A más de una semana del sorpresivo anuncio de intervención y expropiación que realizó Alberto Fernández en la Casa Rosada, la situación de la empresa Vicentin no parece haber cambiado mucho. Por el contrario, domina la percepción de que el Gobierno actuó con improvisación sobre una materia de la que claramente no conocía sus consecuencias no solo para el Banco Nación, principal acreedor, sino para la provincia de Santa Fe y su gobernador Omar Perotti, aliado estratégico del Frente de Todos, un representante de los sectores moderados del peronismo.
Por ahora, el oficialismo no presentó ningún despacho de expropiación y viendo las resistencias que generó, no es probable que lo haga pronto. En cambio, el bloque que integran Graciela Caamaño, Jorge Sarghini y el santafesino Luis Contigiani, del Partido Socialista que respaldó la candidatura de Roberto Lavagna a la presidencia, hará explícito su propio proyecto, que incluye a las cooperativas en la gestión de la empresa, previo pago de la deuda con acciones de la compañía.
Pero hoy por la mañana, Perotti buscó dar un mensaje concreto hacia ese sector pujante de la economía de su provincia. Se reunió con representantes de Agricultores Federados Argentinos (AFA) y la Federación de Cooperativas Federadas (FECOFE), por un lado, y con los sindicatos aceiteros, por el otro.
Ambas reuniones las concretó en la Casa de Gobierno de Santa Fe y, según el comunicado oficial, “se enmarcaron en el proceso que habilitó el Presidente a partir de la intervención y la apertura del diálogo productivo, para escuchar y acercar propuestas superadoras para rescatar la empresa”.
Perotti es el que tiene más conciencia de la compleja situación política a la que está enfrentado. No puede rechazar la propuesta que ya hizo pública el Presidente, pero tampoco puede avalarla. Por eso eligió como posicionarse como “un mediador” entre el Gobierno y los actores del desaguisado que creó el CEO de la empresa, Sergio Nardelli, que hasta ahora nadie pudo encarrilar.
Hoy mismo hubo una caravana de protesta en Avellaneda y Reconquista, las dos ciudades del norte de Santa Fe que están más movilizadas contra la intervención estatal, pero aún en las grandes ciudades de la provincia la estatización goza de poco prestigio. Incluso hay quienes dicen que el rechazo a la visita del Presidente al Monumento a la Bandera del próximo sábado, que se expresó en un TT bajo el hashtag #AlbertoQuedateEnCasa, tiene más que ver con el episodio Vicentin que con el temor a los contagios que vienen de la región AMBA.
Como sea, Perotti enfrenta una compleja situación interna, con el ministro de la Producción, Daniel Costamagna, que hoy no participó de la reunión con los cooperativistas agrícolas, y una difícil situación financiera. Sin embargo, el gobernador santafesino supo sacarle provecho.
Pocas horas después de las protestas, Perotti firmó en forma virtual con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, y el ministro de Economía, Martín Guzmán, un préstamo de 4600 millones para hacer frente a las dificultades económicas que generó la pandemia.
“Es muy oportuna esta intervención de la Nación con este financiamiento para poder ordenarnos en una coyuntura muy difícil”, dijo Perotti en relación al fondo que -aseguró- irá en forma directa para municipios y comunas.
Explicó que el financiamiento forma parte del Programa Nacional para la Emergencia Financiera Provincial (DNU 325/2020) y que será reembolsado en 36 cuotas mensuales, iguales y consecutivas con un período de gracia que termina el 31 de diciembre de este año. La tasa de interés aplicable será del 0.10% nominal anual y se calcula sobre el capital ajustado por CER. Misiones, Córdoba y Santa Cruz, junto a Santa Fe, fueron las primeras provincias que accedieron este financiamiento.
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