La CGT insistió ante el Gobierno y los principales exponentes del oficialismo de la Cámara de Diputados en la necesidad de salir gradualmente de la cuarentena para reactivar muchos sectores de la economía en el área metropolitana y reiteró la necesidad de institucionalizar el diálogo tripartito mediante la creación de una comisión que integre al Gobierno, los empresarios y los sindicalistas.
Así podrían sintetizarse los encuentros que cinco integrantes de la cúpula cegetista mantuvieron primero con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos, Máximo Kirchner, en la Casa Rosada, y más tarde con el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en el Congreso de la Nación.
Los dirigentes de la CGT que participaron de los encuentros fueron los cotitulares de la central obrera, Héctor Daer (Sanidad) y Carlos Acuña (estaciones de servicio), a quienes se sumaron Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (construcción) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias).
La presencia de Máximo Kirchner en la primera de las reuniones sirvió para que los dirigentes cegetistas recompusieran una relación con el hijo de la vicepresidenta que no estaba en su mejor momento. Curiosamente, fue el primer contacto de la CGT con el jefe del bloque oficialista.
El ministro se había reunido un día antes con el secretario adjunto del Sindicato de Camioneros, Pablo Moyano, quien había criticado a sus colegas de la CGT, sus rivales en la interna sindical: "Los que firmen rebajas salariales tendrán que rendirles cuentas a sus afiliados”, advirtió.
En la reunión de la Casa Rosada, en particular, se hizo un detallado análisis de la situación socioeconómica y laboral, además del pantallazo que ofrecieron los sindicalistas acerca de cómo la prolongación de la cuarentena en el AMBA está acentuando la parálisis de la actividad productiva.
Martínez, por ejemplo, brindó datos impactantes sobre la caída estrepitosa de la construcción: en abril pasado se perdieron 35.000 empleos en la actividad y el número total de trabajadores es hoy de 280.000, cuando hace un año y medio habían llegado a 430.000, según el último informe del Instituto de Estadísticas y Registro de la Industria de la Construcción (IERIC).
De ese panorama inquietante saltaron a un repaso, actividad por actividad, del impacto del aislamiento en las fuentes de trabajo, con especial hincapié en las suspensiones y en los problemas de muchos trabajadores para cobrar los sueldos, pese al programa de ayuda que puso en marcha el Gobierno para abonar el 50% de los salarios de las empresas en crisis por la inactividad económica.
En ese momento, los dirigentes de la CGT defendieron el acuerdo marco que firmaron con la UIA para facilitar las suspensiones del personal sin tareas por la cuarentena, con un recorte salarial del 25%, y consideraron que había aportado “un piso de protección” para los trabajadores en la emergencia.
A mediados de mayo, durante la primera sesión virtual de Diputados, Máximo Kirchner había criticado un acuerdo de similares características que firmó el líder del Sindicato de Alimentación Capital, Rodolfo Daer (hermano del cotitular de la CGT), con la empresa Mondelez.
Ante De Pedro y Kirchner, como luego ante Massa, los sindicalistas insistieron en la necesidad de que se cree un “comité pospandemia” para que entre el Gobierno, los sectores empresariales y los dirigentes gremiales analicen y definan un conjunto de medidas destinadas a reactivar rápidamente la economía una vez que se levante definitivamente la cuarentena obligatoria.
En el encuentro con el presidente de la Cámara baja también se conversó sobre la agenda legislativa pendiente y la conducción de la CGT se comprometió a hacer sus aportes a la elaboración de proyectos de ley que involucren temas sociales y laborales. De por sí, Massa y los dirigentes hablaron acerca de las iniciativas presentadas para reglamentar el teletrabajo.
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