“Apretemos los dientes para estas semanas que van a ser las más difíciles”, dijo al final Horacio Rodríguez Larreta.
El jefe de Gobierno encabezó esta mañana la reunión virtual de gabinete ampliado ante decenas de funcionarios de la administración porteña en vísperas de la reunión que mantendrá este jueves junto a Alberto Fernández y Axel Kicillof y en la que se terminará de definir el modelo de la nueva fase de la cuarentena, mucho más estricta que la actual ante el aumento de contagios y la preocupación en torno a la ocupación de camas de terapia intensiva.
“Crecen significativamente los datos de contagios. La tendencia es clara hacia arriba. Creció el uso de camas. Estamos intentando mantener equilibrio de coordinación con Provincia y Nación”, se sinceró el jefe de Gobierno, según pudo reconstruir este medio de funcionarios porteños que escucharon su mensaje, seguido por Fernán Quirós, Diego Santilli, María Migliore y Felipe Miguel.
La frase de Rodríguez Larreta da cuenta del esfuerzo por mantener el vínculo con la Casa Rosada y con el Gobierno bonaerense, que a pesar de las constantes presiones internas y las diferentes visiones en torno a la administración de la crisis sanitaria se mantuvo durante estos meses tenso pero duradero. “Los diarios hoy lo dan como un hecho, nosotros vamos a seguir viendo los datos para tomar decisiones”, avisó en alusión al anuncio conjunto de las próximas horas, que, según trascendió, prevé fuertes restricciones en la circulación de personas en el Área Metropolitana por un lapso de quince días.
Esta mañana, los funcionarios políticos todavía debatían qué hacer con el transporte público.
“Llevamos todos cuatro meses durmiendo muy poco, hay que hacer el último esfuerzo”, resaltó, por su parte, el ministro de Salud porteño. “El último esfuerzo” pareciera erigirse, en ese sentido, como el concepto a machacar en estas horas tanto por los funcionarios porteños como por los nacionales y los bonaerenses, ante la fatiga social por los casi 100 días de aislamiento obligatorio y frente a la inminencia del anuncio de mayores restricciones.
Según Quirós, la velocidad de contagios en la Ciudad “está muy contenida”: dijo que la tasa de reproducción -“R”- es de 1.1. “Es hoy 10 enfermos y 11 dentro de cinco días”, ejemplificó. Agregó que de 400 camas del sector público hay 194 ocupadas. Puertas adentro, los colaboradores del jefe de Gobierno insisten en que los casos de coronavirus en el territorio porteño crecen de manera “controlada”, y que la preocupación ahora, y desde hace días, está focalizada en el Gran Buenos Aires.
“De nada nos sirve si la Provincia se incendia”, habían dicho en el entorno de Rodríguez Larreta la noche del viernes pasado, tras el encuentro que mantuvo en La Plata con Kicillof y los ministros bonaerenses Daniel Gollán y Sergio Berni, y en compañía de Santilli y de su ministro de Salud.
Cualquier desborde en el conurbano impacta directamente en la Ciudad, y viceversa. Por eso la decisión de avanzar hacia una cuarentena más estricta, a pesar de algunas reticencias por parte de los funcionarios de la Ciudad.
En lo que sí hubo acuerdo fue en avanzar en el pago diferido de los aguinaldos para los empleados estatales con sueldos más altos, aunque con diferencia en los montos: mientras la Provincia lo impuso para los salarios arriba de $80 mil, la administración porteña ideó un esquema desdoblado para sueldos por encima de $50 mil, aunque con menos retraso que en los salarios superiores a $80 mil. La Casa Rosada implementó el mismo esquema.
“Que los casos aumenten nos da mucha preocupación. Pero también se empieza a ver la luz al final del camino”, remarcó sobre el final de su arenga el jefe de Gobierno, otra vez sobre la crisis sanitaria y la fase que se aproxima.
Más temprano, Rodríguez Larreta lideró la reunión de gabinete sin ampliación a funcionarios de menor rango en la que se intercambiaron ideas sobre cómo encarar la próxima etapa del confinamiento.
El jefe de Gobierno, como Kicillof y el Presidente, sabe que el pedido del “último esfuerzo” acarrea un creciente malhumor social. Y todavía se debate sobre qué actividades restringir y qué hacer con las salidas de menores y el ejercicio al aire libre, cuestionado desde hace semanas por su colega bonaerense y hasta por el propio Presidente.
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