día de hoy estaban permitidas o hacerlo de una forma más paulatina, más lenta?
-En principio volver a como estamos hoy, pero lo único que nos interesa es que no pongamos en riesgo que todos los bonaerenses puedan atenderse en el caso de que les toque contagiarse. Lo que uno vio es algo que no esperaba: imágenes espantosas de gente que iba a un hospital y no había cama. Y moría en un pasillo. Y lo digo con toda la dureza que esto tiene y no quiero crear miedo ni temor sino conciencia. Cuidado porque si los contagios aumentan mucho, no alcanza. Duplicamos la cantidad de camas, pero si siguen creciendo los contagios como ocurrió en otros países del mundo, como el caso de Brasil que tienen un millón de contagiados, no hay hospitales que aguanten. Si se toma dimensión de lo que puede ocurrir uno puede entrar en un sacrificio para evitarlo.
-Hizo referencia al cumplimiento de la cuarentena, preocupado por la situación ¿Teme por el cumplimiento? Sabemos que la gente está agotada, que se quedó sin trabajo, que está sin plata.
-Alberto anunció la continuidad del IFE para las zonas en donde tengamos que hacer una cuarentena más estricta. La provincia va a proporcionar un complemento. En otros países sin cuarentena la gente se contagió, se desbordaron los hospitales y se guardaron en sus casas muertos de espanto. Creo que eso es lo que pretendemos evitar. Darle un orden a esto, una lógica, darle un plan. Y hacerlo de la mejor manera posible. Lo que está provocando las muertes es el coronavirus. Lo que provocó la crisis económica en el mundo es el coronavirus.
-Está claro cuál es el objetivo, que haya menos muertes, menos contagios y que no se sature el sistema de salud. ¿Usted teme que igual la gente no cumpla con la cuarentena?
-No tengo temor, para nada. Sí espero que hayamos podido, con un mensaje de unidad entre fuerzas políticas que no son las mismas, pero guiados por las buenas prácticas y por todo lo que la ciencia nos dice, poder llegarle a la gente para que acompañe la medida. También habrá más controles, ayudas del Estado. Hay otras medidas que tienen que ver con procedimientos que estamos llevando adelante como es el caso de los seguimientos de los casos reales y de los sospechosos. Su aislamiento y su acompañamiento. Me gustaría vivir otra realidad, pero la realidad que tenemos esta.
-¿Hay un plan específico de testeos para estas tres semanas?
-Sí, nosotros hemos ampliado, tanto en Ciudad como en Provincia, la capacidad de testeos. Creemos que con una cuarentena más fuerte la cuestión de los testeos también se va a simplificar porque vamos a tener mucha gente en la casa. Se han muerto en Argentina más de 1.000 personas. Podría ser, si estaríamos comparándonos con Brasil o Chile, más de 10 mil. Son comparaciones contrafácticas que sirven como parámetros.
-¿Cómo está preparado el sistema de salud en este momento de la pandemia y de la cuarentena?
-Hicimos una ampliación muy fuerte de camas de cuidados intensivos. Agregamos, entre público y privado, 1.200 camas. Cuando asumí teníamos 2.590 en el Gran Buenos Aires, hoy tenemos 3.701, entre públicas y privadas. El gran esfuerzo lo ha hecho el sistema público. De ese total hay una ocupación de 1950 camas. Si no hubiésemos podido ampliar el sistema, el margen sería muy pequeño. Porque venimos creciendo entre 250 y 300 camas por semana. Ahora vamos a repartir 1000 respiradores. Nunca se hizo una inversión de este tamaño. Por lo menos en este período de tiempo. 125 obras se hicieron. Es un trabajo muy intenso.
-Anunció en la conferencia que llega equipamiento médico. ¿Cuál es la inversión que ha hecho el gobierno provincial en lo que respecta al equipamiento y al material de seguridad para los profesionales de la salud?
-Estamos hablando de cerca 1500 millones de pesos solo en equipamiento de protección. Es mucha plata. Cuando empezó la pandemia le dije a mi equipo que no podía pasar que no tuviésemos barbijos, camisonlines o cofias. Ahora lo que se empezó a utilizar son esos equipos que cuando se los ponen parecen astronautas. Abrimos una ruta comercial con China para poder traer el equipamiento necesario para abastecer a los equipos de salud.
-¿Va a haber más policías en la calle para que se cumpla estrictamente la cuarentena?
-Vamos a hacer controles más estrictos. Tanto en la Ciudad como en la provincia. Vamos a tomar muchas medidas que tienen que ver con limitar el transporte. Le pedimos a la gente que salga solo a los comercios esenciales. Si hay muchas cosas para hacer son más difíciles de controlar. Nosotros vamos a estar controlando para que se cumpla la cuarentena.
-¿Se van a implementar multas?
-Estamos como antes. Vamos a usar toda la batería de sanciones que existen. Se ha llegado a un acuerdo de ser muy estrictos. La intención es que todos tomemos conciencia y que nadie incumpla. Ha bajado la circulación según las estadísticas. Argentina hoy está cumpliendo mucho. Y la ciudad de Buenos Aires y la provincia también. Hay que hacer algo más porque así como estamos crecen los contagios. Eso es lo que le pedimos a la gente. Un esfuerzo mayor. Y un intento más grande de guardar el aislamiento.
-¿Qué va a pasar con la tarjeta SUBE? Porque se evalúo la posibilidad de que sirva para controlar que no viaje gente que no forma parte de un trabajo esencial.
-Eso es lo que se está buscando. Y buscarle la vuelta técnica porque hay que asociar los certificados con la información que da provincia y ciudad. Hay muchas tarjetas SUBE que no tienen nombre propio. Que son no nominadas. Asociar todo eso sería lo conveniente. No queremos dejar a nadie en una situación complicada. Pero si que se pueda cumplir de la mejor manera.
-Se reunió con la UIA. ¿Habló con los industriales sobre el costo que le genera parar la línea de montaje y la ayuda que le va a dar el Estado?
-Sí. Coincidimos en que hay una serie de industrias, las que tienen que ver con actividades esenciales, que no se pueden detener. Nuestro ministro de Producción, Augusto Costa, junto con el ministro nacional, van a tratar de darle una certeza a cada una de las empresas de como va a ser la etapa que viene. Yo lo dije siempre. Cada vez que se cierra alguna actividad productiva para cuidar la salud, para impedir los contagios, nos genera una pérdida. No solo económica, sino del proyecto que tenemos para la provincia. Me presenté a elecciones diciendo que veníamos abrir todo aquello que se había cerrado por la crisis anterior. Y nos toca esto que es tan difícil. Obviamente lo hacemos porque es indispensable.
-Si hay un crecimiento exponencial de los contagios, ¿evalúa la posibilidad de trasladar a enfermos de coronavirus a otros municipios de la provincia o incluso a la ciudad de Buenos Aires, si es que tiene menos saturado el sistema de salud?
-No. Al interior de la provincia no tiene lógica. Yo vi que trataron de hacer una lectura de un convenio que se firmó. Pero es más bien para traslados regionales. De cercanía. Porque no hay instalaciones ni capacidad logística para andar trasladando. Alguien que es asociado a una prepaga y vive en la provincia de Buenos Aires, usualmente se atiende en la ciudad. Es decir que eso ya está cruzado. No es una cuestión de solidaridad o de uso reciproco. Es como funciona el sistema normalmente.
-El objetivo de la medida es bajar la circulación para que baje el contagio. ¿Cuando vuelven a abrir, y a liberar actividades, no vuelve a crecer el nivel de contagios? ¿No es un círculo vicioso que no termina nunca?
-Ha ocurrido en otros países. Depende de varios factores. Nueva York es la ciudad donde más infectados hay. Donde vimos imágenes que no queremos repetir. Vimos que Nueva York es una ciudad muy rica y desarrollada pero el coronavirus impactó con mucha dureza. Por ahora no hay rebrote. Mientras en otras ciudades como Alemania aparecieron rebrotes. Ahí hubo cierres de barrios, como acá también se hizo con algunos barrios. Operativos específicos. Hoy estamos viendo que hay una circulación del virus bastante dispersa. No son los focos. Los barrios populares explican no más del 20% de los contagios en el conurbano. Lo tenemos en todas las manzanas, dando vuelta por todos lados.
-Hace algunos días el ministro de Seguridad, Sergio Berni, dijo que el gobierno de la Ciudad no era solidario. ¿Hubo un momento en que eso sucedió?
-Yo lo vengo diciendo desde el principio. Estamos mejorando cada día la coordinación. El nacional y el provincial somos gobiernos nuevos. Dos meses de gestión tuvimos antes de la pandemia. Esta situación exige que funciones como un mecanismo perfecto, porque hay que coordinar salud, seguridad, economía. Todas las áreas porque estamos en una emergencia que nos tiene permanentemente en tensión. Lo venimos mejorando día a día. Y la provincia de Buenos Aires, ¿quién ignora que tiene una complejidad inmensa y que la situación en la que se encontraba no era la mejor? Lo dije el otro día, lo repito, en la gestión anterior hubo hasta tiroteos entre fuerzas federales y fuerzas provinciales. Estamos a kilómetros de algo así.
-¿La llamó a la ex gobernadora María Eugenia Vidal para reunirse o implementar algún tipo de trabajo en conjunto, más allá de que ella no esté en funciones?
-No solo no está en funciones sino que se contagió coronavirus. Le escribí por esta situación para mandarle un saludo, ponerme a disposición, preguntar si necesitaba algo, porque sé que contrajo la enfermedad, que estaba asintomática. La verdad que hace poco, no tanto tiempo, hará un mes, yo por lo menos no conocía a nadie cercano con coronavirus y ahora hace poquito murió el padre de una amiga. Era una persona de edad y voy a reservar su identidad. Uno empieza a conocer varias personas cercanas que tienen el virus. Yo podría contar ya más de una decena de gente que conozco, que tengo el teléfono. El que no quiera ver que está ahí nomas es porque está mirando otra cosa. Me encantaría poder decir otra cosa pero los contagios realmente están apareciendo por todos lados.
-Para dejar en claro lo que le consultaba. ¿Tuvo un contacto con Vidal para saber cómo estaba por su salud pero no evaluó en ningún momento la posibilidad de alguna mesa de trabajo en conjunto?
-Hace pocos días estuve reunido con Jorge Macri, Néstor Grindetti, Gustavo Posse, Diego Valenzuela y Julio Garro. A los que veo habitualmente son los intendentes de la oposición, en este caso del AMBA. Estoy trabajando con Rodríguez Larreta que es un jefe de Gobierno, un referente importantísimo de Cambiemos. Estamos trabajando todo el tiempo con ellos. Estoy trabajando con la oposición y estamos coordinando las acciones. Hemos logrado zanjar muchas distancias que había porque tenemos que ponernos de acuerdo, porque es fundamental. Y lo venimos haciendo tanto con intendentes como con dirigentes de la oposición. En su gran mayoría hay un acuerdo con que hay que cuidar mucho la salud y priorizarla. Hay algunos referentes de la oposición que claramente están en otro capítulo, pero eso no ha impedido que podamos trabajar con los que tienen responsabilidades de gobierno, que son los que hacen al funcionamiento de la provincia.
Seguí leyendo