El 10 de febrero fue un día bisagra en la vida de Fabián Silvano Lorenzini. Ese lunes hace poco más de cuatro meses, el titular del Juzgado N°2 de primera instancia en lo Civil y Comercial de la ciudad santafesina de Reconquista recibió una presentación del Grupo Vicentin SAIC en la que pedía la apertura del Concurso Preventivo de Acreedores.
Con poco más de un año como juez, Lorenzini se tuvo que hacer cargo del proceso de crisis de una de las empresas del sector agropecuario más grandes de la Argentina. Pero su tarea en ese concurso parecía que había quedado en un segundo plano cuando la administración de Alberto Fernández anunció la intervención y luego la expropiación de Vicentin.
Tras casi dos semanas de idas y vueltas en torno a la legalidad o no de la decisión del Gobierno del Frente de Todos, este viernes el juez Lorenzini finalmente repuso en funciones al directorio de la empresa y nombró a los interventores del Gobierno como simples veedores.
Nacido el 29 de mayo hace 44 años en la localidad santafesina de Román, la familia de Lorenzini es de Los Laureles, un pequeño pueblo que en 1975 tenía alrededor de 1.500 habitantes y donde no había hospital ni escuela secundaria.
Hijo de un trabajador rural que fue empleado de la Cooperativa Romag casi toda su vida y de Margarita, la peluquera del pueblo, tras terminar la escuela primaria en Los Laureles cursó el secundario en Román. Cuando se recibió, se mudó a la ciudad de Santa Fe para estudiar abogacía en la Universidad Nacional del Litoral.
Con 22 años, se recibió en 1993 de la mano del apoyo de su familia, que lo ayudó económicamente en una época complicada. Así lo explicó en una entrevista hace varios meses con la radio Reconquista Hoy: “Fue una época de mucho sacrificio, mi viejo se jubiló cuando estaba en el segundo año de la facultad. Mi papá ganaba 300 pesos de jubilación en el 1 a 1. Gracias a Dios mucha gente nos tendió una mano, tuve la suerte de que mucha gente me abrió la puerta, me bancó una cena o un pasaje de colectivo”.
Durante sus años de estudio, compartió departamento en la capital santafesina con hasta seis personas: “En una primera época éramos cuatro en el departamento. Después, en otro departamento llegamos a ser siete estudiantes. No teníamos un mango para comprar la comida. Una semana comimos toda la semana arroz, era caótico, arroz con pollo, con lentejas”.
Fue en esa época que Lorenzini incursionó en el periodismo. “Trabajé un año para el diario La Provincia, hice la cobertura de noticias judiciales. Ahí andaba con el grabador y tratando de ser periodista. Fue una linda época, me tocó trabajar con decanos del periodismo”, recordó.
Tras obtener su título en 1993, que en el año 2000 le valió un premio de la Corte Suprema de Justicia de Santa Fe (un reconocimiento que distingue a los dos mejores promedios de egreso de la carrera de abogacía de cada Universidad Nacional o Privada con sede en la Provincia de Santa Fe), Lorenzini se mudó a Reconquista, la ciudad donde desde hace décadas se encuentra la casa matriz de Vicentin.
En 1999, el ahora juez empezó a trabajar en el Banco Nación, hoy uno de los principales acreedores de Vicentin, como abogado de la sucursal de Reconquista (donde era asesor en litigación, contratos, negociaciones prejudiciales y auditorías). En 2018 dejó ese puesto para asumir al frente del Juzgado N°2 de primera instancia en lo Civil y Comercial de esa localidad santafesina.
El 22 de noviembre de 2018, la Legislatura de Santa Fe, que era dominada por el peronismo en el marco de la administración del socialista Miguel Lifschitz, aprobó su pliego sin votos en contra y con cuatro abstenciones. “Es un gran honor y una gran responsabilidad llegar a este lugar, espero que mis colegas me acompañen y me tengan paciencia, voy a tratar de hacer las cosas lo mejor posible para honrar este cargo”, destacó en la entrevista que brindó poco después de ser confirmado como magistrado.
Lorenzini está casado hace diez años con la abogada Leticia Sánchez, con quien tuvo una hija, Renata de 7 años, y un hijo, Lautaro de 4 años.
Seguí leyendo: