La derrota ante el Frente de Todos en las últimas elecciones obligó a los máximos referentes de Juntos por el Cambio a reinventar su rol en la política argentina.
Mientras que el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, mueve sus fichas para consolidarse como como líder de la oposición e implementa una estrategia de “buen vecino” con Alberto Fernández, otras figuras como Patricia Bullrich, Alfredo Cornejo y Miguel Ángel Pichetto decidieron confrontar abiertamente con el oficialismo. Al mismo tiempo, tanto Mauricio Macri como María Eugenia Vidal y Elisa Carrió optaron por un silencio estratégico que solo rompieron en contadas ocasiones.
Sin embargo, quien llevó más al extremo el aislamiento fue el ex jefe de Gabinete, Marcos Peña. El funcionario que supo ser todopoderoso durante el gobierno de Cambiemos y quien cargó también con gran parte de la culpa de la derrota electoral mantiene un perfil extremadamente bajo desde su salida de la Casa Rosada.
Tal vez por eso fue que su presencia en la sede de Uspallata este mediodía causó gran sorpresa incluso entre los funcionarios porteños. Los ex rivales se juntaron para comer, pero los detalles de la charla se mantienen bajo un hermetismo total.
Si bien compartieron el gobierno porteño y formaron parte de la misma fuerza política tras el salto de Mauricio Macri a la Nación, la relación entre ambos no se encontraba en los mejores términos.
El ex jefe de Gabinete mantenía una disputa interna con el “ala política” de su coalición -en la cual se destacaban Emilio Monzó y Horacio Rodríguez Larreta- que reclamaba mayor apertura y estaba disconforme con la estrategia electoral.
Aunque el último choque entre ambos fue después de las elecciones, durante las negociaciones para la renovación de autoridades nacionales del PRO. En aquella oportunidad la línea Macri-Peña logró imponer a Patricia Bullrich como presidenta y el larretismo se tuvo que conformar con la Secretaría General, que actualmente ocupa Eduardo Macchiavelli.
Tras la derrota presidencial, Peña pasó unas semanas con su familia a las playas de Uruguay, luego se recluyó en un conocido barrio cerrado de la localidad bonaerense de Pilar y emprendió un viaje de un mes por Sudáfrica.
Hasta el momento el ex jefe de Gabinete sólo había dado muestras de que participaría en la vida política a través de una fundación dedicada al estudio y al debate de políticas públicas con oficinas en Vicente López. Y actualmente no tiene lugar en la mesa nacional de Juntos por el Cambio, por lo que queda descartado que su almuerzo con Rodríguez Larreta haya sido de carácter institucional o partidario.
En los pasillos de Uspallata algunos especulan con que uno de los temas espinosos que seguramente abordaron fue la causa de espionaje ilegal a políticos y periodistas que se tramita en el juzgado federal de Lomas de Zamora.
Allí se presentó el alcalde el viernes de la semana pasada para conocer más detalles del expediente. Aclaró que lo hizo “en calidad de víctima” y descartó que Mauricio Macri haya estado involucrado.
No obstante, pidió que se investigue a fondo y de que una vez por todas se termine con este tipo de prácticas en la política argentina.
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