“Alberto me enseñó que las operaciones que se cuentan son las que salen bien”, le respondió sonriente en la tarde de ayer Santiago Cafiero a uno de los tantos funcionarios del Gobierno que lo llamó para felicitarlo por el impacto que generó su frase contra Mauricio Macri al sacudir la modorra política de la cuarentena. Cafiero intentó dejar claro así que cuando dijo que “con Macri, esta pandemia hubiera sido una catástrofe” no improvisó ni se apartó del libreto que busca instalar el Gobierno. Todo lo contrario. Que sus palabras tienen un objetivo concreto y premeditado: provocar la reacción del ex presidente y forzar a quienes lo acompañaron hasta diciembre del año pasado a fijar una posición pública. Eso fue de hecho lo que sucedió y lo que explicaría el entusiasmo que mostraba a última hora el jefe de Gabinete.
Como preveían en la Casa Rosada, la respuesta de la oposición exhibió marcadas diferencias. Mientras Horacio Rodríguez Larreta sostuvo que no estaba de acuerdo con las declaraciones de Cafiero pero no pensaba entrar en discusiones políticas, el PRO difundió un duro comunicado en el que, entre otras cosas, aseguró que Macri “no habría aprovechado la pandemia para debilitar instituciones, eludir el control del Congreso y buscar la impunidad o la libertad de delincuentes condenados”.
Las palabras del jefe de Gabinete y del jefe de Gobierno porteño podrían dar origen a múltiples especulaciones. Por lo pronto, se podría empezar por preguntarse ¿por qué el Gobierno quiere subir al ring de la política a Macri? ¿Y por qué Rodríguez Larreta insiste en eludir al extremo cualquier confrontación con el oficialismo?
“Tenemos que provocar la discusión política. Los mismos que dejaron el país fundido hoy hablan como si fueran acompañantes terapéuticos que tienen respuesta para todo. Necesitamos que a la gente le quede claro que ellos gobernaron hasta hace 6 meses y que Macri se haga responsable del desastre”, le explicó a Infobae ayer uno de los principales funcionarios del gabinete.
¿Por qué ahora? Cerca de Macri aseguraron que la provocación del oficialismo los favorece y que se debe sobre todo a que las encuestas marcan una caída en la imagen de Alberto Fernández: “Le pegan a Mauricio porque están empantanados entre la cuarentena y la falta de acuerdo por la deuda. No tienen nada de la gestión para mostrar y por eso salen a atacarnos a nosotros”.
Hay quienes dudan también de que la frase de Cafiero sea parte de una estrategia global del Gobierno y la adjudican más a los supuestos intentos del jefe de Gabinete por congraciarse con el kirchnerismo. “Así como (Axel) Kicillof se cansó de criticar a María Eugenia (Vidal), él ahora sale directo a golpear a Mauricio", fue la lectura que hicieron en el entorno del ex presidente.
Los colaboradores de Cafiero rechazaron esos argumentos: “Santiago coincide con Axel porque no le parece lógico que él se tenga que hacer cargo de los cuatro años en los que no se hizo un solo hospital”. Y agregaron: “Nadie le pide un guiño a los K. No hace falta, está muy bien con ellos”. Son los mismos que confirmaron, aunque no fuera necesario, que el cuestionamiento de ayer a Macri tuvo una “intencionalidad de política electoral”.
La decisión del Gobierno de reposicionar como rival al ex presidente remite inevitablemente a la insistencia con la que el macrismo, impulsado por el asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba y Marcos Peña, se empeñó en sostener como principal contendiente a Cristina Kirchner. Lo hacían convencidos de que era la más fácil de derrotar en las elecciones presidenciales de 2019. Está claro que esos pronósticos fallaron.
¿Podría ocurrir lo mismo en el futuro con Macri? “Definitivamente no. Le gana cualquiera. Pero si no lo vamos a buscar para que se haga cargo de lo que dejó se la hacemos muy fácil”, respondieron cerca de Cafiero casi con la misma seguridad con la que solía argumentar Peña.
Sobre el final de la gestión anterior, Rodríguez Larreta fue uno de los más críticos con la estrategia política desplegada por la Casa Rosada y Peña terminó transformándose en su enemigo interno. El jefe de Gobierno porteño fue el único integrante del PRO que logró la reelección y nunca ocultó que sus ambiciones no terminaban allí. La intención de Macri de conservar el rol de líder opositor y la de Rodríguez Larreta de posicionarse como candidato presidencial para 2023 anticipaban las tensiones que ahora parecen a punto de salir a la luz.
Si bien el jefe de Gobierno porteño ya había dado sobradas muestras de querer evitar cualquier roce con la Casa Rosada en medio de la pandemia, su última reacción fue interpretada como excesivamente tibia por más de un integrante de Juntos por el Cambio. Es cierto que tampoco se mostró enfurecido semanas atrás cuando Kicillof criticó a Vidal y nadie puso en duda su afecto por la ex gobernadora bonaerense. Ayer, sin embargo, su respuesta sirvió para alimentar las suspicacias.
“No hay nada raro. Cuando le preguntaron, Horacio no sabía lo que había dicho Cafiero y lo tomó de sorpresa. De todos modos, dijo que estaba totalmente en desacuerdo. ¿Qué tendría que haber dicho? Habla con Mauricio y tiene su apoyo personal”, le dijo a este medio un estrecho colaborador del jefe de Gobierno porteño. También aseguró que desde la conducción del PRO le anticiparon que iban a sacar un documento fuerte y Rodríguez Larreta, que no participó de la redacción, estuvo de acuerdo. De todos modos, por algún motivo, por la tarde le pidió a su equipo que replicara sus declaraciones radiales de la mañana en su cuenta de Twitter. Y así lo hicieron, exactamente con las mismas palabras.
“Lo que sucede no debería sorprender a nadie: a Horacio hoy no le conviene pelearse con el Gobierno y se siente cómodo en este juego. En realidad, Horacio siempre jugó para Horacio”, sostuvo un ex funcionario de Macri y antiguo rival de Rodríguez Larreta en la interna porteña.
El jefe de Gobierno porteño tampoco piensa apartarse de su libreto. Está convencido de que la gente valora que oficialistas y opositores trabajen juntos para enfrentar la pandemia. Asegura que es poco relevante que Alberto Fernández le haya avisado minutos antes del anuncio que la extensión de la cuarentena sería esta vez por tres semanas. “Ellos fueron muy atentos conmigo y todo lo que plantee me lo aprobaron. Tomamos decisiones juntos todos los días”, le dijo esta semana a uno de sus ministros. “No me pienso enganchar en discusiones políticas”, repitió.
La relación entre Macri y Rodríguez Larreta será tema recurrente a medida que la cuarentena le ceda lugar a la política. Mientras tanto, el jefe de gobierno deberá presentarse en los próximos días en el juzgado de Lomas de Zamora que investiga una organización ilícita en las entrañas del gobierno de Macri que, como a otros dirigentes políticos, lo siguió y espió sin ninguna causa legal que lo justificara.
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