Desde que la pandemia llegó a la Argentina la provincia de Santiago del Estero tuvo 22 casos de coronavirus. Solo queda uno activo y está en su casa. No hubo fallecidos. No hay internados. La realidad es diametralmente opuesta a lo que sucede por estos días en la Capital Federal y la provincia de Buenos Aires, donde todos los días aumentan la cantidad de contagios y los que toman decisiones temen que la capacidad del sistema sanitario se colapse. Son dos realidades distintas. Dos países dentro de los mismos límites geográficos.
En una entrevista con Infobae, el gobernador santiagueño Gerardo Zamora contó como es la “nueva normalidad” en la provincia, aseguró que no tendrá problemas financieros este año y dijo que está en alerta porque teme que haya un nuevo brote de contagios. También habló sobre la intervención a la empresa Vicentin, la causa de espionaje durante el gobierno de Mauricio Macri y la necesidad permanente de Alberto Fernández de explicar que sus decisiones no son dominadas por Cristina Kirchner.
Zamora es parte de un grupo de gobernadores que se alineó detrás de la fórmula peronista en el tramo final del año electoral, luego de que la ex presidenta eligiera a Fernández como candidato. La elección del ex jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, de perfil más moderado y negociador, fue el motivo por el que los mandatarios apoyaron esa candidatura. Medio año después del comienzo de la gestión, el Gobernador confiesa que el Presidente nunca les pidió armar un espacio propio dentro del gobierno. “Nunca nos habló a nosotros de construir el albertismo. Nunca. Jamás”, sostuvo.
-¿Cuál es la “nueva normalidad” en Santiago del Estero?
-Tenemos 22 casos de coronavirus de los cuales 21 ya fueron dados de alta. No hay ninguna persona internada y no hubo ningún fallecido. Ahora estamos aplicando el distanciamiento social como ordenó el decreto nacional. Todas las actividades que están autorizadas están bajo protocolo y algunas están en estudio para autorizar, como es el caso de los gimnasios.
-¿Tiene la situación controlada?
-Al no tener circulación viral no tenemos ninguna complicación sanitaria. Estamos reforzando más el control de ingresos a la provincia. Tenemos 14 ingresos normales de rutas, 30 ingresos secundarios, y una veintena más de ingresos por caminos vecinales. En este momento, tenemos desplegados más de 2000 efectivos de seguridad que controlan todos los ingresos. Las personas que quieren ingresar a la provincia deben hacer cuarentena por 14 días. De hecho tenemos más de 1000 personas alojadas en hoteles, gremios, clubes y escuelas. Sobre todo trabajadores golondrinas.
-¿Fue un punto sensible del esquema sanitario el regreso de los trabajadores golondrinas? Porque muchos, en el medio de la pandemia, atravesaron el país para volver a sus provincias.
-No. Cumplieron muy bien. De los 22 casos, 12 han sido trabajadores golondrinas. Y se los ha podido detectar. Eso es lo importante. Casi todos fueron asintomáticos. Hicieron la cuarentena y en el día 10 se los hisopó. Regresaron más de 2500 trabajadores temporarios de Mar del Plata. Unos 1500 trabajadores golondrinas. Después hay gente que quiere venir a visitar parientes pero sin pedir el permiso. Les sugerimos que no lo hagan porque no van a poder cruzar el límite provincial. Tienen que estar autorizados.
“La propuesta de la diputada Fernanda Vallejos no tiene entidad, es descabellada”
-Una de las provincias que limita con Santiago del Estero es Chaco, que es uno de los focos de contagio del virus. ¿Hay alguna medida especial con respecto al paso fronterizo?
-Todas las fronteras las tenemos con la misma situación de control. Limitamos con Chaco, Salta, Córdoba, Santa Fe y Catamarca. El problema no es de la provincia vecina, el problema es cuando viene gente. Hubo tres infectados que vinieron de Buenos Aires. Ese control estricto en los ingresos nos permite evitar que el virus circule.
-¿Le teme a algún rebrote de contagio por falta de cuidado de la gente? Hace poco aisló un pueblo entero por un contagio que se generó por dos personas que tomaron mate.
-Ese lugar sigue aislado (Suncho Corral). Les pedimos a nuestros conciudadanos que mantengan la distancia, que hagamos prevención. Hoy no hay cuarentena en 19 provincias, entre esas la nuestra, porque no tienen circulación viral. Eso implica mayor responsabilidad. Se están permitiendo reuniones familiares y que la gente circule libremente con muy pocas restricciones. Dependerá de la responsabilidad ciudadana.
-¿Está siguiendo alguna estrategia particular en lo que respecta a los testeos? ¿Se está testeando solo a los que tienen síntomas?
-No. Si hubiésemos testeado solo a los que tienen síntomas ya tendríamos circulando el virus. Testamos a todos los casos sospechosos. En primer lugar, los que vienen de afuera o han estado en contacto con gente que viene de afuera. También a los que tienen síntomas y a aquellos que han estado en contacto con gente que tiene síntomas. Se hace el testeo con PCR. También estamos haciendo algunos testeos rápidos, que no son tan efectivos.
-Uno de los sectores más castigados por la pandemia fue el comercio. ¿En qué situación está en Santiago del Estero?
-Desde esta semana está funcionando sin ninguna limitación. Nada más que los protocolos de atención al cliente. Hoy tienen el horario normal. Eso no quiere decir que esté funcionando perfectamente. Ha caído notablemente la economía. Esto no es aquí ni en el país. Es en el mundo.
-¿Qué consecuencias inmediatas va a sufrir la provincia por esos dos meses de cuarentena?
-La caída de la recaudación provincial y la caída de la recaudación nacional que impacta en la coparticipación federal de impuestos. Esa caída es muy fuerte. La estamos sufriendo todos en el país. Nosotros nos estamos adecuando a eso porque somos una provincia bastante equilibrada financieramente y estamos tratando de mantener una fuerte inversión por el Covid-19.
" Lo de la empresa Vicentin es un ejemplo de lo que dejó los últimos cuatro años de neoliberalismo"
-¿Cuáles?
-Una fuerte inversión en obra pública. La estamos manteniendo en los niveles presupuestarios del 2019. También algunas medidas paliativas. En esta semana están cobrando subsidios los algodoneros para poder levantar la cosecha que ha sido récord, pero con un algodón que no tiene precio internacional. Hicimos un aporte de $15000 por hectárea a cerca de 700 minifundistas. Hemos hecho también programas para los músicos, los teatros y las actividades turísticas. Sectores que no entran en la ayuda del Estado. En eso invertimos 200 millones de pesos. También estamos dando préstamos con cuatro meses de gracia y una tasa blanda para los comerciantes. Estamos invirtiendo en apoyo a comedores. Son las cosas que estamos haciendo dentro de las posibilidades que tenemos.
-¿Descarta tener problemas financieros en los próximos meses?
-Por este año no vamos a tener. Porque tenemos equilibrada la provincia y algo de reservas. Pero a fin de año hay que ver cómo terminamos.
-Hay provincias que tienen problemas financieros inmediatos. Usted está mejor parado.
-Es que ya tenían problemas en diciembre. Es otra cosa. Estamos hablando de los efectos de la pandemia que agravan los problemas existentes y generan problemas a provincias como la nuestra, que no los teníamos.
-La oposición le cuestiona al Gobierno la falta de un plan económico para después de la pandemia. ¿Divisa con claridad si ese plan existe?
-Confiamos mucho en la capacidad del Presidente. Hay un permanente trabajo con las provincias. Tiene una mirada federal. En términos de saber qué es lo que nosotros podemos hacer. El plan económico es poner la Argentina de pie, que estaba absolutamente deteriorada. El país estaba endeudado y, en muchas provincias, la industria estaba totalmente alicaída. Hoy no podes hablar de un programa de gobierno. No lo puede hacer ni Estados Unidos ni nadie. La economía está colapsando en todo el mundo. La incertidumbre es tan grande que plantear cosas a mediano y largo plazo son imposibles.
“Alberto nunca nos habló de construir el albertismo. Nunca. Jamás”
-¿Considera que hoy en día no se puede tener un programa, un plan de acción?
-Hoy son planes de contingencia. Estamos hablando sobre una situación que está viviendo el mundo. Estados Unidos logró que su economía crezca enormemente y, de golpe, con cuarentena o sin cuarentena, tienen 20 millones de desocupados en 20 días. Ese es el mundo de hoy.
-Otro de los temas que se puso en discusión fue la extensión de la cuarentena. Cuando se termine el nuevo período de aislamiento va a ser una de las más largas del mundo. ¿Se podría haber empezado antes con la flexibilización en el interior del país?
-Hay ciertas dudas con flexibilizar mucho. El país no está tan segmentado. Circula el virus a través del transporte de carga y de las actividades esenciales. Hay muchos que abrieron y cerraron. Y no estoy hablando de ciudades de Buenos Aires, que por un caso generó todo un retroceso. Hay países, como Corea del Sur, que se daba como ejemplo, que han tenido que volver a restringir la cuarentena e imponer una fase más firme. Es fácil plantear lo que se podría haber hecho. Si no se hubiera hecho lo que se hizo, y se está haciendo, basta con mirar a Brasil.
-Es decir que pese a la clara segmentación que hay entre el AMBA y el interior, cree que pueden surgir complicaciones.
-Por supuesto. Ingresa un camionero asintomático, tiene contacto con una persona, esa persona tiene contacto con tres, esos tres tienen contacto con tres más, de golpe te aparece un caso autóctono y ya tenes circulación viral. Hay que estar preparados para tomar medidas rápidas de aislamiento. Los muertos que tenemos en el país, que por ahí se dicen que no son nada, son cerca de 700. Esas personas murieron sin que el sistema de salud se colapse. La cuarentena causa recesión, el virus causa muertes y las muertes causan, al igual o peor que la cuarentena, una parálisis de la economía.
-Defiende la extensión de la cuarentena. Está claro.
-Los países que no tomaron medidas de restricción o de prevención tuvieron consecuencias económicas peores que los que lo hicieron. El Presidente ya lo dijo. Si son 100 días, serán 100 días. O los que tengan que ser. Hay que tomar las medidas que tengamos que tomar hasta que esto acabe.
-Hay sectores de la oposición que piden una apertura urgente de la cuarentena. Lo reclaman todos los días. Y lo cuestionan al Presidente por aferrarse a la cuarentena. ¿Hay una respuesta para ese cuestionamiento permanente?
-Ese estilo Bolsonaro...hay una intencionalidad netamente política. La gente no acompaña eso. Puede ser acompañado por un sector minúsculo. La gente quiere cuidar su familia y su salud. Obviamente que la economía está siendo un problema global, pero las medidas que se han llevado adelante son las correctas. No comparto lo que dice ese sector de la oposición. Es solo un sector. Los gobernadores de la oposición son más duros con la cuarentena que nosotros, los del oficialismo.
-Separa a la oposición igual que lo hace el Presidente. Entre quienes tienen cargos de gestión y los que no.
-Claro. Es una actitud irresponsable. He escuchado algunos plantear la desobediencia civil. Es un tema grave. En la democracia ocurren estas cosas y cada uno tiene su punto de vista. Pero el que tiene la responsabilidad de gobernar tiene que hacer las cosas que se tienen que hacer. Y es lo que se está haciendo en el país. Y eso está salvando vidas.
“Hay dudas con flexibilizar mucho la cuarentena. El país no está tan segmentado. Circula el virus a través del transporte de carga y de las actividades esenciales”
-La relación entre los gobiernos porteño y bonaerense atraviesa un momento de tensión. En el Congreso hay una grieta cada vez más grande. ¿Se terminó la solidaridad y la buena voluntad para trabajar en conjunto entre la oposición y el oficialismo?
-No. Hay una coincidencia en las medidas que se tomaron. Desde el primer momento. Y eso es lo importante. Las demás cuestiones tienen que ver con diferencias que no tienen un vinculo con la pandemia. Y es lógico que las haya. No estamos de acuerdo con las cosas que el gobierno anterior hizo y, seguramente, la oposición no está de acuerdo con las cosas que estamos haciendo los que somos oficialismo. Esa es la democracia. El Presidente es una persona prudente, de diálogo. Después de que pase todo esto vamos a necesitar ponernos de acuerdo en muchas políticas de Estado para poder sacar el país adelante.
-Hace referencia al liderazgo del Presidente. En el comienzo de la semana Alberto Fernández salió a aclarar que la intervención de Vicentin fue una idea de él y no de Cristina Kirchner. ¿Por qué el Presidente tiene que salir a aclarar una medida que tomó, menos de 24 horas después de haberla anunciado?
-Porque muchos medios de comunicación se dedican a eso. Uno tiene que andar aclarando permanentemente. Hay una actitud de cierto sector del periodismo de poner esa grieta entre Alberto y Cristina. Si hace algo Alberto es porque le dijo Cristina. Si no hace algo es porque Cristina no lo deja. Supongo que por eso habrá sido.
-¿No es una muestra de debilidad del liderazgo del Presidente?
-A los gobiernos se los evalúa por el resultado. A mí nunca me gustó analizar si una persona actúa por debilidad o por demasiada fortaleza. Este país es presidencialista. Ese es su ADN. No digo que eso sea malo o bueno. Es una realidad. El poder lo ejerce el Presidente. O el gobernador o el intendente. Y las decisiones te puedo asegurar que se las toma en la más absoluta soledad. Las decisiones fuertes son rápidas y en soledad. No estamos ni cerca de una democracia parlamentaria europea. El Presidente seguramente termina tomando las decisiones que está convencido tomar. Si no, no sos presidente en este país.
-Va medio año de gestión. ¿Fernández va a tener que explicar en los tres años y medio que le quedan que él es el que toma las decisiones?
-El sueño de la disputa entre Cristina y Alberto. Ese es un problema de la oposición. Para quienes gobernamos lo que tenemos que hacer es gobernar. Y eso es lo que va a hacer el Presidente y, en el grado que le corresponda, la vicepresidente. Lo mismo nosotros, que hemos apoyado esta fórmula presidencial.
-Los gobernadores fueron fundamentales en la estructura política de Alberto Fernández. Lo apoyaron desde el inicio. ¿Existe el albertismo?
-Alberto va a cumplir el rol de presidente de la Nación. Nunca nos habló a nosotros de construir el albertismo. Nunca. Jamás. Y yo creo que es el presidente que el país necesita. Ese liderazgo que una. Logró unir a todos nosotros en esta idea que fue el Frente de Todos y que hoy es el desafío de llevar adelante y poner de pie a la Argentina.
-El gobierno nacional comunicó que va a intervenir la empresa Vicentin y que mandará al Congreso un proyecto de expropiación. ¿Está de acuerdo con esa política?
-Lo que importa es lo que han decidido el propio gobernador de Santa Fe, que es donde está Vicentin. La empresa está quebrada. Y quebró de alguna manera el Banco Nación. Hay 5000 o 7000 empleados que van a quedar sin nada. Lo de Vicentin es un ejemplo de lo que dejó estos cuatro años de neoliberalismo. Utilizar los fondos del Estado para fugar dólares. El liberalismo es el estatismo de los recursos de todos al servicio del capital financiero. Un préstamo de pre exportación entregado dos años sucesivos sin devolverlo. Y antes de irse del gobierno a una empresa que no lo pensaba devolver. Es muy grave lo que pasó. Supongo que actuará la justicia.
“Por este año no vamos a tener problemas financieros. Tenemos equilibrada la provincia y algo de reservas”
-¿Pero con respecto a la medida del Presidente?
-Lo que está haciendo ahora el Presidente es hacer que una importante empresa argentina no termine desguazada y su gente sin trabajo. No creo que haya sido otro el motivo y la decisión. Después, todo lo demás, eso de Venezuela, no existe. No es lindo tomar estas medidas pero a veces hay que tomarlas. La están tomando en Europa, lo que pasa es que cuando la toma (Angela) Merkel parece que está muy bien y cuando la toma un presidente argentino parece que está mal. Está mal para un sector que siempre va a estar todo mal porque es opositor.
-¿La oposición no le parece razonable?
-No toda la oposición pero hay una oposición que no es razonable. Y cuando hablo de la oposición no hablo solo de la oposición partidaria. Hay una oposición que tiene que ver con el poder económico y que piensa de otra manera. Hablo de aquellos que solamente generan mercados financieros para obtener una ganancia sin producir bienes y servicios. Nosotros, los sectores nacionales y populares, pensamos de otra manera.
-¿Le parece irreal la comparación con Venezuela?
-Sí. Me parece totalmente irreal. Fuera de lugar. Son todos esos cliché que se arman y se repiten.
-¿El Gobierno no podría haber generado otro escenario para que el Estado no tenga que absorber la deuda que tiene Vicentin? ¿Intervenir y generar condiciones para que una empresa privada se haga cargo?
-Seguramente será una segunda etapa. Esto es una opinión mía sin conocer la dimensión de la empresa. Hay cosas que pueden ser estatales y cosas que pueden ser privadas. La herramienta de la privatización es una herramienta que, si es con el fin en si mismo, no sirve. Y la estatización también. En mi opinión hay cosas como estas que tendrán que terminar en manos de sectores privados porque son mucho más eficientes. Que en este caso no ha sido y han hecho, lo que han hecho. Han mandado a la quiebra una de las empresas más importantes del país.
-En este caso el Gobierno tiene la decisión de mandar un proyecto de ley para expropiar la empresa.
-Si. Por eso se lo va a tratar en el ámbito que corresponda.
-Una idea que da vueltas sobre este tema es la que impulsó la diputada kirchnerista Fernanda Vallejos. Que el Estado se quede con un porcentaje de las acciones de las empresas que ayuda. ¿La comparte?
-No. Eso es una cosa descabellada. A nadie le ha interesado ese proyecto. Nadie lo conoce. El Estado lo que está haciendo no es ayudar a la empresa, es ayudar al empleado. El monto del 50% del sueldo generado por la parálisis de la pandemia va para el empleado. Ha sido pensado así. No sé qué estaba pensando la legisladora Vallejos cuando cree que va a la empresa.
-El Gobierno ha tenido que salir a aclarar que no va a intervenir en empresas privadas. Lo hizo antes y después del proceso de Vicentin, ya que el tema tiene un vínculo con la idea de Vallejos.
-Si, por supuesto. Pero la propuesta de Vallejos no tiene entidad.
“Los gobernadores de la oposición son más duros con la cuarentena que nosotros, los del oficialismo”
-Hay una causa por espionaje de la AFI durante el tiempo del gobierno de Mauricio Macri. Una lista de políticos, sindicalistas y periodistas que habrían sido espiados. ¿Durante el gobierno de Cambiemos se utilizó a los servicios de inteligencia para espiar a oficialistas y opositores?
-Es lo que está surgiendo. Ojalá que la Justicia lo pueda aclarar porque es un hecho muy grave. Se comentaba eso. Se sabía mucho. Porque aparecían periodísticamente escuchas. Hoy es una causa penal. Ojalá que la Justicia actúe con la máxima contundencia. No sé si estaré yo en esas listas. Pero había una sensación de que estábamos siendo espiados permanentemente.
-¿Que estaban siendo espiados durante la gestión de Macri?
-Sí, bueno. Hay una lista donde hay opositores y oficialistas. El caso D’Alessio fue un anticipo de lo que estábamos viendo. Lo que se estaba haciendo. Pero esto parece ser mucho más grave.
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