Horacio Rodríguez Larreta ya estaba camino a La Plata junto a su ministro de Salud, Fernán Quirós, y Diego Santilli cuando se enteró en forma oficial que el resultado del segundo hisopado al que se sometió por la mañana había dado negativo.
El jefe de Gobierno porteño, como anticipó este medio, había agendado ayer un encuentro presencial con Axel Kicillof en la oficina del gobernador si el análisis del test por coronavirus era al final negativo: Rodríguez Larreta volvió a hisoparse por segunda vez –ya lo había hecho el martes– tras enterarse de que el resultado de María Eugenia Vidal, con quien almorzó el pasado viernes, y de dos de sus colaboradores más cercanos eran positivos.
Casi todo el gabinete porteño también esperaba por estas horas los análisis.
De esta manera, Kicillof y el jefe de Gobierno se verán de nuevo junto a sus ministros de Salud Daniel Gollán y Fernán Quirós y un puñado reducido de colaboradores para definir cómo sigue la cuarentena en el área metropolitana, que ayer tuvo un récord de contagios diarios: 1.106 en la Provincia y 692 en la Ciudad, un indicio de que empieza a asomar la etapa más cruda de la pandemia.
La administración porteña ya había definido ayer que instrumentaría –empieza a regir hoy– algunas restricciones por número de documento y ampliación horaria para el ejercicio al aire libre, tras la insistente presión del Gobierno bonaerense, que entendió esa actividad como una señal de relajación del aislamiento decretado por primera vez el 20 de marzo por la Casa Rosada.
Alberto Fernández había recibido el martes por la mañana a Rodríguez Larreta: por eso en la quinta de Olivos también esperaban con atención el resultado del segundo análisis del jefe de la Ciudad.
El lunes, los ministros de Salud de Nación, Ciudad y Provincia se habían encontrado para empezar a delinear los pasos a seguir y conformar una suerte de mesa del AMBA para compartir información técnica sobre la evolución del virus. El miércoles, el jefe de Estado ofició de anfitrión en Olivos de Kicillof y Diego Santilli, que reemplazó al jefe de Gobierno, ya aislado preventivamente en su oficina por el resultado positivo de Vidal.
En ese encuentro definieron mostrar un mensaje más restrictivo en relación a los runners, una medida de casi imposible cumplimiento, pero simbólica. Y tratar de controlar de que el transporte público interjurisdiccional sea de uso exclusivo para los trabajadores esenciales, una norma que ya regía solo en los papeles.
A la mañana, Quirós había dicho en conferencia de prensa que no encontraba por ahora “ningún elemento técnico para asociar la actividad física con el número de casos”, y que, de hecho, la velocidad de contagio estaba “bajando”.
Ahora, Kicillof y Rodríguez Larreta empezarán a definir si, como trasciende de fuentes oficiales, el AMBA vuelve a una etapa de confinamiento mucho más estricta que la actual. Al mediodía, de hecho, el Presidente volvió a criticar la circulación de personas en la Ciudad: “No vaya a ser cosa de que todo el esfuerzo se vuelva inútil porque salimos a correr, a tomar cerveza y a mirar vidrieras”, resaltó por Radio Nacional.
La Ciudad, hasta ahora, se resistía a volver atrás con el aislamiento, a diferencia de la administración provincial, que insiste a diario, y desde hace más de una semana, en endurecer la cuarentena. La situación del Gran Buenos Aires preocupa, y mucho, a Kicillof y su equipo. En el entorno de Rodríguez Larreta también hay preocupación. Pero también toman nota, casi por igual, de la fatiga social y de la parálisis de la actividad económica.
La reunión de esta tarde en La Plata es clave ese sentido para decidir los pasos a seguir a partir de este fin de semana.
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