Horacio Rodríguez Larreta volvió a diferenciarse del sector más radicalizado de Juntos por el Cambio e insistió en que la crisis sanitaria “no es una situación para sacar ventajas políticas”. “Que otros lo hagan, no me van a llevar a mí a tener esa conducta”, resaltó el jefe de Gobierno porteño durante una charla virtual organizada por la Coalición Cívica, según confiaron fuentes que participaron del encuentro remoto y que también contó con la presencia de María Eugenia Vidal y Maximiliano Ferraro en la sede de la calle Uspallata.
A pesar de las discrepancias internas y de los cruces especialmente con la provincia de Buenos Aires, que vuelven a aparecer en la previa del anuncio de extensión de la cuarentena, la frase de Rodríguez Larreta confirma que vuelve a aferrarse a su relación con la Casa Rosada en la administración de las crisis sanitaria, social y económica que se desarrollan por el avance del coronavirus en el país, cuya ferocidad más potente tiene su epicentro en el área metropolitana. Vidal, por caso, coincidió en el respeto a los “oficialismos” -es decir, los dirigentes con responsabilidad de gestión-, y pidió empezar a barajar una alternativa recién de cara al próximo año.
Desde la administración de Axel Kicillof salieron esta mañana a marcar la cancha en torno a la continuidad del confinamiento en el AMBA. “Si no tomamos una definición que reduzca la cantidad de casos drásticamente, en semanas el sistema de salud se va a colapsar”, subrayó Nicolás Kreplak, viceministro de Salud provincial. “Cuando hablamos de achatar la curva nos referimos a esto: cuando se empiezan a duplicar los casos hay que achatar la curva. Entonces ahora es cuando hay que producir las medidas de contención que reduzcan la cantidad de casos”, agregó.
La posición del Gobierno bonaerense abre un serio interrogante para la administración porteña en vísperas de la reunión que esta tarde mantendrán en Casa Rosada los jefes de gabinete de la Ciudad y la Provincia y los ministros de Salud, del área social y de Seguridad de ambos gobiernos junto a sus pares de nación, encabezados por Santiago Cafiero.
Es que, como publicó ayer Infobae, a Rodríguez Larreta le empiezan a aparecer cuestionamientos internos por la modalidad de continuidad del aislamiento, decretado por primera vez por Alberto Fernández el pasado 20 de marzo. En la reunión de gabinete del miércoles hubo un respetuoso pero intenso debate que se acrecienta por estas horas por la marcha atrás de unos 10 mil comercios de zonas con supuesta aglomeración de vecinos que volvieron a cerrar sus persianas hace una semana, después del anuncio de prórroga del confinamiento del Presidente, el jefe de Gobierno y el gobernador bonaerense. Eran parte de los 60 mil comercios, según la información oficial, que pudieron reabrir el 12 de mayo pasado.
Hasta ahora, y desde el inicio de la crisis, Rodríguez Larreta resolvió que las decisiones vinculadas a la pandemia serían consensuadas con la Casa Rosada. A eso se debió la vuelta atrás con la apertura de comercios, definida después de la extensa reunión de hace dos miércoles en Olivos junto al Presidente, Kicillof y los equipos de los tres gobiernos. Antes de eso, había habido una fuerte presión bonaerense para que la Ciudad tomara al final esa decisión.
La pregunta, entonces, vuelve a imponerse mientras empieza el análisis entre las tres administraciones antes de la oficialización del fin de semana. ¿Cuál va a ser la postura que la Ciudad llevará a las reuniones que empezarán esta tarde? ¿El jefe de Gobierno va a entrar en cortocircuitos con la Provincia? ¿El AMBA volverá una fase atrás si los contagios crecen más de lo esperado?
Las autoridades políticas de la Ciudad empiezan a palpar el humor social que se refleja en las encuestas que consumen semanalmente: los porteños están a favor de la cuarentena, pero piden una salida. La fatiga, y el factor económico -casi la mitad de los comercios no pudieron pagar el alquiler en mayo- pone a Rodríguez Larreta en un aprieto. Hasta ahora, el jefe de Gobierno se siente a gusto con su ministro Fernán Quirós. “Estamos ocupándonos. Tenemos un número alto de contagios, pero estable y controlado. Las decisiones que estamos tomando, las tomamos en base a datos y evidencia”, abundó durante la charla virtual con la Coalición Cívica.
El Gobierno porteño esperará de todos modos a fines de la semana para ver cómo continua la curva de contagios y concluir en una posición definitiva. En los últimos días, los contagios de COVID-19 en la Ciudad se posicionaron en torno a los 400 diarios.
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