“El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”.
Esa es la definición de antisemitismo aprobada en el 2016 por la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA), una organización intergubernamental fundada en 1998 que reúne a gobiernos y expertos para promover la educación, la investigación y el recuerdo del Holocausto en todo el mundo, de la que Argentina forma parte desde el 2002.
Desde hoy, es también la definición de antisemitismo adoptada por la administración nacional que, a través de una resolución que hoy publicó el Boletín Oficial, invitó al Poder Legislativo, al Poder Judicial y a los gobiernos provinciales y otras instituciones públicas y privadas a adherir, “como guía de aplicación, con la finalidad de contribuir a la lucha de la República Argentina contra el antisemitismo en todas sus formas, colaborar en la construcción de una cultura de prevención de la hostilidad y la violencia a que llevan los prejuicios y la intolerancia, promover la educación para la pluralidad y reforzar la tarea de garantizar el cumplimiento del objetivo de la educación la memoria y la investigación del Holocausto y de sus lecciones para nosotros y las generaciones venideras”.
En especial, el texto destaca que la resolución consolida una política que se hizo visible con la presencia de Alberto Fernández en las ceremonias por el 75º aniversario de la liberación de Auschwitz y Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, que nuestro país es miembro pleno de la IHRA desde 2002 y que desde el 26 de mayo de 2016 los 31 países que la integran adoptaron la definición práctica, jurídicamente no vinculante, de antisemitismo".
El INADI hizo aportes en el texto de la resolución, buscando construir un “andamiaje jurídico que lleve claridad a la hora de de pelear contra el racismo y la xenofobia”, según explicó a Infobae la titular del organismo, Victoria Donda, seguramente preocupada por el crecimiento de las denuncias por racismo desde que empezó la pandemia de COVID-19.
La nueva norma se basa en que Argentina “ha demostrado su compromiso con el respecto irrestricto de los derechos humanos, adoptando los más altos y modernos estándares en dicha materia vigentes en el mundo” y que, ·en ese contexto, la lucha contra cualquier forma de discriminación, incluyendo el antisemitismo, es una de las políticas de Estado más importantes".
La agenda entre Argentina e Israel siguió muy activa después del viaje presidencial, aún durante la pandemia. La semana pasada, el designado embajador argentino, Sergio Uribarri, partió al destino y fue despedido en Buenos Aires por la embajadora israelí, Galit Ronen.
Por otro lado, también aterrizó en Ezeiza un avión de la compañía israelí El-Al, la compañía insignia del Estado hebreo, con un grupo importante de shojtim para controlar la faena kosher de carne argentina, garantizando ese mercado de alto poder adquisitivo para la producción local.
En el viaje que Fernández realizó el viernes a La Pampa, visitó el frigorífico Carnes Argentinas, uno de los que exporta carne a Israel, garantizando la continuidad de ese mercado, que el año pasado estuvo en el orden de los 200 millones de dólares, con más de 20 mil toneladas.
En el vuelo de regreso que partió el jueves, ciudadanos israelíes que aún permanecían en suelo argentino pudieron emprender la vuelta a sus hogares. La última vez que la compañía El-Al pisó suelo argentino fue en el 2017, cuando trajo al país al premier Netanyahu en visita oficial.
El Centro Simón Wiesenthal celebró la adopción de la definición. El doctor Shimon Samuels, director de Relaciones Internacionales de la organización sin fines de lucro, valoró: “La adopción por parte de Argentina de la definición que equipara antisionismo con antisemitismo va en la dirección correcta, como la decisión de calificar a Hezbollah como grupo terrorista de hace un año. Esperamos que el resto de los países de América Latina puedan emular este camino en ambos temas”.
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