Finalmente, este miércoles no habrá paro en el servicio metropolitano de colectivos. A última hora, los opositores a la conducción de la UTA suspendieron la medida de fuerza de 24 horas luego del acuerdo al que se llegó para que los choferes del interior puedan cobrar sus sueldos de abril, uno de los reclamos por el cual se había dispuesto la protesta que iba a afectar el transporte en el AMBA.
La agrupación opositora Juan Manuel Palacios, liderada por Miguel Angel Bustinduy, anunció a las 22.40 la suspensión de la huelga porque “el Gobierno nacional ha adoptado medidas económicas paliativas en el sector, demostrando preocupación e interés en solucionar la crítica situación salarial de los trabajadores de larga distancia e interior del país”.
“Sin perjuicio de ello, debe resaltarse que la lucha por las reivindicaciones continúa sin pausa, y sin ninguna concesión a las posturas erráticas y pendulares de la conducción central de la UTA”, destacaron los adversarios internos de la cúpula del sindicato.
El paro iba a afectar a las líneas de colectivos del Grupo DOTA y fue decidida “para terminar con las desigualdades a la baja en la remuneración”, para “exigir (a la conducción del sindicato) que garantice y proteja los derechos de los trabajadores” y por “la dramática y crítica situación salarial en que se encuentran los conductores de larga distancia como los trabajadores del interior”.
Los opositores aludían al paro de colectiveros en distintas provincias por la falta de pago de los sueldos, aunque a última hora tarde se alcanzó un acuerdo entre el gremio, la cámara patronal y los funcionarios de Trabajo y Transporte, por lo que a medianoche se levantará la protesta en casi todas las provincias. El conflicto ya estaba solucionado en Santa Fe, Tucumán, Chaco y San Juan.
El entendimiento, que se prolongó durante un mes en casi todo el país, fue posible porque el Gobierno nacional aceptó brindar una asistencia financiera para que las empresas del sector pudieran pagar los salarios adeudados de abril.
De todas formas, el paro anunciado y finalmente levantado en el AMBA puso en evidencia el profundo enfrentamiento entre el líder de la UTA, Roberto Fernández, y el titular de la agrupación opositora Juan Manuel Palacios, Miguel Angel Bustinduy, quien encabezó los graves incidentes que se produjeron en diciembre pasado en la sede del sindicato, donde un grupo entró por la fuerza, destrozó muebles y robó computadoras, televisores y hasta un árbol de Navidad.
En los disturbios hubo ocho heridos como producto del enfrentamiento entre choferes oficialistas y opositores, y durante la toma del edificio Roberto Fernández tuvo que atrincherarse en el techo y prometió “matar a fierrazos” a quienes quisieran llegar hasta adonde estaba él para enfrentarlo.
Bustinduy formaba parte de la conducción del sindicato, pero rompió con el oficialismo de Fernández y presentó una lista opositora en las elecciones de octubre pasado, que fue impugnada. La agrupación disidente fue apadrinada por Hugo Moyano, de muy mala relación con el jefe de la UTA.
El 30 de abril, este mismo sector opositor comenzó un paro (al que se sumó la UTA) en reclamo de que se cumpliera el nuevo protocolo de seguridad que dictó la Comisión Nacional de Regulación del Transporte (CNRT), que los obligaba a usar barbijos.
La UTA desautorizó el nuevo paro dispuesto por los opositores internos y lo atribuyó a "razones de especulación política y defensa de oscuros intereses”. El secretario de Prensa de la UTA, Mario Calegari, dijo a Infobae que “el paro es para DOTA y no para el transporte en general porque la UTA no ha decretado ninguna medida de fuerza y desconoce” la que impulsa Bustinduy, a quien calificó como “una persona que no es dirigente, no es delegado, no tiene ningún cargo estatutario y no es nada”.
“Nosotros, la UTA, comprendemos la gravedad de la emergencia y afrontamos nuestras responsabilidades cumpliendo con las directrices de lo que el Gobierno ha dispuesto -dijo el sindicato en un comunicado de prensa-. Transportamos a los trabajadores de las actividades esenciales y corremos los riesgos que este accionar implica, apelando a la unidad y a la paz y la esperanza, y ellos en cambio eligen dividir y privilegiar sus mezquinas aspiraciones”.
Los opositores, a su vez, consideraron que el secretario general de la UTA “ha abandonado a su suerte las reivindicaciones de los trabajadores del interior del país” y “ha fragmentado y debilitado, en su propio beneficio, y con oscuros intereses comerciales, esa histórica hegemonía y unidad (del sindicato), destrozando la estructura gremial de la institución”.
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