El Frente de Todos recibió claramente el mensaje. A pesar de que el Gobierno maneja todos los resortes del poder, con un Poder Judicial prácticamente paralizado y un Poder Legislativo que recién empezó a moverse lentamente, mientras las provincias están sometidas a los favores discrecionales del Poder Ejecutivo, la oposición logró mantener la unidad y bloquear una sesión especial donde el oficialismo pretendía tratar la ley de alquileres y la ley de educación a distancia sin pasar por la discusión en comisiones.
La iniciativa del Gobierno no era ingenua. Como se trataba de dos proyectos de interés para la ciudadanía en medio de la pandemia, el Frente de Todos creyó que los senadores de Juntos por el Cambio no podrían negarse a habilitar el debate. Sin embargo, la oposición no cayó en la estrategia oficialista y se mantuvo unida.
Como se necesitaba dos tercios para habilitar una sesión especial, JxC logró 29 votos por la negativa y bloqueó la iniciativa oficial, poniendo en dudas una designación que es crucial para el oficialismo: Daniel Rafecas también necesita dos tercios de los votos para ser designado Procurador General de la Nación.
En rigor, con 25 votos en contra, el juez federal que desestimó la denuncia del fiscal Alberto Nisman contra Cristina Kirchner por supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA no puede lograr el respaldo al pliego que envió el Ejecutivo. Por eso el FdT entró hoy en alarma, ya que daba por descontado que la oposición hoy votaría dividida.
Pero tampoco es casual la postura de Juntos por el Cambio. Desde que perdieron las elecciones, sus principales dirigentes tuvieron la obsesión de mantener la unidad como estrategia central para garantizar el regreso de una opción no peronista al poder. “El 41% de respaldo que obtuvieron de la población a pesar de la crítica situación económica es un piso más que suficiente para la construcción de una opción competitiva ya en el 2021”, fue el sentido común que se instaló entre la dirigencia derrotada.
Hoy, por ejemplo, Alfredo Cornejo se comunicó con el titular del bloque JxC, Luis Naidenoff, y con el senador porteño, Martín Lousteau, para felicitarlos por el logro. “En Diputados están acostumbrados a ser demasiados laxos y enseguida entregan los principios, pero no es lo que les pasó a ustedes”, les dijo el presidente de la UCR. De todos modos, reconoció que el impulso que se dio en la Cámara baja de lograr 116 votos al pedido de una sesión especial para rechazar los “súperpoderes” del Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, fue otro ejercicio en la toma de volumen político.
Por cierto, saben que no pueden cantar victoria. En la historia de la democracia la oposición nunca se mantuvo unida cuando fue expulsada del poder por imperio del voto popular. El radicalismo se dividió, pero también el peronismo. “Esta situación (de que la oposición se mantenga unida) es inédita", suelen comentar los líderes parlamentarios de JxC, conscientes de que el Gobierno siempre tiene facilidades para quebrar lealtades políticas, de los que la oposición carece. Incluso ya hay rumores de que los senadores de origen peronista Juan Carlos Romero y Carlos Reutemann votarían con el oficialismo cuando la designación de Rafecas llegue al recinto.
“Yo creo que si no nos quebraron hasta acá, ya no van a poder, cuando se hará más evidente la debilidad del Gobierno por la fenomenal crisis económica que se viene”, razonó un encumbrado dirigente opositor. Y aportó un dato más: “si logramos frenar la designación de Rafecas también podremos frenar el aumento de miembros de la Corte Suprema si avanzar con eso”.
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