Por iniciativa de las legisladoras del Frente de Todos, Lucía Cámpora y Ofelia Fernández, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires declaró durante la sesión ordinaria de este jueves su profundo pesar por el fallecimiento por coronavirus de tres referentes sociales de la Villa 31: Ramona Medina, Víctor “Oso” Giracoy y Agustín Navarro.
Al hacer uso de la palabra, Lucía Cámpora recordó a los tres referentes barriales e indicó: “Llevamos dos meses de pandemia y todavía la Ciudad de Buenos Aires no tiene un protocolo específico para villas, asentamientos y barrios populares. Cuando la emergencia sanitaria pase, el coronavirus se va a ir, pero la desigualdad va a continuar y tenemos que construir las herramientas para seguir combatiendo este flagelo que aqueja a muchos porteños y porteñas".
En el mismo sentido, Ofelia Fernández sostuvo: “Las vecinas y vecinos de los barrios populares de la Ciudad le hacen frente hace años al abandono del Gobierno. La organización colectiva apenas alcanza para la supervivencia y en este contexto el Gobierno de la Ciudad tiene que dar respuestas contundentes y urgentes. Los parches que se ponen ahora no alcanzan para tapar la miseria estructural. Necesitamos un protocolo para actuar de forma integral ya, pero además hay que repensar la política a largo plazo y cambiar drásticamente las prioridades”.
Por su parte, Victoria Montenegro, expresó: “Nos duelen las muertes porque sentimos que quizás las podríamos haber evitado si hubiera estado el Estado presente. Insistimos con los protocolos en las villas porque consideramos que son necesarios. Nos pusimos desde el primer día a disposición para poder trabajarlos juntos porque advertimos que de lo contrario íbamos a tener un grave problema en las villas”.
“Es una suerte que enfrentamos esta pandemia con un Ministerio de Salud de la Nación porque no sé qué hubiera pasado si tuviéramos hoy una Secretaría de Salud. Estuvimos semanas pidiendo hisopados al Gobierno de la Ciudad. Si finalmente el Estado llegó a las villas fue gracias al Gobierno Nacional que llevó el programa Detectar, si no, esos hisopados no se hacían”, señaló.
Finalmente, Laura Velasco aseguró que “Ramona, el Oso y Agustín Navarro, militantes populares muertos de la villa 31, expresan cómo hoy son los movimientos sociales quienes están poniendo el cuerpo a esta pandemia en los barrios vulnerables de nuestra Ciudad”.
Y añadió: “Necesitamos avanzar sobre herramientas concretas que pongan allí la presencia del Estado de la mano de las organizaciones sociales y esos son los proyectos que tenemos que discutir en esta Legislatura, para acompañar a quienes con un gran compromiso están sosteniendo el cuidado de los vecinos y las vecinas, porque en el barrio, si no hay un comedor abierto, si no hay un merendero, se mueren de hambre”.
Los referentes del barrio Padre Mugica
Ramona Medina era comunicadora y coordinadora del área de salud de la Casa de las Mujeres y Disidencias de la organización social La Poderosa. Falleció el 17 de mayo en el Hospital Muñiz y era considerada dentro de los grupos de riesgo dado que era diabética e insulino-dependiente.
Un par de semanas antes de su fallecimiento, había denunciado la falta de agua en la villa 31, a través de un video que se difundió por las redes sociales de la revista La Garganta Poderosa. "Nos piden que nos higienicemos, que nos lavemos las manos, que tengamos mayor cuidado, que nos pongamos tapabocas, que no salgamos a la calle. ¿Y con qué lo hacemos si no tenemos agua?”, preguntó Ramona, llena de indignación.
En tanto, Víctor Giracoy (60) dirigió el comedor “Estrella de Belén” por más de 25 años. “Era un referente del barrio, desde la época de la dictadura. Era una persona indiscutible”, lo recordó Emilia, otra integrante del Comité de Crisis Barrio Padre Mugica.
Por su parte, Agustín Navarro, de 57 años, pertenecía a la agrupación Barrios de Pie y coordinaba el funcionamiento del merendero Otti, en la Villa 31, donde acuden diariamente entre 50 y 100 chicos. En un primer momento, había sido aislado en un hotel en Recoleta, pero luego su condición empeoró y fue trasladado al Hospital Ramos Mejía. Finalmente, su cuadro se complicó porque también padecía problemas respiratorios.
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