Como parte de las movilizaciones que se están desarrollando en todo el país en contra de la expropiación de Vicentin y en defensa de la propiedad privada, una cantidad de manifestantes se encontraron en la quinta presidencial de Olivos, donde descansa Alberto Fernández, para también hacer oír su descontento.
Promediando la tarde, los manifestantes fueron llegando a la residencia, algunos en autos y otros a pie. Debido a su presencia, la policía cortó el tránsito en la zona, mientras que la custodia frente a la quinta se incrementó con el pasar de los minutos. Con carteles y banderas argentinas, tocando bocina y golpeando cacerolas, los concurrentes expresaron su malestar por las políticas del Gobierno.
Entre las personas que se acercaron hasta el lugar hubo poco cumplimiento de las recomendaciones que realizaron desde las entidades del campo y productores autoconvocados, quienes pidieron movilizarse con responsabilidad y preservando la salud propia y ajena, con barbijos y manteniendo el distanciamiento social en medio de la cuarentena para prevenir el coronavirus.
El presidente Fernández permanece recluido en la Quinta de Olivos a modo de precaución ante el avance de la COVID-19 en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Fue una recomendación directa de Federico Saavedra, director de la Unidad Médica Presidencial (UMP), quien le aconsejó al Jefe de Estado restringir sus movimientos institucionales para evitar que pusiera en peligro su salud.
Luego del freno que sufrió el plan del gobierno nacional de controlar a Vicentin, Alberto Fernández advirtió en las últimas horas que si el juez de Reconquista, Fabián Lorenzini, -que había ordenado reponer el directorio de la compañía agroexportadora- no da el visto bueno a la nueva propuesta que hizo el gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, de aceptar a sus interventores, avanzará con la expropiación.
En rechazo a esta situación surgió el banderazo, una iniciativa convocado productores agropecuarios y demás representantes de la sociedad de la que participan miles de personas y que tiene su epicentro en la ciudad santafesina de Avellaneda, donde está instalada la empresa agroexportadora.
Además de Avellaneda, la manifestación se está replicando en casi 70 distritos del país, ubicados en las provincias de Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Corrientes, Entre Ríos, Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Mendoza, San Juan y La Pampa, entre otras. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, la concentración principal tiene lugar en el Obelisco.
En tanto, vecinos de la Ciudad de Buenos Aires también se sumaron a las protestas tratando de hacerse escuchar con cacerolas desde los balcones de sus domicilios. En las redes sociales, varios usuarios compartieron videos que registraban el cacerolazo en zonas de los barrios porteños de Palermo, Belgrano, Villa Crespo, Recoleta, Puerto Madero y Caballito, entre otros. El reclamo de los vecinos de Capital Federal comenzó a hacerse oír desde las 16, hora pactada para el inicio del banderazo.
Hace unos días, el martes pasado, ya se había organizado una multitudinaria protesta en Avellaneda, donde Vicentin opera desde hace 90 años. Bajo el lema, “No a la intervención y expropiación de nuestras empresas”, y en rechazo al “avasallamiento de la división de poderes”, la ciudadanía se movilizó en camionetas, autos y tractores, haciendo una ruidosa caravana con las bocinas desde la sede central de la empresa hasta los tribunales de Reconquista donde se está tramitando desde febrero pasado la convocatoria de acreedores de la empresa.
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